Francisco Recoulat mantiene el mismo tono calmo siempre. A primera hora de la mañana cuando abre la votación en una escuela de la ciudad cabecera o a las 22 horas cuando los resultados le otorgan un categórico triunfo inobjetable. Es mesurado hasta para los festejos, dice que falta mucho, que la elección verdadera es en noviembre y que hay que seguir gobernando.
Recoultat es el más joven de todos los candidatos que se presentaron ayer (cabeza de listas) pero demostró una amplia madurez en el proceso electoral. Ha sabido edificar su figura desde los cimientos. Hace 4 años estaba en el lugar 5 de la lista, no lo conocía nadie y todo se lo ganó solo. En política, nadie regala nada.
Hoy es el presidente del bloque del oficialismo y con 30 años es el gran ganador de la elección distrital e ineludiblemente es la cara de la renovación y la sucesión de Miguel Fernández que no puede reelegir en el 2023.
La vida no ha sido fácil para él, como para muchos jóvenes en nuestro país. Logró sobreponerse a situaciones personales, apostó al trabajo y al esfuerzo, y sobre el eje de un perfil conciliador y dialoguista comenzó a dibujar una imagen que hoy es todo potencial.
La virtud es no ser un abonado a la grieta, mostrarse como un dirigente formado, estudioso y trabajador. En tiempos de política bajo cero, en poco tiempo este ingeniero agrónomo logró seducir a un amplio porcentaje del electorado. Nace un candidato ya consolidado, para Recoulat esto recién empieza.