Es difícil imaginar a Juan Carlos Zamora retirado de toda actividad, jubilado, y abocado sólo a su familia y los rituales matinales de las mesas de ca
Es difícil imaginar a Juan Carlos Zamora retirado de toda actividad, jubilado, y abocado sólo a su familia y los rituales matinales de las mesas de café que cumple a rajatabla en la ciudad.
Durante años fue la cara visible de la Cámara de Comercio y Rotary Club lugares desde donde hizo mucho, apostó fuerte por un distrito productivo con pujanza en el comercio y los servicios aún a contramano de un modelo de país que no transitaba ese sendero en aquellos años. Fue uno de los creadores del Centro IDEB y pieza clave de aquella gesta que intentó hacer Trenque Lauquen creando un mini Mercosur con Campo Mourão un Municipio de Brasil con el que se avanzaron los acuerdos comerciales para potenciar los intercambios.
Desde Rotary cumplió una misión clave como fue la apertura de la entidad a la comunidad. Su capacidad de relaciones públicas le permitió eso y mucho más. Adhirieron al programa de intercambio y desde 1985 a la fecha llevan ya entre 110 y 120 jóvenes de aquí que intercambiaron con algún rincón del planeta y esa misma cantidad de extranjeros visitaron Trenque Lauquen.
Su propia casa fue siempre un lugar de alojamiento extranjero para esos chicos. Casado con Raquel y padre de 4 hijos, Zamora llegó a Trenque Lauquen, desde Luján, hace 50 años como representante de Olivetti (una aclaración para los Millennials: un artefacto antecesor a las computadoras).
Tenía sólo 26 años. Sin embargo, su corta edad era una vida larga. Desde muy joven dejó la escuela secundaria (cursaba en la ENET) porque tuvo que salir a trabajar. Su padre venía de una historia dura con 17 hermanos inmigrantes y había que trabajar desde muy temprana edad. Fue zapatero, bicicletero y vendedor en la calle y aunque no da el perfil también es muy futbolero. Fue marcador central en Flandria y es de esos bosteros de ley capaz de recitar las formaciones como el deporte en el recuerdo “Roma, Magdalena, Marzolini, Simeone, Rattín, Carvalho y Silveira, ese era un equipo fantástico” recuerda en una entrevista con FM TIEMPO mientras relata el equipo de Boca de la década del 60.
Cuando llegó a Trenque Lauquen en 1974 cambió el clima, recuerda. Quedó atrás la seca, el agua trajo prosperidad y florecían las cerealeras y consignatarias que demandaban mucho “llegué a vender 100 unidades por mes”, su inserción tan temprana a la sociedad atrajo a las autoridades de la Cámara de Comercio y un año después ya era el Secretario, cargo que no dejó nunca, ya que nunca aceptó ser presidente. Luego llegó el Rotary.
“Ambas instituciones llevaron gran parte de mi vida, me entregué totalmente. No tenía espíritu de comerciante la circunstancias de la vida me trajeron a la ciudad”. En 1985 empezó a llover y las inundaciones “fueron terribles para Trenque Lauquen a pesar del drama lo recuerdo como lo vivimos muy compenetrados con mucha pasión por las gestiones que hacíamos” desde la entidad empresaria.
En la década del 90 la Provincia crea el Centro IDEB en búsqueda de estrategias productivas en un país que tenía enormes dificultades. En Trenque Lauquen se puso al frente de la entidad que articulaba con organismos nacionales y provinciales y facilitaba el acceso de las empresas y emprendedores a los programas de apoyo. De ese espacio formaba parte la Cámara, la Rural, la UTN, el INTA y otras entidades. También formó parte del grupo de dirigentes que creó el Nucleamiento Empresarial del Noroeste. En las inundaciones formó parte de la Multisectorial.
Fue un tipo interesado en un Trenque Lauquen productivo, contra viento y marea. Encontró en el ex intendente Jorge Barracchia un intérprete de ese mismo lenguaje, y fue de los primeros que alentó una idea que hoy suena como extraña, un mini Mercosur entre dos ciudades.
“Hicimos un viaje a Brasil en un avión desde Trenque Lauquen. Ibamos el piloto Osvaldo, Barracchia, Luis Nuñez, Abel Estevez y yo. Recuerdo que le pedí al piloto que le explicara a Barracchia cómo hacer para pilotear por si nos pasaba algo era el único que podía aprender rápido” (ríe) y recuerda que al regreso, un “temporal brutal con una cortina de agua” los acompañó en el vuelo.
“Estuvimos una labor de entidades empresariales y trabajamos mucho, el IDEB fue maravilloso” recuerda hoy.
EN ROTARY
“Rotary es una entidad de servicio, nos interesamos por el programa de intercambio de jóvenes que lo trajimos nosotros a Trenque Lauquen que llevamos entre 110 y 120 que llegaron de otros países del mundo a la ciudad y la misma cantidad se fueron de aquí al mundo. La idea es intercambiar personas de buena voluntad intercambiadas en el mundo entero, por año son 10 mil chicos los que giran en el mundo”.
Las entidades –sigue- “son para los jóvenes, a los 55 años retiré y me fui a mi casa. Por mi participación estaba mucho tiempo afuera y dejas a tu familia”.
“Todo esto lo pude hacer por la familia y por el equipo de oro de colaboradores que tenía. Coroné toda esta vida viniendo a Trenque Lauquen conociendo a Raquel y conformando esta familia maravillosa con 4 hijos”.
LA MESA DE LOS GALANES
Ahora su intensa actividad que supo administrar, se reduce a las mesas de café. “A las 9 AM tomamos café en Kalos con unos amigos que son más chicos que yo, unos 15 años menos. Mi mesa era otra” y nombra algunos vecinos recientemente fallecidos “y entonces estos nuevos amigos me invitaron a su mesa”. Al mediodía tiene otra mesa de café en Sophía.
Para él, el café no es algo pasajero. Le atribuye especial atención, por el espacio, por el encuentro, por lo que representa y hasta tiene otra anécdota al respecto. “Cuando llegué a Trenque Lauquen vivía en un hotel los primeros tiempos, desayunaba solo. Un día Aldo Camissi fue el primero que me invitó a una mesa de café, junto a otros vecinos que eran personalidades en aquel momento Caliri, Horacio López, Oscar de Lucas, era gente muy vinculada en la comunidad y yo era un recién llegado fueron muy generosos conmigo”.