-¿Por qué van a internas? -Básicamente porque faltó voluntad de lograr un acuerdo. Este proceso empezó hace poco más de un mes, donde se intentó
-¿Por qué van a internas?
-Básicamente porque faltó voluntad de lograr un acuerdo. Este proceso empezó hace poco más de un mes, donde se intentó que haya interlocutores para armar una mesa de acuerdo, y poner sobre la misma los intereses en juego, las necesidades, los por qué; y, en función de la mirada de cada espacio, tratar de lograr un acuerdo razonable para todos. Bueno, esas mesas se fueron demorando, el tiempo quedó corto, y al momento de la definición fue un cuello de botella. Hubo voluntades, pero no hubo tiempo. Quizás no se sincronizó bien para lograr un acuerdo al día del cierre.
-¿Perdió el partido?
-El partido perdió la posibilidad de lograr una lista de unidad; que era un reclamo de la mayoría de los espacios y de mucha gente. Cuando uno mira el escenario social, económico, de cómo es hoy la mirada de la gente sobre la política y sobre nuestro propio partido, lo más razonable era lograr una lista de acuerdo, sobre todo pensando en el día después, el para qué. Para qué nos juntamos. No es para sacarnos una foto, sino para generar un profundo debate interno, para reposicionar al partido, que es un paso imprescindible. Hemos perdido esa oportunidad, ahora habrá que resolverlo en una elección interna. Tampoco es tan dramático.
-Lo que no ayuda es el contexto.
-Exactamente, el contexto no colabora en absoluto, pero también depende finalmente de lo que se vaya a discutir. Porque también es una oportunidad. Si no se logra la unidad antes habrá que hacerla el día después en base a una elección donde la gente decida qué perfil de conducción quiere.
-¿Faltó generosidad o sobró egoísmo?
-Para mí faltó una mirada un poco más elevada del por qué. Si esto es un juego de poder, para ver quién tiene más figuritas, claramente es una mirada corta. Y hay mucho de eso. Da la sensación que algunos miraban este escenario como una forma de consolidar mayores niveles de poder; y el poder sirve en tanto y en cuanto pueda transformar algo, no para estar sentado en un lugar y decir tengo un territorio más. El día después hay que generar el debate de qué es lo que somos, cuáles fueron los errores que se cometieron, hacia dónde vamos, y cómo logramos ese objetivo, que tiene una primera estación en el 2025, pero que tiene un objetivo mucho más importante en el 2027. Esto no debería ser nunca una lucha de poder por conquistar espacios, sino por definir proyectos de partido y proyectos de país.
-¿Cómo ves a Adelante en esta carrera?
-Muy sólido. Con un enorme acompañamiento de intendentes, hay 21 que están en nuestro espacio. Eso dice mucho del arraigo territorial de esta propuesta. Unos 56 exintendentes acompañan el proyecto, legisladores, dirigentes, comités de distrito. Ahora todo eso hay que traducirlo en un caudal de votos que cuando llegue el momento de contarlos te dé la mayoría.
-¿Y después?
-Lo que primero debemos hacer es un radicalismo potente, con identidad, que sepa encarar este proceso de transformación que está ocurriendo en la sociedad argentina, que generó un presidente como Milei, y que la mayoría todavía no entiende. Frente a ese escenario debemos reflexionar seriamente qué es el radicalismo, qué dicen nuestros afiliados, escucharlos, y luego construir el escenario para que el radicalismo se ponga de pie, tenga un candidato a gobernador en 2027 y un candidato a presidente. Pero eso no viene con un discurso, eso viene con mucho trabajo. Y pretendemos hablar con cada uno de los radicalismos de cada una de las provincias, más allá del Comité Nacional, que tiene un rol fundamental. Hay que hablar con los gobernadores, con los presidentes de los comités de provincia, construir ese futuro. No viene solo, hay que construirlo con mucho trabajo.
