La salud de los líderes distritales y la necesidad de repensar el estilo del Intendente

La salud de los líderes distritales y la necesidad de repensar el estilo del Intendente

Por: Dardo Lambertt Ayer a la mañana temprano nos despertamos todos con la información sobre la salud del intendente Fernández y una nueva intern

Por: Dardo Lambertt

Ayer a la mañana temprano nos despertamos todos con la información sobre la salud del intendente Fernández y una nueva internación en este caso en una clínica porteña. La información oficial consigna que se trata de una intervención programada y una consulta previamente concertada como secuela de su afección cardíaca. A la tarde, posteó en las redes sociales que se encuentra bien y con ganas de volver a la ciudad.

Este nuevo episodio nos hace reflexionar sobre el cuidado de la salud de quien la gente votó para conducir los destinos de la comunidad, en un distrito que tiene antecedentes de afecciones de salud en sus gobernantes y convierte ese lugar casi en una silla eléctrica para aquellos que abrazan la función pública y la pasión política, expuestos a una sobre carga horaria y de responsabilidades.

Hay un discurso, de un sector de la sociedad, que alienta que nadie los obliga a hacer ese trabajo, que lo eligen. Pero más allá de este discurso de la anti política, que deshumaniza a los políticos y muestra poca empatía; lo cierto es que los intendentes son vecinos nuestros que la gente los vota para ejercer una función pública y hay que ser respetuoso de lo que la gente elige.

Ahora lo que tenemos que repensar es el rol del intendente municipal made in Trenque Lauquen, que lo diseñó  Barracchia y fuimos asimilando con los años que esa impronta estaba tejida dentro de los cánones normales: un estilo sobreprotector y omnipresente del jefe comunal, capaz de hacer todo en todo momento. Esa imagen se convirtió en un pesado lastre con el que tuvieron que lidiar sus sucesores y los que pretenden sentarse allí.

Las preguntas a responder es si debemos considerar como normal ese estereotipo. Que un intendente deja su tiempo, su trabajo, su familia y su vida y esto no es literal porque dejan su vida, si vale la pena tener dirigentes políticos tipo mártires que esfuman su juventud, vigorosidad y vitalidad y escurren como agua entre los dedos sus días entre esas 4 paredes de la Municipalidad, y nos priva de tenerlos quizás desde otro lugar pudieran estar haciendo un gran aporte en el futuro, sin necesidad de poner tanto el cuerpo en el campo de batalla.

Esto ocurre en Trenque Lauquen y ciudades cercanas donde se impuso este rol que indudablemente lo gestionó Barracchia que nos hizo creer que se puede hacer todo. Pero no se puede hacer todo, las horas y los tiempos de los mortales, de la gente común tiene un límite e iluminados y fuera de serie como él no se consiguen todos los días.

Tenemos que ser capaces de analizarlo sin pensar exclusivamente en Fernández, lo mismo para quienes vengan en el futuro sean del partido que fueren.

Quizás es hora de que haya equipos técnicos más adiestrados y más puestos en la cancha; no quiero decir con esto que Miguel Fernández no los tenga pero quizás esta reestructuración de la figura del mandatario sobre la que hacemos mención debería comenzar por ellos mismos, que sean menos personalistas y centralistas.

Entonces poner sobre la mesa perspectivas analíticas del tema y discutir si hay que tratar con modelos de conducción históricos problemas contemporáneos, y si podemos despegar los análisis centrados exclusivamente en los actores, y le damos más bien una mirada más colectiva. Invitamos así a crear un neoinstitucionalismo en Trenque Lauquen.

Nosotros como vecinos y la clase dirigencial debe poner en discusión este tema. Está claro que hay otros temas más importantes en la agenda pública como el hambre, la pobreza, la desigualdad, la emergencia sanitaria y demás pero este se vuelve impostergable porque evidentemente en otros lugares ya saldaron esta disyuntiva. Uno ve a los intendentes del GBA de todos los partidos, desfilando en los medios haciendo campaña en el interior y se lo ve con mucho más tiempo que los nuestros acá, que pasan horas firmando papeles, dando audiencias a vecinos y haciendo una tarea de 24 por 24.

Este estilo de conducción impuesto por Barracchia ya no es viable para el resto de los mortales. 

Hay una prensa nacional agrietada que ante casos de salud habla de síndrome de hubris, de enfermos de poder y deslegitima y bastardea el ejercicio de la política y el acto de gobernar.

Hay distintas maneras de ver la realidad y lo que nos pasa, y de comunicarla.

Nosotros aquí, por el contrario enaltecemos a los vecinos que ponen el cuerpo para hacer política, aunque esto no quiere decir que no critiquemos luego acciones de gobierno, pero valoramos la militancia y la función pública, y abogamos para que esto no sea un camino de deterioro humano y sanitario para los que caminan las arenas de la política.