No cabe agregar muchas palabras a lo que se viene diciendo desde la tarde del domingo 8 de enero de 2022 en Brasilia: hay que repudiar sin vueltas el intento de golpe de Estado en la República Federativa de Brasil, llevado adelante por partidarios del ex presidente Jair Bolsonaro.
Será importante analizar a fondo lo ocurrido en el hermano país (en cuanto a los empresarios que financiaron las movilizaciones antidemocráticas, con respecto a las características socio-económicas y culturales de los manifestantes, etc.), porque nos importa saber si hay procesos convergentes con expresiones de violencia y ataques a la democracia ocurridos en nuestro país en los últimos años, para prevenir y no seguir lamentando. Más allá de ese análisis a fondo, queda claro que los bolsonaristas, personas que manifiestan gran entusiasmo por el uso irrestricto de armas, son violentos en esencia, a imagen y semejanza de su líder.
Hoy, por de pronto, cabe expresar nuestra solidaridad con el presidente Lula y los millones de brasileñas y brasileños que lo eligieron hace pocos meses. Esperamos que se sancione con todo el peso de la ley a los que vandalizaron los edificios representativos de los tres poderes del Estado brasileño, y que esas sanciones sirvan como escarmiento, para que en Brasil (como en el resto de nuestra América Latina) se respete a rajatabla la voluntad popular.
Texto Comisión por los Derechos Humanos de Trenque Lauquen.