El control de precios no controla la inflación

El control de precios no controla la inflación

Por Gianluca Scalise (*) El principio y el final, también el título de la presente columna de opinión, dirán lo mismo: El control de precios no co

Por Gianluca Scalise (*)

El principio y el final, también el título de la presente columna de opinión, dirán lo mismo: El control de precios no controla la inflación. Ante la mirada atenta del lector/a, me quiero disculpar por lo repetitivo del mensaje, pero necesitamos dejarlo en claro para pasar a la siguiente discusión.

Cualquier persona que en estas últimas 2 semanas haya posado al menos unos 20 minutos por los canales de televisión o leyendo en las redes sociales a los grandes medios de comunicación, se encuentra en condiciones de afirmar que el gobierno de Alberto Fernández implementó, a partir de la asunción de Roberto Feletti en la Secretaría de Comercio Interior, un programa de control de precios sobre productos alimenticios de consumo masivo. ¿Cuál es la razón de ser de la presente medida? Mucho ruido y poca claridad. Rápido, podríamos decir que, para controlar la inflación, también que la implementación de dicho control no encuentra el respaldo de resultados positivos para detener el proceso inflacionario. Mucha verdad, nada de mentira. Pero… veamos:

¿Qué es la inflación que tanto nos aqueja? En palabras del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación es un fenómeno multicausal, y reducirla requiere políticas macroeconómicas consistentes y esfuerzos de coordinación para ayudar a anclar las expectativas de inflación. En otros portales y columnas de opinión podrán leer algo distinto que diga más o menos así: la inflación es siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario; podrán ver también que quienes adhieren a esta última teoría atentan contra el control de precios. Ya veremos por qué. Yo supongo, que es porque solo tienen una teoría en la mano, y no se permiten entender las complejidades de la economía real de nuestro país y sus actores, más allá de lo estructurado de un modelo matemático/económico. También porque se encuentran movilizados por sus propios intereses.

Retomemos… ¿A qué se refiere el FMI con el término multicausal? Lo que se plantea, es que los procesos inflacionarios se desarrollan a partir de múltiples causas, y en consecuencia, tienen múltiples explicaciones. Entre las causas, la más mencionada o quizás la única, nos encontramos con la expansión monetaria o la máquina de imprimir platita como diría, bastante flojo de papeles y argumentos, el economista Martin Tetaz.

¿Y EL RESTO?

Las teorías ortodoxas, plantean que la inflación ocurre siempre por un exceso de demanda por sobre la oferta potencial lo cual implica un incremento en el nivel de precios para encontrar un nuevo equilibrio en los mercados. Como acostumbramos en economía, ante un problema, ensayamos una respuesta: las teorías ortodoxas ante el mencionado diagnóstico proponen controlar los aumentos en el nivel de precios a través de incrementos en la tasa de interés del Banco Central ¿Funciona en Argentina? No, siguiente pregunta. Durante la gestión del ex presidente Mauricio Macri, la tasa de política monetaria alcanzó un pico de 86% en 2019 (si, fue la más alta del mundo) y la inflación en dicho año fue de 53.8% (el índice más alto desde 1991 para Argentina). Mal diagnóstico del problema, peor solución: no se puede remediar un dolor de cabeza con masajes en los pies, al menos en la medicina tradicional. En economía parece que tampoco. No me quiero desviar del tema, pero de paso, imagínense lo que significó una tasa de interés al 86% en el mercado crediticio. Derechito al Fondo.

Sigamos. No todo lo malo que nos pasa es culpa nuestra: Cuando en el mercado internacional se dan aumentos en los precios de bienes transables, commodities y/o insumos que utiliza nuestra economía interna para la producción de bienes ¿Qué sucede? Se incorpora un nuevo componente que genera un impacto sobre el nivel de precios que es la inflación importada a partir de un incremento en los costos de insumos que se importan o bien de productos que se compran en el exterior. 

El sector externo de nuestra economía nacional aporta nuevas causales de inflación en nuestro país, además de la inflación importada vía las condiciones del comercio internacional, podemos encontrarnos con la inflación cambiaria. El sector externo tiene una particularidad, que, en pocas palabras, se expresa en la restricción de divisas, dólares, monedas internacionales, monedas que nuestro país no imprime. La falta de divisas para hacer frente a las demandas de una economía en expansión, al final se traduce siempre en decisiones de índole política: incentivar el aumento de producciones exportables, tomar deuda o devaluar nuestra moneda. Está última iniciando un proceso de impacto en los precios de los bienes exportables que luego se traslada a aumentos de precios en nuestra economía interna. Sin dejar de mencionar, la pérdida en términos reales de los salarios en nuestra moneda.

