Maestro de escuela. Periodista. Escritor. Historiador. Tanguero. La vida de Francisco Paco Aznárez lo ha colocado en lugares de privilegio p
Maestro de escuela. Periodista. Escritor. Historiador. Tanguero. La vida de Francisco Paco Aznárez lo ha colocado en lugares de privilegio para la sociedad trenquelauquense. Es un referente para los que quieren escribir sobre historia o los que quieren empezar a hacer periodistas, un oficio que comenzó a recorrer hace 60 años y en el que incursionó en todos sus aspectos: radios, TV y diario. Fue un innovador que siente hoy el reconocimiento de sus pares.
Paco está próximo a cumplir 80 años y viene sobreponiéndose de una afección de salud. El viernes lo distinguió la Sociedad Española, una colección más para sus múltiples premios y diplomas que ya no le quitan el sueño. En el mano a mano con Oeste BA dice que hoy lo que más valora es el reconocimiento de sus pares y colegas.
Hijo único del matrimonio de Francisco y Julieta; Paco creció en un hogar de clase humilde. Su padre, que era periodista y fue director de 3 diarios, falleció muy joven así que él no guarda ningún recuerdo de su figura. Su madre era modista y se ganaba la vida “cosiendo para afuera” como se decía en aquel entonces. Su vocación inicial fue la docencia. Se recibió de maestro y dio clases en las escuelas rurales de Martín fierro, Colonia Maribel y en la nocturna de Trenque Lauquen.
En esta etapa de su vida se relacionará con Iván Guayarello y Juan Carlos Rudoni, una sociedad inquebrantable que los llevó a hacer los productos periodísticos más innovadores de la etapa moderna de la comunicación. “Amigos y socios de toda la vida con los que nunca tuvimos diferencia” recuerda hoy.
Estamos en 1958. Hay una idea de tres jóvenes para “ganarse unos mangos” que es hacerse cargo de la voz del estadio en la cancha de fútbol, y pasar anuncios y formaciones de equipos. Ese es el primer trabajo como locutor de Aznárez que lo convertiría en una de las voces más importantes de Trenque Lauquen.
Luego se hicieron cargo de la propaladora que era una red de altavoces en el centro de la ciudad que transmitían noticias, música y avisos publicitarios. Esa red existía desde 1935 y en la última etapa fue de Aznárez y sus socios, hasta que en 1963 se creó LU 11 la radio AM y allí se sumó al micrófono. Más tarde la familia Sartoris lo convocó para el diario La Opinión. Ya habían pasado 10 años de profesión periodística y el delantal de maestro había quedado colgado.
Luego del diario llegaría la creación de la agencia periodística Timón Producciones que al principio realizó el programa Radio Verano en LU 11 “era tanto el éxito que teníamos que rechazábamos publicidad”. Se emitía desde Mar del Plata “en la época que ir allá te daba cierto cartel. La gente nos llamaba para que dijéramos que estaban en la playa y curiosamente algunos nos decían ‘ni se te ocurra decir que me viste en Mar del Plata’”.
Era un programa social y familiar muy escuchado que estuvo 15 años al aire. Un ciclo impensado en nuestros tiempos.
La TV
Estamos en 1984. Los mismos jóvenes que se hicieron cargo de la voz del estadio, tienen otra idea, pero ésta provocará una revolución: la TV por cable. Nace Canal 4.
“Fue un salto a la pileta porque recién comenzaba la TV por cable y acá había TV abierta. Justo coincidió que se cayó la antena de canal 12, entonces quedamos únicos por un tiempo. Fue un riesgo grande, pero nos fue bien”.
Fue la etapa moderna de la comunicación. Proliferaron los televisores a color, y por un cable entraban los canales de Buenos Aires, programas en vivo y en directo. Desde la pantalla local, Paco era el conductor de un noticiero diario y contaba la realidad de Trenque Lauquen. Un capítulo de ellos fue la dolorosa inundación de la década del 80.
Canal 4 “Timón Cable” funcionó durante 14 años. El multimedio Clarín lo compró en 1998 “lo vendimos porque nos sentíamos amenazados, para nosotros era la culminación de una carrera, un gran negocio y quería que fuera la empresa de mis hijos, pero no pudo ser. Las empresas grandes andaban por acá y si no vendíamos iban a instalar otras emisoras”.
Era el año 1998. Habían pasado 40 años de la voz del estadio. Como si fuera poco, después de la TV hubo un ensayo de un nodo de internet cuando recién se hablaba de la red de redes; pero fue el final. Aznárez se dedicó a un emprendimiento familiar agropecuario y otras actividades comerciales, y sólo destinó su participación periodística a distintos ciclos de TV o de Radio, o columnas en el diario pero sin la presión diaria de este oficio.
Así se lo vio en un programa que se llamó El Viejo Trenque Lauquen de Canal 12 que se puede ver aún en Youtube y recientemente en Gente con Historia también de Canal 12 que dejó en 2017 por cuestiones de salud. Además participa como conductor invitado de un programa de tango en LU 11 y escribe páginas con cierta frecuencia para La Opinión.
Escritor
Estamos en 2004. Paco ya no piensa en modo de trío. Está solo. Al dar vuelta la página del noticiero y el periodismo nació el escritor.
Paco es autor de tres libros: El Viejo Trenque Lauquen, La Yapa y Don Pascual, todos libros de historia. “En la radio siempre hablé del viejo Trenque Lauquen, tenía las colecciones de los diarios de mi padre y comentaba las cosas del pasado. Escribía en papeles y un día mi amigo el recordado Enrique Escande me dijo que con todos esos papeles podía hacer un libro”. Así nació el primer libro de historia que vendió 2 mil ejemplares.
“Después me empezaron a invitar a los congresos de historia, yo nunca me consideré un historiador ni un escritor, soy periodista. A mi me gusta la viruta de la historia, la anécdota, el detalle”. El tercer libro, Don Pascual, es una edición limitada. Es la historia de su abuelo, un aragonés de Zaragoza que llegó a Trenque Lauquen en 1894. Tuvo un pequeño almacén y un hotel. El libro narra la historia de un viaje en búsqueda de sus raíces, la línea de tiempo de los Aznárez que Paco reconstruyó in situ, en España, con familiares de lazo lejano que aún mantiene relación.
Hoy
Estamos en 2018. A 60 años de aquella experiencia en la voz del estadio. Estamos en el living de su casa. “No creo que sea merecedor de homenajes” responde cuando le pregunto cómo quiere que lo recuerden “que me reconozcan como un periodista bien intencionado, que trabajé en un pueblo y que hice algunas cosas que valieron la pena. Cuando miro para atrás, siento que algo he hecho”.
“Los estudiantes de historia vienen a mi casa y me hacen consultas. Los jóvenes periodistas me saludan, me tratan como un colega, siento el reconocimiento, pienso que me reconocen. Esto es más importante que un éxito comercial, más cuando te das cuenta que pasan los años y te queda poco hilo en el carretel, es lo más importante”.
Aznárez es un tanguero de ley. Hay un tango que los identifica dice se llama “Yuyo Verde” y que le gusta cantarlo. Tiene una voz firme a pesar de los años y entona desde las entrañas “Callejón, callejón/ Lejano, lejano. / Íbamos perdidos de la mano / bajo un cielo de verano / soñando en vano” canta este descendiente de inmigrantes que nació en un hogar humilde, que se animó a soñar en grande y demostró que todo se puede.