“Petete” Milani, una historia de lucha y compromiso

“Petete” Milani, una historia de lucha y compromiso

Cuando el historiador Felipe Pigna explica por qué escribió el libro “Mujeres insolentes” en el que se mete con las historias de mujeres valientes, ar

Cuando el historiador Felipe Pigna explica por qué escribió el libro “Mujeres insolentes” en el que se mete con las historias de mujeres valientes, arriesgadas, talentosas, capaces de ir contra lo que su época decía que había que hacer, señala que todo surgió por sus charlas en las escuelas en la que los niños lo interrogaban acerca de por qué no hay mujeres en los manuales de estudio.

La historia, global y doméstica, ha sido mezquina quizás con los actos de las mujeres, de nuestras vecinas, que hicieron mucho por sus comunidades pero siempre desde un lugar silencioso. Por eso, cuando hace casi 10 años, en La Plata, y de manos del por entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli, Elisabeth Marchelli de Milani “Petete” recibió una distinción como una de las mujeres destacadas de la provincia de Buenos Aires por su trayectoria de lucha, sacrificio y dedicación comunitaria a través de la militancia política y por su labor en instituciones intermedias del distrito de Rivadavia,  todos sintieron que fue un acto de absoluta justicia.

Aquel diploma, que aún conserva, fue el reconocimiento merecido a una señora que se hizo en el hacer, y que mucho antes de la reivindicación de género y los movimientos feministas que pusieron sobre la mesa la problemática de la mujer que eran considerados invisibles hasta no hace mucho tiempo, logró hacerse lugar en un mundo de hombres y se convirtió en la primera secretaria del Concejo Deliberante mujer, y la primera presidenta del HCD rivadaviense aún mucho antes que se discutiera la ley de cupos en 1991.

El secreto de esta mujer de 85 años es pensar que los lugares “hay que ganárselos” y dar la pelea en la misma arena. Hoy, retirada ya de casi toda la actividad que la tuvo enrolada durante años como Lipolcc, Bomberos Voluntarios, la Cooperativa de Electricidad, el Instituto América, la Escuela 1, Cáritas y la política, donde siempre militó en el radicalismo, mira hacia atrás y dice en una entrevista con este diario que está satisfecha con el camino recorrido.

Una historia de vida

“Petete” es para los rivadavienses una personalidad destacada. Llegó de General Pico, La Pampa, porque su familia se radicó en Rivadavia por cuestiones laborales y allí se quedó. De tradición radical, estudió en Buenos Aires y ejerció la docencia durante 32 años en América, en 1958 ganó un concurso y se convirtió en la primera secretaria del HCD de Rivadavia.

Con el advenimiento de la democracia comenzó su militancia política y en 1985 fue electa concejal y una vez asumida fue elegida presidenta del HCD. Cabe consignar que la ley de cupo femenino que estableció el 30% de las listas para las mujeres es de 1991.

“Nos tocaron momentos difíciles por la inundación y desde el HCD se trabajó mucho” recuerda hoy en una charla con este diario. Fue candidata a intendente y a diputada aunque no accedió a ninguna de las dos instancias.

“En la reforma constitucional de 1994 las mujeres hablaban de lo difícil que era participar, que no les dejaban lugar. Yo expuse mi situación local en la que siempre había tenido espacios y lográbamos hacernos valer”, le dijo a OESTE BA.

Después fue presidenta del consejo de Bomberos Voluntarios “hacía poco tiempo me había jubilado. Una  amiga de aquel entonces me anotó en la comisión, yo le había pedido que quería ingresar, porque mi marido fue de los fundadores  y mi hijo fue bombero, pero en la reunión me anotaron directamente como presidente”.

También fueron momentos duros “no teníamos nada, la cuenta corriente estaba en cero, tuvimos que hacer un gran trabajo, comprar equipamiento, adquirimos autobombas usados, una camioneta para el traslado de los bomberos y se hicieron muchas cosas. Fue un comienzo difícil, porque no tenían ni combustible”. Entre las medidas adoptadas surgió el aporte voluntario en el recibo de luz “los bomberos son seres especiales, están siempre dispuestos a ayudar a los demás”.

Se desempeñó además en la Escuela 1, en el Instituto América, y fue secretaria del consejo administración de la Cooperativa de Electricidad. Además en Cáritas, Lipolcc y distintas instituciones de fomento.

“Siempre sostuve que los lugares hay que ganárselos, las mujeres no tenemos que quedarnos, tenemos que ganarnos los espacios, hay que elegir un lugar de vocación comunitaria y desarrollarte. Tenemos los mismos derechos así que hay que ganarse los cargos, los lugares, lo que sea, no esperar un cupo o algo así, no hay que bajar los brazos”.

También dijo que la motivó siempre “el fin comunitario” y que la función pública “es para servir a los demás”. En el final, cuando se le preguntó por el camino recorrido respondió “estoy muy contenta con lo que logré hacer, si no tuviera problemas en las piernas ahora seguiría haciendo algo”.