Pablo Mendaña, desde EE.UU.: “El fútbol argentino está más vivo que nunca y acá lo estamos haciendo sentir”

Un trenquelauquense en Seatle, siguiendo al Millonario en el Mundial de Clubes.

Desde Estados Unidos. Pablo Mendaña, hincha de River y vecino de Trenque Lauquen, se convirtió en uno de los tantos fanáticos que cruzaron fronteras para seguir al “millonario” en el Mundial de Clubes 2025. Desde la previa hasta el aliento, Pablo viajó con la bandera de la filial local y compartió sus sensaciones en una entrevista con la FM 96.5.
“No se jugó bien, pero había que ganar y se ganó”
Tras el primer encuentro, Mendaña fue crítico con el rendimiento del equipo: “River arrancó bien, pero después la pelota iba y venía sin profundidad. Igual, en estos torneos lo importante es arrancar ganando, y se logró”.
Su recorrido no se detiene. En apenas unas horas, tomará un vuelo a Los Ángeles para seguir alentando en la próxima instancia del certamen: “Mil y pico de kilómetros más, pero mientras River siga, yo también sigo”.
El fútbol, más allá de la pelota
Más allá del juego, Pablo destacó el fenómeno social y cultural que rodea a los equipos argentinos en el exterior: “Acá no lo entienden. Salimos todos con la camiseta, cantamos en las calles, en los hoteles. Eso genera sorpresa. Te cruzás con hinchas por todos lados: en el avión, en el súper. Es zarpado”.
La emoción también se multiplica ante el posible cruce con Boca Juniors. “Ojalá se dé. Sería algo histórico. Es lo que todos sueñan: una final entre Boca y River acá. Estoy haciendo cuentas todo el tiempo”, confesó entre risas.
Fútbol sudamericano: presente y futuro
Frente a las suposiciones de una diferencia abismal con el fútbol europeo, Mendaña aportó otra mirada: “Boca se plantó de igual a igual y River también puede dar pelea. El Inter no le ganó a Monterrey, el Real Madrid no pudo ganar… Cualquiera le puede ganar a cualquiera. Eso es lo lindo del fútbol”.
Y cerró con una dedicatoria especial: “Gracias a la filial por el aguante y por darme la bandera. La llevo a todos lados. Y un saludo grande a mis amigos del café en Trenque, ¡los extraño!”.
Con la camiseta puesta, la bandera bien alta y la ilusión intacta, Pablo sigue su travesía futbolera, demostrando que el amor por el club no entiende de fronteras.

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