Wenseslao Rodríguez acomoda con su mano derecha los cabellos húmedos que sobresalen como cresta desde el flequillo. Enfundado en un chaleco y una reme
Wenseslao Rodríguez acomoda con su mano derecha los cabellos húmedos que sobresalen como cresta desde el flequillo. Enfundado en un chaleco y una remera gris, dice que la voz le viene jugando una mala pasada y lleva su mano al cuello. Es domingo y el fin de semana comenzó el viernes en Santa Fe y con una escala en Pehuajó, pero está a punto de salir a escena para su último show de esta semana y ante un público muy especial: los jubilados de Trenque Lauquen y la región.
“Wense” como le dicen, no es la primera vez que canta en el Centro Recreativo Los Abuelos de Trenque Lauquen, más aún es uno de sus escenarios preferidos dice porque aquí su público es “gente grande, respetuosa que sólo quiere divertirse” una fórmula que parece sencilla y básica pero que no abunda en la noche y la encontramos un domingo en la calle Sargento Cabral, en el baile de los jubilados.
Allí, abuelos de Trenque Lauquen y la región se encuentran todos los domingos de 20 a 24 horas, para pasar una noche agradable y divertirse. No es un público que sea tenido en cuenta por el circuito comercial de la nocturnidad, pero que a esta edad sin obligaciones laborales, sin hijos para criar y en muchos casos en estado de viudez concurren con una máxima irrenunciable: disfrutar la vida y pasarla bien.
Lucas Villareal es el presidente del Centro Recreativo y el organizador de los bailes. Llega al encuentro con este diario, en la zona de la cantina, con billetes enrollados en la mano izquierda, es de una rifa que se sorteará al final de la noche y el premio son 1.000 pesos. Se sabe, los jubilados están en el lote de los más postergados por sus ingresos, así que el premio es una tentación.
Junto a su esposa Vilma, organizan las mesas, monitorean la hora de los choripanes, las pizzas y hasta calientan el agua para el mate, porque algunos concurren con el equipo de mate y pasteles.
“La gente viene porque sabe que nosotros aquí trabajamos mucho para que ellos la pasen bien, no les falta nada y acá no permitimos que haya problemas, están todos tranquilos y nadie tiene problemas. La gente aquí es muy respetuosa” dice Lucas y remarca que las cosas han cambiado “la gente a esta edad también quiere divertirse y pasarla bien, más en estos momentos que la cosa no está bien y todos necesitamos un tiempo para distraernos”, le dice a OESTE BA.
Hay seguridad y servicio de mesas con meseras que van y vienen, con tragos o porciones de pizzas. Es un baile moderno con luces y amplificaciones pero con códigos de antes, uno de ellos es que los hombres deben sacar a bailar a las mujeres y ni ellas ni ellos bailan solas como lo hacen las jóvenes de hoy en día.
A Wenseslao le avisan que llegó la hora. Es un baile para la tercera edad y lo importante es que no se haga tarde. También él piensa en la hora. Cuando termine el show deberá cargar la camioneta junto a sus tres acompañantes, uno es su hijo Benjamín, y emprender regreso a su Teodolina, provincia de Santa Fe, donde trabaja en la construcción “no se puede vivir de la música”, aclara.
Música y ritmo
La “Banda Escándalo” que lidera viene rodando hace un par de años en la región. Tiene la aceptación zonal porque Rodríguez es muy versátil. Su padre el Beto Rodríguez es un cantante folclórico de larga trayectoria, y entonces tiene formación en distintos ritmos y a pedido hace un tango, un paso doble o lo que le pidan es un artista a la carta completo a pesar de sus jóvenes 39 años. “A nosotros nos gusta venir acá por la tranquilidad, la gente sólo busca divertirse, venir a bailar y pasarla bien. Aplaude y disfruta, aquí nadie viene a buscar problemas ni nada por el estilo”, aclara y le hacen seña que el show debe continuar.
Entonces rompe el silencio con un hit histórico “Cara de gitana” de Daniel Magal, una canción que es un clásico desde hace 40 años y en menos de lo que canta un gallo la pista se inundó de bailarines y no paró más, al menos durante la hora que este diario compartió con los abuelos que se abrieron de manera muy gentil para esta nota.
Víctor es de Salliqueló, el día anterior festejó 70 años y cuenta que asó lechones y pollos y muchos de sus invitados eran de Trenque Lauquen “vengo todos los domingos hasta aquí, he encontrado un lugar especial por la gente, son todos muy amables y cordiales y te reciben como si fueras de la casa, por eso no puedo dejar de venir, cuando vengo traigo a tres vecinos más. Mis hijos son grandes y mis últimos años quiero disfrutarlos”. Azucena es una de las que vienen con él desde Salliqueló “soy sola y tengo una hija grande, todos los que estamos acá tenemos la vida resuelta por eso es nuestro tiempo para divertirnos”.
En una mesa contigua se encuentran dos amigos: Oscar Córdoba “Cordobita” hace 32 años que vive en Trenque Lauquen es oriundo de Paso “hace muchos años que vengo, me divierto, charlo con gente, siempre entendí que a pesar de ser grande uno puede divertirse, yo soy solo y tengo mis hijos ya grandes, así que vengo aquí que es un lugar sano y lindo”. Armando, junto a él, llegó a Trenque Lauquen hace 40 años con la empresa Venturino “vine por tres días y me quedé me gusta bailar, tengo hijos grandes, 7 nietos y una bisnieta”.
Norma y Beatriz de 73 años jubiladas también cuentan su historia “mis hijos son grandes, tengo tres, todos casados y con su vida, entonces yo disfruto sola, aquí es un lugar muy lindo” dice la primera y la segunda agrega que es “es un buen ambiente, buen clima”.
Adriana y Horacio son matrimonio y no son jubilados. Tienen 55 años y están listos para salir a bailar “nos gusta es un lugar lindo y por las edades nuestras no se puede ir a ningún lado, no tenemos donde ir”. Cerca suyo están Claudia y Gladys, dos amigas. La primera no es jubilada “pero sí soy abuela, tengo 4 nietos” y la segunda sí ya tiene más de 60 años y es jubilada “antes era ama de casa soy viuda con tres hijas grandes, hasta las 4 de la tarde soy abuela, después me dedico al baile”.
Más historias
Yolanda y Marta, son amigas y jubiladas de 74 años y 73 años, ambas viudas asisten todos los domingos al baile “porque es un lugar lindo, muy familiar y la gente es seria. También toman clase de folclore en la semana. Miriam, 64 años, también es una asistente frecuente “venimos siempre, con amigas del trabajo, de la vida, y del baile, tengo 64 años y estoy jubilada. Los domingos estamos aburridos los más grandes y me gusta bailar así que vengo acá y en la semana hago deporte juego al ñucon, soy divorciada y este es mi espacio, acá conozco a todos porque soy de la ciudad”.
Norma y Nora son amigas y este domingo trajeron a Elba, que es de Quenumá “mi hermana vino a visitarme y dónde la voy a llevar, tenemos que venir al baile no tenemos otro lugar dónde ir”.
Hay gente de 30 de Agosto, Pellegrini y otras ciudades. En las mesas despobladas, porque casi todos están en la pista de baile, quedan los equipos de mates, las pasteles y los abrigos que aguardan. Es el inicio de una noche larga.