Por: Mónica Estévez
Opinión – especial
Hoy se cumplen 39 años de la recuperación de la Democracia. El paso del tiempo abre la visión de lo que fue ese Movimiento político apasionado integrado por todas las fuerzas políticas. El tiempo nos enseñó lo que había debajo de la alfombra, lo que no nos dejaron ver a los adolescentes que militábamos con amor.
No eran sólo 7 años de dictadura lo que dejábamos atrás, dejábamos atrás 18 años de proscripción, un interregno de casi 3 años de gobierno peronista y miles de torturados, muertos y perseguidos. Algunas y algunos tuvimos la suerte de venir de familias militantes y entendíamos mucho de lo que había pasado. Pero la mayoría no. Dejábamos atrás el horror y una lucha por los desaparecidos que no se detendrá.
Y más allá del triunfo de una fórmula que fue Raúl Alfonsin-Martinez, de su voz recitando el preámbulo, lo importante es rescatar el fervor militante, No había nada más importante que el hecho democrático que estábamos viviendo.
Recuerdo tantas cosas. La plaza de Galtieri en la que fuimos a abuchearlo, los actos multitudinarios de todos los partidos en Capital, los canticos que nos hacíamos, las Juventudes políticas que marchábamos juntos por el centro de nuestra Ciudad, sin diferencias, nuestro Partido lleno con más de 100 jóvenes exaltados, cierres de campaña multitudinarios. Encuestas que recién asomaban.
No éramos gestores de nada, éramos felices militantes. Eso era. Militar era alegría, era pasión. Recuerdo que en unos de los últimos exámenes orales de Magisterio cuando se hizo la hora del acto, lo interrumpí y me fui. Lo importante estaba afuera con la gente, dejando de lado nuestras propias vidas. O el trabajo que perdí porque la militancia no tenía horarios. Tenía solo 17 años. Era fantástico.
Florecían-si es que así puede decirse- la resistencia activa de los sindicatos, de los organismos de derechos humanos, los movimientos populares en las calles. Y digo florecían porque la lucha fue sembrada antes de esa fecha, antes que nosotros. Quedo tanto dolor atrapado previo a ese 30 de octubre, que aún perdura en los que lo padecieron y en la memoria colectiva de esta sociedad argentina.
Nuestro candidato no expresaba la verdad histórica y la sintetizo Raul Alfonsin (más allá del debacle económico posterior). El tiempo te clarifica la verdad histórica. Y eso es bueno. Luder manifestó que respetaría la Amnistía y Alfonsín vetaría esa Ley como síntesis a pensamientos que confrontaban radicalmente. La línea histórica va cambiando. Ayer el Radicalismo representaba el sentimiento del nacionalismo y la recuperación de derechos, y estaba bien que ganase. Hoy lejos está de hacerlo y se disciplina con los mismos intereses que combatió. Como también lo hizo el peronismo en la década del 90 haciendo un mea culpa ajeno partidaria. Pero en esta conmemoración eso es, harina de otro costal.
Hay algo que es dable de rescatar es que con la desmentalización que se produjo durante la dictadura militar al electorado y la decepción sufrida por el pueblo, el temor a los hechos que se vivieron, allí, nació un electorado independiente por primera vez y que va marcar su opinión sucesivamente en las lecciones que se sucedieron. Electorado que no tiene ideología y fluctúa entre una propuesta y la otra.
En las calles se respiraba un aire nuevo y feliz. Se discutía fervientemente de política, los medios te llenaban de debates, Como a alguien que no lo dejan hablar y se vuelve verborrágico y quiere hablarlo todo. Las familias peronistas sacaban los cuadros, fotos y libos escondidos de los tiempos del peronismo, (aclaro que en mi casa siempre estuvieron ahí, a la vista de todos).
Las canciones que escuchábamos habían empezado un tiempo antes con Charli, García, Sui Generis, León Gieco, Piero, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Pappo y tantos otros. Ahí cantábamos popularmente “Para el Pueblo lo que es del Pueblo” acompañando a León o “Che pibe… vení vota” con Porcheto. Se compartían los mismos canticos en las canchas de futbol que los que cantábamos en las marchas políticas: Como BOCA mi buen amigo esta campaña volveremos a estar contigo… te alentaremos de corazón,……. …. Y ese mismo cantico tenía cambios de palabras y se la cantábamos al rector de la Universidad que venía de la dictadura, o a los milicos en los actos.
La discusión también se entablaba en el futbol Kempes justificando que sus goles no eran para Videla sino para Argentina y Diego que generacionalmente se encumbro por esas épocas contaba «Yo tenia el pelo largo y me puse gomina para que no se diera cuenta. Cuando me vio, él (Videla) me dijo que lo primero que tenía que hacer era ir a la peluquería porque un soldado suyo no podía tener el pelo largo. Agregando: Un vigilante y un botón! «Los militares no me cabieron, no me caben, ni me caberan jamás. Nos mataron a 30 mil». Se expresaba el más grande de todos.
Y esto tiene que ver con lo que decía Diego, porque por aquellos años, más allá de los Partidos políticos las juventudes nos aunábamos en un grito común “Paredón paredón, a todos los milicos que vendieron la nación”.
Después se comprendió la magnitud del sufrimiento, de miles de personas que ofrecieron su vida por esa lucha y por esa historia que festejábamos.
Por eso es importante la revalorización de este día. Siempre, aunque haya miles de injusticias que nos duelan día a día, siempre, será mejor en democracia. En esa democracia de los partidos nacionales y populares, donde la derecha y la ultraderecha que representan aquellos tiempos, no vuelvan a tener vigencia. Todo lo demás podemos discutirlo, pero nunca los principios de una sociedad más inclusiva e igualitaria.








