Por: Matías Cardini Ex Concejal Juntos por el Cambio Está claro que la irrupción y el acompañamiento que le dio la sociedad a Milei en las e
Por: Matías Cardini
Ex Concejal Juntos por el Cambio
Está claro que la irrupción y el acompañamiento que le dio la sociedad a Milei en las elecciones del año pasado, provocaron crisis profundas en el resto de los espacios políticos.
Juntos por el Cambio, esa coalición que se había mantenido con cierto grado de estabilidad durante los últimos 8 años, no escapó a eso, ni tampoco los espacios que la integraban.
El radicalismo empieza un proceso de reconstrucción. Ese proceso de recuperación de identidad, y de dar espacio a nuevos liderazgos.
Siendo un espacio de “centro”, el radicalismo y sus ideas, se tendrán que hacer lugar en una sociedad totalmente polarizada. De hecho, varias de las ideas de centro, en el actual humor social, pueden ser vistas como tibias o como ideas “faltas de convicción”.
No ha sido, ni será fácil para el radicalismo (y sus diputados y senadores), deambular entre las concepciones extremas de: o que el estado era mágico y todo lo podía, o que el estado es mala palabra.
Por ahora, se ha priorizado darle gobernabilidad y tiempo, a un gobierno elegido mayoritariamente por la gente.
De cualquier manera, la recuperación de una nueva identidad radical es necesaria. Es necesaria y prioritaria.
Y está claro que este proceso de reconstrucción radical, no puede ser liderado por Martin Lousteau. ¡Ni locos! El senador, ex ministro de Cristina Kirchner, ha dado excesivas muestras de un liderazgo mediocre, totalmente contaminado por su ego, y su veletismo político, que han hecho que la sociedad ya lo conciba (muy justificadamente) como un camaleón político. De hecho, el querer, desde Capital, manejar el radicalismo de la provincia de Buenos Aires, es otra de las muestras de que su ADN es 100 % Casta.
Es cierto que el “radicalometro” no existe, pero si imagináramos que existiera el “Kirchnerometro”, a Loustaeu le daría re contra pasado de temperatura. Diríamos que tiene fiebre K. De hecho, en casi todas las votaciones del Senado voto con el Bloque Kirchnerista.
También hay que reconocer que tener internas en este momento, es no empatizar en nada, con lo que le está pasando a la sociedad. Es cierto. Pero también es cierto que se llegan a internas porque en muchas organizaciones y espacios democráticos, llega el momento institucional de decidir quiénes lideraran los procesos que se vienen. Hay que decidir quién va a conducir el radicalismo que se viene en la provincia de Bs As. ¿Queremos que ese líder sea Lousteau desde Capital? Bueno … yo no quiero eso!
Estoy convencido que la alternativa que representa Miguel Fernández es la mejor opción para empezar esa reconstrucción de la identidad radical en Bs As. La mirada de Miguel desde la gestión y desde la cercanía a los ciudadanos será fundamental en lo que viene.
Por eso, hay que ver estas “elecciones internas” como una oportunidad. Y por eso el afiliado debe ir a votar.