Juan Carlos Artigas ganó un concurso poético en Cañuelas

El escritor de Trenque Lauquen ganó el premio mayor con unas décimas de homenaje a los alambradores.

Llegó a su fin la edición número 14 del concurso de poesía gauchesca que anualmente organiza Carlos Gallardo a través su programa radial Fogoneando.
El ya clásico evento literario, auspiciado por la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, contó con la participación de escritores de todo el territorio nacional.
El ganador fue Juan Carlos Artigas, de Trenque Lauquen, por su obra “Para un alambrador” que pone en relieve un noble y antiguo oficio campero, hoy en desaparición.

El segundo premio fue para los versos titulados “De recorrida”, de Arnoldo Daniele (Jáuregui, Luján); y el tercero para “Un criollo” de Juan Carlos Pirali (Dolores).

“Don Nicacio” de Héctor Riccardi (La Plata) y “Silbido apagado” de Eduardo González (Coronel Dorrego) fueron acreedores de las menciones concedidas por el jurado.

En un clima de camaradería el organizador y anfitrión Carlos Gallardo recibió a los ganadores en una reunión que tuvo lugar el pasado fin de semana en el Comedor Escolar Juan XXIII.

Para un alambrador

Rollos de púas y lisos,
pala, tenaza y pisón
conoció desde pichón
y así alambrador se hizo.
Siendo blando o duro el piso
se lo vio en esa tarea,
plantó postes, y maneas
puso a miles de varillas,
y durmió en esas casillas
donde la helada gotea.

¡La pucha si hizo agujeros
con aquel taladro a mano!
y se fue haciendo baqueano
en parar un esquinero.
A su alambrado primero
lo recuerda en ocasiones,
que a los dieciocho, sin peones
para hacer se le daría
en la Estancia La Sofía
propiedad de Tamagnone.

De la manga construida
en la estancia San Martín,
de que fue duro el trajín
suele decir que no olvida.
Y en el andar esa vida
más de una vez ha contado
que además del alambrado
del formato conocido,
para ciervos, con tejido
también cuadros, ha cercado.

Contando hoy con la hoyadora
la pala no se utiliza
y el trabajo se agiliza
haciendo pozos ahora.
Tampoco no se demora
en realizar agujeros,
pero le digo aparcero
que aun con ese modernismo
a campo es bravo, lo mismo
si el calor aprieta fiero.

Y aquella cerca segura
que a todo lo resistía
la volteó el “boyero” un día
y el irse a la agricultura.
El alambrador perdura
pero el quehacer fue mermando
y “eléctricos” él va armando
de dos hilos construidos
o poniendo algún tejido
y casas quintas cercando.

Alambró para estancieros
resguardando así sus bienes,
pero alambrado no tiene
que sea suyo ni un potrero.
Algo así dijo don Berho
y la razón se la doy.
A Juan Carlos Vargas hoy
me he referido señores,
y así otros alambradores
también valorando estoy.

Carlos Artigas

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