Repitamos. No todo lo malo que nos pasa es culpa nuestra, parte II: Dependiendo del grado de apertura de nuestra economía y otras variables, los shocks externos entendidos como aquellos sucesos con origen en economías de países centrales y/o aquellos con los cuales tenemos relaciones, pueden generar la necesidad de modificar el Tipo de Cambio Real para reestablecer el equilibrio externo. Y ¿qué pasa? Otra vez sopa, se generaría una caída en los salarios reales de la fuerza laboral. Y esto, no termina acá: los trabajadores, por lo general, no están dispuestos a soportar el costo de la pérdida, motivo por el cual surge una puja distributiva que atenta contra el margen de ganancias de los empresarios generando una inercia inflacionaria resultante de algún shock externo. 

A esta altura, ya podemos decir que está claro que ningún funcionario serio y en sus cabales, buscaría resolver el proceso inflacionario controlando el precio de algunos productos ¿No? Pues claro, es que el control de precios no es para controlar la inflación.

UNA MÁS Y NO JODEMOS MÁS

Para entender la complejidad de la cuestión, la necesidad de involucrarse y no caer en la trampa de juzgar cada programa implementado de manera individual es necesario visualizar como un todo, un Programa Económico con sus distintas herramientas de política para cada una de las causas inflacionarias que he detallado. Ahora si, las expectativas y la inflación inercial: la formación de expectativas (¿Ustedes no escuchan y/o leen que todo el tiempo nuestro país va a explotar? Raro es que nunca nos avisan cuando en realidad explota) que realizan los agentes económicos con respecto al nivel de inflación del periodo anterior, con lo cual toman decisiones sobre los niveles futuros de inflación trasladando las variaciones de precios a lo largo del tiempo.

Aquí no vamos a solucionar el proceso inflacionario que atravesamos, pero podemos decir que necesitamos de un gran acuerdo económico, social y político para ponerle fin a un mal que nos aqueja hace tiempo a todas las personas que habitamos este país, quizás es hora de dejar las mezquindades de lado e invitar a todo el arco político a transformar la realidad. Hoy, a corto plazo, invitar al Intendente Miguel Fernández y el equipo de gestión que lo acompaña en la municipalidad de Trenque Lauquen a participar activamente en el control de precios con el fin último de que en la mesa de cada hogar de nuestra ciudad haya un poco más en la mesa, y otro poco más en el bolsillo. Al fin y al cabo, entre tanta pérdida y dolor que atravesamos durante todo este tiempo, nos merecemos transitar las fiestas de la mejor manera posible y empezar a construir la ciudad que queremos.

Para terminar, volvamos al principio. Podemos caer en la comodidad intelectual de creer que el Programa de Control de Precios es parte de un programa de política económica que plantea controlar y reducir la inflación, y ya. Pero no nos quedemos ahí, vayamos por un poco más. El control de precios encuentra razón de ser en el margen de ganancias de las grandes cadenas productoras de alimentos, y supermercados que concentran la producción y comercialización en mayor proporción. Esto último, le permite al empresariado fijar precios por encima del nivel de equilibrio de una economía competitiva, diría un intelectual. Y tendría razón: La concentración en la producción se traduce en poder de mercado, y se hace explícito en el margen de ganancias obtenido en este periodo pandémico. El objetivo del programa no es que el empresariado deje de ganar plata, es que ganen un poco menos. Y logrará su cometido si la regulación de precios es efectiva, traduciendo la acción de los empresarios en aumento de producción, y no de precios. Cantidades, Sí. Precios, no.

La economía argentina, a pesar del proceso inflacionario, el condicionante de la deuda heredada y la presencia del FMI, se encuentra en un proceso de expansión y crecimiento liderado por la actividad industrial y la obra pública, la pregunta es: ¿Quién se queda la mayor parte de la torta? ¿El pueblo trabajador a través de mejoras salariales que no se deterioren en el consumo de bienes con precios excesivos o el empresariado aumentando sus márgenes de ganancias vía aumento de precios? Esta es la segunda discusión. Acá no encontrarán la respuesta, discutamos.

(*) Economía UNLP. Interesado en ciencias económicas, sociales, políticas y el desarrollo sostenible.