A los 35 años, Juan Ignacio Figal mantiene un equilibrio poco común: de lunes a viernes trabaja como ingeniero químico en Tecpetrol, la petrolera del Grupo Techint donde desarrolla una tarea muy importante, pero en sus ratos libres se transforma en la voz que millones de argentinos escuchan en las publicidades de algunas de las marcas más importantes del país.
«Son como los dos hemisferios del cerebro», reflexiona Figal sobre su doble carrera durante una entrevista con FM Tiempo. «La parte más racional de la ingeniería y la parte más creativa de la locución». Lejos de ser incompatibles, ambas profesiones se complementan en su vida cotidiana, aunque reconoce que todo comenzó de manera inesperada.
UN CAMINO QUE EMPEZÓ JUGANDO
Como muchos niños, Figal jugaba de chico a hacer radio con un radiograbador, grabando programas ficticios con sus amigos en Trenque Lauquen. También era el presentador natural de las obras escolares y las fiestas patrias. «Todo empieza por lo lúdico», recuerda con nostalgia. «Había cierto bichito ahí de algo».
Dejó Trenque Lauquen para graduarse de Ingeniero Químico en la Universidad Nacional de La Plata y luego se mudó a Buenos Aires por trabajo. Fue entonces cuando descubrió que existía una carrera de locución formal: el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), público y gratuito.
«Salía del trabajo a las seis y entraba al ISER justamente a las seis de la tarde», cuenta. Durante tres años compatibilizó ambas actividades hasta recibirse también como locutor nacional. Antes había hecho algunos cursos de locución y trabajado temporadas cortas en radios de Trenque Lauquen como la de Omar Etchepare.
Al graduarse del ISER, Figal no tenía idea de cómo conseguir trabajo en el rubro. Sin contactos ni referencias, comenzó lo que él llama «un trabajo de hormiga»: recolectar correos de productoras y enviar demos mostrando simplemente su voz.
«No me imaginaba ni siquiera trabajando de eso», admite. Pero la perseverancia rindió frutos. De a poco empezaron a llegar los primeros trabajos pequeños, que luego se convirtieron en proyectos para marcas reconocidas.
Entre sus trabajos más destacados figuran spots para Quilmes durante la Copa Mundial, Cinzano, Banco Galicia y Mastercard. Esta última le resultó especialmente satisfactoria: «A veces te hacen alejarte un poco de tu voz hablada, de tu voz más coloquial y hacer algo más impostado. La de Mastercard era un poco más mi voz».
La pandemia cambió radicalmente la dinámica del trabajo. «Antes tenías que ir a un estudio de grabación como si estuvieras grabando un disco», explica Figal. Ahora, con su home studio, puede hacer propuestas desde casa, recibir correcciones y volver a grabar, o conectarse remotamente con productoras durante sesiones que pueden durar una hora.
Las indicaciones, reconoce entre risas, no siempre son tan precisas.
Figal es consciente de que la profesión ha cambiado drásticamente. «En el ISER una de las cosas que más marcaban era este cambio de paradigma: de la voz formal de antes a algo más como el amigo que te recomienda que compres una freidora de aire», explica.
Esa evolución tiene que ver con cómo funciona la publicidad actual: «El mensaje llega mucho mejor cuando hay cierta identificación en esa voz», sostiene. Locutores como Mariano Chiesa o Cuadrado son ejemplos de esta nueva camada: versátiles, con formación actoral, capaces de transitar entre la seriedad institucional y el humor cotidiano.
Para sumar recursos expresivos, Figal estudia canto y también teatro. «Te da herramientas para que esa frase tenga cierta intención», dice sobre la formación actoral aplicada a la locución.
EL EQUILIBRIO PERFECTO
Hoy, con casi 12 años en el Grupo Techint, Figal se siente cómodo con su esquema de trabajo. La locución publicitaria e institucional le permite organizarse mejor con los horarios y grabar después del trabajo o en espacios que puede coordinar como home office.
«Obviamente pondría fichas para hacer la voz oficial de algún producto, de algún medio», reconoce cuando se le pregunta por futuros planes. «Pero por ahora lo que vengo haciendo de a poco me gusta y me es cómodo». No descarta, más adelante, volver a sus orígenes: la radio o el streaming.
Mientras tanto, este trenquelauquense sigue escribiendo su historia con tinta química y tinta radiofónica, demostrando que la creatividad y la ciencia no solo pueden convivir, sino potenciarse mutuamente.
La próxima vez que escuches una publicidad en la radio o la televisión, quizás reconozcas la voz del trenquelauquense que se abre camino en el gran mundo de la publicidad.
Juani Figal, el ingeniero químico que le pone voz a las publicidades de Quilmes y otras grandes marcas
La doble vida del trenquelauquense que ocupa un destacado lugar en una multinacional como ingeniero, pero también estudió locución y le pone voz a la cerveza, a Mastercard, Banco Galicia y otros.

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