Eva Logotetti no abrió un restaurante. Abrió una experiencia. Noches Tintas, su nuevo proyecto gastronómico en Trenque Lauquen, nació mucho antes de tener nombre o logo. “Nació en nuestra familia, en esos domingos eternos alrededor de la mesa, donde la gastronomía era la excusa para encontrarnos, y el vino, el ritual que nos unía en cada brindis”, cuenta Eva, con la calidez de quien cocina para compartir, no para vender.
Desde el 4 de octubre, Noches Tintas propone cenas íntimas, platos cuidados y copas que cuentan historias. “Empezamos con banquetes para 14 personas, todos los viernes. Comida rica, gente linda, charlas largas. Después nos animamos a abrir más salones, pero nunca más de 30 cubiertos. Queremos que cada noche sea especial”.
La propuesta se aleja del formato tradicional. No hay carta fija, ni menú extenso. Cada semana se diseña una experiencia distinta, con platos de tres o cuatro pasos, pensados para acompañar el vino. “No hacemos comida gourmet. Hacemos comida sencilla, bien lograda, con una vuelta de tuerca. Queremos que el vino sea protagonista, pero que la comida esté a la altura”.
Eva trabaja con un equipo pequeño y apasionado: su hermana, su pastelera, su encargada de salón y Fernando Pereiro, chef profesional y somelier, pero sobre todo un amigo de toda la vida que se ocupa de la cava y de guiar a los comensales en el mundo del vino. “Fer va mesa por mesa, sirve, explica, escucha. Si alguien quiere saber más, lo invita a recorrer la cava. Si no, lo deja disfrutar. Es generoso, sabe mucho y le encanta enseñar”.
La casa, ubicada en un entorno cálido y versátil, ofrece distintos ambientes: salones privados, mesa comunitaria, patio para noches de verano, una cava a 16 grados, muebles antiguos y obras de arte de Magui Delfino que cuelgan de las paredes. Se buscó conservar lo original de la casona antigua de calle Avellaneda, como su claraboya en el hall central que es una ventaja al mundo.
“La mesa comunitaria es lo más lindo. Gente que no se conoce, que empieza tímida y termina hablando de recetas, viajes, abuelas. Hemos tenido señoras de 90 años compartiendo con jóvenes de 20. Es hermoso”.
Noches Tintas no tiene inauguración oficial. “Cada persona que entra inaugura algo. Cada noche es distinta. No queremos hacer algo masivo. Queremos cuidar el producto, aprender, disfrutar. Y que la gente se lleve más que una cena: que se lleve un buen momento”.
Las reservas se manejan por redes sociales, especialmente en Instagram (@noches.tintas), donde se anuncian los días de apertura y las experiencias de cada semana. “No abrimos todos los días. Nos adaptamos a nuestros tiempos, a nuestras vidas. Queremos que esto sea sostenible, que nos haga felices”.
Eva Logotetti, después de años al frente de Casa del Sol, decidió dar un salto creativo a la luz de la luna. “Entre charlas, aromas y copas compartidas, entendimos que lo que más nos apasionaba no era solo cocinar o descorchar una botella, sino crear momentos. Esos instantes que quedan grabados en la memoria, como la marca que deja el vino en la copa o la luz de la luna en la noche”.
Hoy, Noches Tintas abre sus puertas “con el deseo de compartir con vos esa misma calidez, ese sabor a encuentro y esa magia que sentimos en familia. Porque para nosotros, la gastronomía y el vino no son solo un oficio: son la manera más sincera de celebrar la vida”, señala.
“Es la segunda parte de mi vida. Quiero hacer lo que me encanta. Y Noches Tintas es eso: una casa donde el vino une, la comida abraza y la conversación fluye. Como en los domingos de mi infancia”.
Noches Tintas: el ritual del vino y la conversación
Vino, charlas y experiencias únicas en Trenque Lauquen Eva Logotetti abrió un espacio donde cada cena es un ritual y cada copa, una historia.

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