Néstor Martín “Naki”: dibujante, muralista y un artista sin límites

Néstor Martín es un artista extraordinario que demuestra soltura y destreza para pintar, dibujar y crear en cualquier formato que se le presente, dejando su obra en el espacio público como manchas en la ciudad o en entregas domiciliarias a través del diario La Opinión. Quizás ni él alcance a…

Néstor Martín es un artista extraordinario que demuestra soltura y destreza para pintar, dibujar y crear en cualquier formato que se le presente, dejando su obra en el espacio público como manchas en la ciudad o en entregas domiciliarias a través del diario La Opinión. Quizás ni él alcance a vislumbrar el volumen de su obra que a los 54 años lo coloca ineludiblemente en la mesa chica de los artistas vivos bien nuestros, los de acá, y el legado que deja a cada paso o pincelada que nos regala.
Claro que ninguno de todos estos adjetivos que se me escapan como brotando de un espacio vacío y sin reparos –nada de lo dicho no se lo merece-, se relacionan con un tipo al que casi nadie le conoce la voz y muy pocos el nombre y apellido, ya que su seudónimo “Naki” es quien ocupa la escena, el que se lleva las miradas al pie derecho de la obra.
Su bajo perfil, su bajísimo perfil, hace que pocos lo conozcan y pongan en valor el artista que tenemos aquí. Como todos los de su talla, habla por su obra y un recorrido por la misma son todas las palabras, todas.
Naki nació hace 54 años en una familia numerosa de aquí. Vivió su infancia en la zona rural donde comenzaron a aparecer los primeros dibujos. La lectura temprana de historietas y comics fueron marcando el sentido de su orientación artística que terminó de moldear cuando la familia se mudó a la ciudad y se alistó para tomar clases de dibujo.
Es el dibujante del diario La Opinión desde hace 30 años. El creador del humor político y social que asume la dificilísima, casi equilibrista, tarea de dibujar a sus vecinos y generar risas en un pueblo en el que nos conocemos todos. Pero además, es un notable artista plástico que pinta en distintas superficies sobre todo un muralista de la vieja escuela porque en sus trazos se ve la influencia de la tradición mexicana de Diego Rivera y los argentinos Antonio Berni, Lino Spilimbergo o Ricardo Carpani, y sobre todo el trenquelauquense Rodolfo Campodónico su gran referente.
Néstor Martín es uno de los artífices (junto a otros artistas locales) del resurgimiento del muralismo local y en su obra se ve la influencia de los grandes maestros de este arte del espacio público. En Trenque Lauquen tiene pintados ya unos 10 murales cuya composición visual es muy característica y ahonda en temáticas históricas y de compromiso social.
En FM Tiempo 91.5 Mhz habló de su vida y de su obra.
-¿Cómo te definis artista plástico o dibujante?
-Me gusta definirme como dibujante. Desde hace 30 años dibujo para el diario La Opinión, ingresé en mayo de 1993 con 24 años.
-¿Cuándo aprendiste a dibujar?
-Cuando era chico las revistas escolares venían con dibujos en papel ilustración que eran un lujo, de chico miraba esas revistas y me gustaban mucho. Luego la historieta argentina Dartagnan, Tony, luego Patoruzú. No sé si en otros países de América Latina existe esta tradición como la nuestra de dibujantes y artistas tan importantes en el dibujo.
-¿En tu familia dibujaban?
-Somos muchos hermanos, y todos hacían música o dibujos o algo. A la tarde dibujábamos entre todos. Los más chicos queríamos imitar a mi hermano César que dibujaba muy bien. Nosotros vivíamos parte de nuestra infancia en el campo.
-Después fuiste a aprender.
-Cuando nos mudamos a la ciudad, recuerdo que un día en la Escuela 2 el Flaco Campodónico dio una charla sobre murales. Me acuerdo de algunos detalles de esa charla, que hizo un dibujo en el final, fue un momento mágico, fue un chino tipo caricaturesco. Después empecé a dibujar en la escuela, y como los demás me decían que estaba bien me fue gustando e incentivando y fue creciendo hasta que mi madre me mandó a estudiar dibujo. Fui con Alicia Cañete uno de sus primeros alumnos, era una suerte de conservatorio, que me sirvió mucho porque aprendí mucho sobre técnicas óleo, acrílico, etc. Estuve 7 años estudiando.
-Y dijiste “yo me quiero dedicarme a esto”.
-Claro si, empecé a pensar que tenía vocación para esto y que iba a buscar la forma de vivir de esto. En el Polivalente me anoté y abandoné muy rápido me arrepentí con los años, lo que ocurre es que en ese momento a mí me gustaba más el dibujo y clásico que no era la orientación de aquel momento en el Poli. Entonces me propuse tener disciplina y dedicación, todos los días hacia trabajos para mejorar.
-¿Cuáles fueron tus primeros trabajos?
-Con Luis Andrade habíamos iniciado la revista Pastilla Comics que la hacíamos con fotocopias y cuando tenía 20 años participamos de un concurso de la revista 13/20 y obtuvimos una mención, eso nos abrió un horizonte importante porque luego nos contrató la revista Pan y Circo para hacer una página semanal, fue nuestro primer trabajo pago.
