La obra de ampliación del Jardín Corazón del Instituto Miguel Di Gerónimo avanza a buen ritmo y las autoridades de esa casa de estudios se entusiasman con inaugurarlas para el inicio del ciclo lectivo 2022.
Se trata de la culminación de parte del proyecto general para la educación inicial del Instituto que se mudó en parte hace 2 años a la calle Mitre y Presidente Uriuburu, y que ahora busca completar la infraestructura gracias a un aporte eclesiástico italiano con el que se pagará esta nueva etapa de la obra.
Así lo reveló a este diario Fernando Belén uno de los representantes legales del Instituto Miguel Di Gerónimo una escuela privada con subvención estatal y que es coordinada por el Obispado.
Es una de las casas educativas más grandes del distrito. Cuenta con 1321 alumnos distribuidos de la siguiente manera:
- Jardín 238
- Primaria 531
- Secundario 552
Como se dijo, parte del Jardin se inauguró hace un par de años y se logró mudar en gran parte las actividades que se dictaban en el viejo edificio, ahora se construyen las dependencias y servicios y el ingreso principal, la sala de música, baños, depósitos, etc. El plan de 300 metros cuadrados es de 9 meses, comenzó en marzo de este año pero los más optimistas creen que estará para marzo 2022 cuando se inicie el ciclo lectivo.
“Hace muchos años que el colegio compró el terreno, se inició la construcción del jardín primero se hizo el gimnasio y luego las aulas, el sum y hace dos años aproximadamente se logró la mudanza” contó Belén. Como se verá es un proyecto de largo alcance.
En tiempos difíciles y con los costos de la construcción por las nubes, la entidad educativa pidió una donación a la Conferencia Episcopal Italiana que resultó favorable luego de varios trámites y documentación presentada y con ese dinero se encaró el proyecto que es guiado por el estudio de arquitectos Pellegrini y Llamedo, y ejecutado por la constructora Fabián Rossi.
Sin ese aporte de recursos extraordinarios hubiera sido impensado levantar los ladrillos. Las etapas anteriores se ejecutaron a base de polladas y rifas, algo que hoy parece lejano para reunir esos montos económicos. “A pesar de los vaivenes de la economía pensamos que vamos a poder terminar la obra con ese dinero”, dijo Belén.
El jardín necesita las instalaciones. El Instituto está al límite de su capacidad en la matrícula “por eso teníamos dificultades para hacer las burbujas” en tiempos de pandemia. En el viejo edificio metieron mano e hicieron nuevos salones para hacer sólo 2 burbujas y que los chicos puedan tener clases semana por medio, de otra manera se veían en la escuela cada 21 días. Ahora, dijo el entrevistado trabajan a contrareloj para garantizar el cumplimiento del horario total de las clases.
PANDEMA Y EDUCACIÓN
“La pandemia generó más costos por los elementos de sanitización y tuvimos que incorporar más personal de maestranza para limpiar más y eso sale de fondos propios” sin embargo, dijo, encontraron una “gran respuesta en las familias porque a pesar que los chicos no tenían clases presenciales y las familias tenían muchas dificultades económicas hubo un gran cumplimiento con los pagos de la matrícula”. El 12% del alumnado está becado.
Con la obra se mejorarán las instalaciones pero no se ampliará la capacidad. De hecho, hay una lista de espera de 100 alumnos que no tienen lugar. Si bien el proyecto prevé más ampliaciones, la decisión de sumar cursos no depende exclusivamente de las autoridades del Instituto ya que necesitan la subvención estatal para pagar el sueldo de los docentes.
“Con los directivos analizamos qué colegio pensamos de acá a 20 años porque la ciudad crece muy fuerte y todas las instituciones educativas privadas o públicas están completas. El desafío es cómo contribuir a la solución de esta problemática que ya plantea hoy la ciudad y con educación de calidad”, concluyó.