Por: Mónica Estévez (*)
El acuerdo con el FMI votado pareciera dejar a las fuerzas políticas divididas dentro de sus partidos y mucho más, al Propio Frente de Todos quien gobierna. Yo tengo otra mirada. La coalición del Frente Todos está integrada por 20 Partidos, donde la columna vertebral es el peronismo. Y está muy bien que se debata, que haya opiniones personales, porque estamos hablando de decisiones que comprometerán a varias generaciones y a nuestro país.
En principio, para todos los sectores del Frente el endeudamiento con el FMI es inadmisible.
Todos hemos crecido enterándonos de acuerdos con el Fondo Monetario. Sólo en dos oportunidades de nuestra historia nos hemos desendeudado y ello ha sido en gobiernos populares; Juan D. Perón en 1952, donde incluso pasamos a ser acreedores en el marco de la Guerra mundial y con Néstor Kirchner en 2005.
Lo primero que hay que saber es que este organismo internacional, creado al final de la segunda guerra mundial, tenía sólo como función ayudar a países que tuvieran ocasionalmente problemas económicos para que no afectaran al sistema financiero internacional. Pero no se instalaban determinando sus políticas.
Más tarde, impuesto el neoliberalismo y con un nuevo orden mundial, el FMI cambia su rol esencial, empezando a intervenir en las economías, porque les significa dominación y rentabilidad.
Pero el FMI no interviene por su propia decisión. Son actores locales políticos y empresariales quien lo convoca. Los mayores endeudamientos fueron en las dictaduras militares y luego por defraudes electorales como el Gobierno de Mauricio Macri. Y sin duda, no pactaron con el FMI para defender intereses nacionales sino en beneficio propio y en desmedro de “todos los argentinos”. Recordemos los beneficios económicos que obtuvieron en la década del 90, con las AFJP, las privatizaciones, y tantos otros.
Parte de este último endeudamiento se destinó al financiamiento de la campaña de Cambiemos, en la convicción de darle continuidad a un gobierno que profundizara sus estrategias y negocios donde ganaban altos intereses. Obviamente, esto condiciona nuestras políticas sociales, científicas, industriales, nuestro crecimiento. Por otra parte, saben que la deuda determinaría a los gobiernos siguientes, aunque no le fueran afines.
Entonces, tenemos un punto en común: compartimos el disgusto del mega endeudamiento con el FMI. Esta es una deuda que no tomamos, la heredamos, que no la hubiéramos tomado nunca y que se contrajo a espaldas del Pueblo.
Y es lógico que Cambiemos votara la repactación de la deuda, porque fueron ellos mismos quienes la generaron.
De los votos del Frente de Todos divididos, considero que quienes votaron a favor entienden que sin un acuerdo era imposible pagar. Y no pagar, implicaba que no hubiese financiamiento en Argentina. Implicaba caída de la producción, el empleo y efectos desestabilizantes. Y que este acuerdo era diferente en tanto no contempla quita de derechos ni a trabajadores, ni a jubilados. Que le daría tiempo al gobierno, para buscar crecimiento económico. Paralelamente a ello, llevar a la Justicia, como se hizo, a quienes se fugaron millones de dólares. Y asumir la responsabilidad de construir una solución, como siempre lo ha hecho el peronismo.
Una parte del Frente Todos, La Cámpora, sostiene que debía dejarse de pagar denunciando esta deuda como “odiosa” e injusta. Y estos dos adjetivos son ciertos. La toma de deuda de Macri fue hecha de forma irregular, informal y de espaldas al pueblo. Coincido. Pero la pregunta sería: en el marco de la problemática económica interna y la situación internacional ¿era posible dejar de pagar?
Respeto conceptos de ambas posiciones. No respeto la “abstención” que es el “no compromiso y la ausencia de pensamiento crítico”.
Creo sinceramente que tenemos que lograr -en algún momento- ralear a los mercenarios locales y construir un “Proyecto local”, más allá de las diferencias partidarias, con empresarios, sindicatos, universidades, todos. El camino es pensar en una política económica inclusiva y una política exterior autónoma.
Ojalá que esta adhesión de 80 % que se logró en el Congreso se extienda en el tiempo. Que encontremos coincidencias, que debatamos entre todos un programa de crecimiento económico que nos permita salir de la deuda sin ajuste, pero también para pensar en el crecimiento del Pueblo Argentino, muy especialmente de los sectores que hoy están fuera del sistema.
(*) Ex diputada y ex concejal del FdT.