-¿Cómo era?
-Se llamaba Jazz era una historia de humor, con guión de Luis Anadrade salíamos todas las semanas y ahí fue el momento que comenzamos a sentir el rigor de la fecha de entrega, no había mail ni nada, enviábamos por correo los trabajos. Luego se creó el semanario Dominical en el diario La Opinión y me convocaron para hacer dibujos.
-¿Cuándo iniciaste con el humor político?
-En 1998 creo, porque entró al diario Luis Andrade y Eduardo Falcón que nos ayudaba mucho y nos incentivaba a hacerlo. Yo me había formado con la Revista Humor en términos de caricatura y humor político, era mi ejemplo.
-¿Y los políticos se enojan con los dibujos tuyos?
-En general no, a lo mejor no me entero (ríe). Es difícil que alguien se enoje por eso y si no les gusta no les sirve a ellos. Si dibujas a alguien es porque se habla de él, entonces es sentirse reconocido. La idea, siempre es que la persona se pueda reír también y no reírse de él.
-En momentos en los que la gente lee menos medios ¿el dibujo sobrevive?
-Hoy la discusión es la inteligencia artificial. Creo que el humor político seguirá existiendo. Siempre se vaticina la muerte de distintos formatos por el cambio de época, pero no hay forma de reemplazar al arte, el dibujo. El humor siempre gusta, es una de las partes más leídas en el diario.
-¿Cómo preparan un dibujo de humor político?
-Hoy lo escribo con Alemán Azpiroz y Marcos Borras, estamos aceitados en el trabajo y lo hacemos rápido. Antes hacíamos producción sobre las noticias más sobresalientes. A mi me gusta investigar a los personajes que voy a dibujar.
-Recuerdo cuando hicieron los PataGordos.
-Si, en la revista Caras y Caretas los publicaron e hicieron un comentario sobre el tema. Fue algo muy novedoso, fue una época linda de pensar ideas creativas, había un clima muy creativo en el diario con Eduardo Falcón y la Dirección del diario.
-¿Cuándo dibujas a una persona pública qué rasgos decidís acentuar?
-Todos tenemos algún rasgo sobresaliente y tiene que ver con la personalidad no sólo lo fisico. Lo investigamos al personaje que vamos a dibujar. Ahora el humor del diario es más social, más abarcativo no es tan político.
-¿En qué momento saltás al muralismo?
-Me siento un dibujante como te contaba en el inicio, pero siempre intenté hacer cosas distintas, y de chico tuve un contacto muy fuerte con la obra de Campodónico, porque de chico me crié en una cuadra que tenía un mural en la esquina, esas son cosas que te van marcando. A los 25 años Coco Fedele me invitó a trabajar en el mural del Banco Provincia, durante 5 meses. El aprendizaje no sólo fue pintar, sino charlar con él, me habló de toda la escuela muralista. Fue toda una etapa formativa, y me lancé a hacer mi primer mural que pinté en el diario.
-Y luego resurgió el movimiento muralista.
-Un día me encontré con Magui Delfino que estaba yendo a encuentros muralistas y comenzó a organizar un mini encuentro en la ciudad y después de ahí pintamos en la calle Monferrand y ahí surge todo, fue un punto de partida para la etapa del muralismo que vivimos hoy, y que tiene que ver con una instancia mundial que se vive en todos lados porque hay un auge de este arte.
-¿Cuántos murales ya pintaste? Se ve en ellos una fuerte influencia de la vieja escuela mexicana.
-Si tengo una fuerte influencia del mural latinoamericano no sé cuántos tengo pintados aquí serán unos 10. Soy de los que se sumó al muralismo en la última etapa, porque vengo del mundo de la gráfica.
-¿Qué proyectás para el futuro?
-Hay una movida muy interesante con los murales, se va a crear una escuela y eso genera un plus para todos los que estamos en este ambiente. Mis sueños tienen que ver con esto, y continuar con la parte gráfica que me gusta seguir creciendo y abriendo puertas, uno cree siempre que tenés que aprender algo más. Esto es eterno, y vas cambiando las miradas, si ves la biografía de un artista ves cómo cambia su manera de pintar con los años porque repercute la mirada y la forma de ver la vida, la realidad, el arte, cosas que se van modificando.
-¿El lápiz te ayuda a ver el mundo de otra manera?
-Claro, si uno se expresa a través de esta manera, el pensamiento, la sensibilidad, la mirada social, política, en el mural influye eso no lo podés aislar, no podes decir pienso de una manera y dibujo de otra. Me gusta que el muralismo refleje lo social.
-Cerramos con el dibujo y el humor. ¿Quién es más difícil de dibujar?
-Miguel (Fernández) no es tan fácil.
-Algunos dicen que lo hacés muy gordo.
-Puede ser (ríe) ya me lo han dicho. A veces en una foto vos no te reconocés, a pesar de que es una foto, porque no siempre la foto representa a la persona, además de un rostro y una facción que nos define, tenemos gestos que nos define, el cumulo de gestualidades hacen a la persona, entonces si lo observas y lo dibujas ahí no te equivocas. Tenés que apuntar más a la gestualidad y no al a foto fría. Los detalles son fundamentales.

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