Osvaldo Giro Luaces es uno de los pocos sobrevivientes de una generación que hizo a la polémica en el bar una pasión, un estilo de vida, una cultura
Osvaldo Giro Luaces es uno de los pocos sobrevivientes de una generación que hizo a la polémica en el bar una pasión, un estilo de vida, una cultura paralela. Ya no es tan fácil encontrar esas mesas al estilo Los galanes de Rosario, en la que se sentaba en el Negro Fontanarrosa, o la de los café notables porteños que inspiraron letras de tango, discursos y movimientos sociales o culturales.
En los tiempos de nuestra sociedad, es extraño encontrar un grupo de vecinos que asuma esa costumbre. Giro es uno de los que siempre está “para mi la mesa de café es como una religión” dice el hombre de 68 años que es un personaje del pueblo, que tuvo y tiene participación en el deporte y en la cultura.
Osvaldo tiene 68 años y fue bautizado como “giro” en la escuela primaria “por giro sin tornillos que era un personaje del Pato Donald, un pájaro alto y flaco que era un inventor y me quedó para toda vida”, contó en una entrevista con FM Tiempo.
-¿Te consideras un personaje del pueblo?
-No, no, me considero un tipo que me he metido en muchas cosas porque me gusta andar y hacer, me gusta el deporte, la cultura, las instituciones intermedias. A los 18 hacía de periodista en La Opinión, luego en LU 11 con Jorge Matheus siguiendo deportes como paleta, básquet y futbol. Me gustaba los deportes que en ese momento no tenían tantos seguidores como el básquet o el vóley.
En el fútbol “siempre fue simpatizante de Atlético y seguí la campaña histórica de Ferro para LU 11 con Matheus, luego con Luis Rama seguimos la campaña de FBCA en básquet y en la TV con Tarufi Distacio”.
Fue entrenador de básquet, hizo los cursos y rindió siempre las revalidas, “me cansé porque fueron muchos años y tenés que viajar mucho, me tocó dirigir equipos en la región y también de Trenque Lauquen donde siempre tenés que generar sponsors y todo y ahora colaboro con la liga en apoyo a Jorge Lépori que se dedica a full y hace un gran tarea, es muy difícil sostener el deporte en el interior con viajes, traslados no es fácil en nuestros días”, indicó.
Su faceta deportiva la cerramos con su amor por River Plate. “Me tomaba el tren y me iba a la cancha seguí la campaña del año 85 viajé 18 partidos en el año”.
LA CULTURA
También es fanático de la cultura. Viajó mucho a ver a Aquelarre, Luis Spinetta, Vox Dei a Buenos Aires y distintos lugares del país. Un día en CABA “pasé por una catedral y había una orquesta sinfónica y un coro fue algo que me dejó impactado la banda nacional y el coro nacional, entonces empecé a seguir la movida coreuta local”.
El padre José De Laseta “formó el coro local, yo tenía 20 años y me convocaron porque me gustaba pero no sabía cantar, así que tuve que aprender, fui fundador entonces del coro Polifónico de Trenque Lauquen y años más tarde del Mester de Juglaría cuando se disolvió el anterior. También me gusta ser público me gusta ir a ver recitales”.
Hace casi 50 años que está en el coro y es el único que queda de la formación original. También es colaborador de Alemán Azpiroz, lo fue de Higo Agrio y otras agrupaciones de folclore y de tango donde siempre está dando una mano.
LA MESA DE CAFÉ
Otra de sus facetas es su permanencia en las mesas de café. “Me gusta ir al café, leer el diario papel, lo hago desde chico a la mañana y a la tarde y también a la noche tomar un aperitivo, es de una de cultura que ya casi no se ve”.
“A la mañana tenemos un grupo de amigos que nos juntamos en Kalos y hablamos de política, deportes, etc. a la tarde noche en Trezzo, puedo faltar alguna vez pero prácticamente voy todos los días”.
-¿Cómo es una mesa de café en nuestros días?
-Hablamos de política pero nunca nos peleamos, porque somos amigos, además hablamos de las cosas que pasan en el pueblo de los temas que se hablan en la comunidad. Para mi el café es como una religión y no lo voy a abandonar mientras pueda caminar.
-El que no lo hace, el que no se junta en las mesas de café ¿de qué se pierde?
-El que no sabe lo qué es la cultura de juntarse en un café se pierde de mucho, porque es un lugar de aprendizaje la mesa, el café, el compartir, de encontrarte con gente, de aprender y de pasar el día.
Su abuelo era el director del Diario La Opinión donde creció y desde muy chico entró en esa cultura de los años que ya no son: “Los periodistas salían tomaban café, fumaban, leían y esa era la cultura que mamé desde muy chiquito”.
-¿Sentís que la gente del pueblo te quiere?
-Siento que la gente que me conoce me quiere, y que dejé mi huella en el deporte, en el básquet puntualmente porque siempre colaboré mucho, y también en el ámbito de la cultura porque siempre que puedo colaboro y porque soy público también me gustaba seguir a agrupaciones locales, ser público en folclore, tango, etc.
En otro tramo de la entrevista dijo: “Me defino como bohemio me gusta salir, conozco todo el país porque viajé mucho, me gusta la cultura y la amistad, me gusta la noche. Soy una persona tranquila y creo que no tengo enemigos. Soy conocido porque me metí en todo deporte y cultura. El café es una pausa importante para mi, aunque a veces estoy solo en la mesa”.