-Desde el otro sector se les pide una definición para asegurar que el partido no va a acompañar a Milei…
-Sí, casi una declaración ante escribano público pedían. A mí no me tienen que pedir nada, que vean en Trenque Lauquen cómo gestionamos y después me dicen cuál es mi identidad política. Algunos tienen la soberbia de pretender ser los guardianes morales de algo. Yo, primero, hago coincidir lo que digo con lo que hago, y pretendo hacerlo en el Comité Provincia. Cuando dije “hay que generar renovación”, la hice. El intendente de Trenque Lauquen tiene 33 años, y fue mi presidente de bloque durante 4 años. Su equipo es joven. El diputado Valentín Miranda fue por la reelección y yo decidí no competir por ese cargo porque estaba bien cubierto. Yo vengo a representar la idea de una Provincia gestionada desde la Provincia. No respondemos a sectores nacionales que quieren hacer base en la provincia de Buenos Aires para consolidarse en un territorio y decir tengo una cucarda más. Nosotros queremos gestionar con identidad bonaerense y no respondemos a ningún sector nacional. Mi actual adversario fue con la lista de Santilli y el candidato a senador era Espert, que es vocero de La Libertad Avanza. Y Santilli, que era el competidor del sector progresista, entre comillas, hoy es más mileista que Milei. Miremos eso en vez de empezar a ver si tenemos que hacer una declaración sobre cuál es nuestra perspectiva respecto a La Libertad Avanza o al kirchnerismo. Porque, si alguno tiene que aclarar del otro lado son los antecedentes de sus relaciones con el kirchnerismo. Yo no le pido a Lousteau, ni a nadie, que me traiga una declaración de principios.
-En algunos distritos hay internas locales. ¿En los que no hay va a ser más difícil convencer al afiliado que vaya a votar?
-Depende de lo que le digamos a la gente, en el sentido de para qué vamos a la interna, o qué está en juego. A mí no me mueve un interés personal para ser presidente del Comité del Radicalismo. Yo vivo a 450 kilómetros de la capital provincial y eso demanda un esfuerzo muy importante si es que pretendemos tener visibilidad y presencia territorial. Esto va a obligar a viajar mucho, a dedicarle mucho tiempo, dedicación full time. Y ese esfuerzo tiene que tener un sentido, si es para ocupar el cargo de presidencia y poner una cucarda más en el cuadro de honor, a mí no me interesa. Asumo este desafío, junto a un montón de otra gente que me acompaña, para transformar el partido. Y transformarlo desde la visión de un tipo del interior, que tiene una mirada muy distinta quizás a la del Conurbano, con fuerte arraigo bonaerense y con ocho años de experiencia en la gestión del territorio. Yo pretendo tener el partido de vuelta de pie. No solo, esto no es una construcción individual, sino colectiva. El gran beneficio que tenía evitar la interna, para el proceso que imagino que viene, es que todos estén sentados en la mesa, y eso lo lográs en una lista de acuerdo.
-¿Cuál es ese proceso que imaginás?
-Primero es un profundo debate de la dirigencia y de todo el radicalismo. Del radicalismo que queremos, de por qué estamos en esta situación. Algunos son muy críticos. Cuando veo toda la película de cómo estábamos y cómo estamos, digo “che, la cosa no está tan mal”. El radicalismo ha crecido en presencia territorial en los últimos 10 años, tiene un Foro de Intendentes muy potente, que me tocó presidir durante cuatro años. Tenemos legisladores, un bloque grande, lástima que esté dividido. La primera tarea del próximo presidente es unificar los bloques, y tener un solo bloque unido, potente, que interactúe con los intendentes y con el territorio, que es quizás uno de los déficits que hay que corregir urgentemente. El Comité Provincia, más allá de que tiene 135 sucursales, tiene que tener sucursales con vida. Es un trabajo muy intenso, de dedicación exclusiva. Yo no concibo que vos puedas hacer hoy dos o tres cosas simultáneamente junto con la presidencia. Para mí el que es presidente tiene que dedicarse solamente a esto, acompañado de un equipo de gente que tenga ganas de laburar. Eso es lo que a mí me da solidez en el proyecto que llevamos adelante, porque hay un montón de exintendentes que acompañan y que están en cosas que les permiten tener tiempo para acompañarme.
La Tecla