Pedro Sayago, un histórico al volante

¿Todo tiempo pasado fue mejor? La pregunta la podemos trasladar a distintos ámbitos de discusión pero en el automovilismo cobra mayor relevancia porque hoy asistimos a unidades casi virtuales que reducen a la menor expresión el accionar del piloto. Sin embargo, con el cambio de época, y en la era…

¿Todo tiempo pasado fue mejor? La pregunta la podemos trasladar a distintos ámbitos de discusión pero en el automovilismo cobra mayor relevancia porque hoy asistimos a unidades casi virtuales que reducen a la menor expresión el accionar del piloto. Sin embargo, con el cambio de época, y en la era de la tecnología sobreviven algunos viejos lobos de mar como Pedro Sayago que hace 35 años se subió a un auto de carrera y no se bajó más.

Sayago siempre mantuvo su perfil bajo y bonachón. No le gusta la autopromoción y casi nadie se entera cuando corre ni gana o pierde una carrera. Tiene sobre sus espaldas cientos de vueltas a los circuitos y en distintas categorías y automóviles. Hoy con 59 años es uno de los más veteranos de la categoría Supercar Pampeano, a bordo de un Chevrolet marcha octavo en el torneo y ya prepara su nueva carrera en Vietma el 8 y 9 de noviembre.

Pero a diferencia de lo que mencionábamos anteriormente, Sayago no reduce su accionar sobre el auto sino que lo acentúa. No sólo es el piloto sino también el mecánico. En la última competencia en Bahía Blanca, los espectadores se quedaron sorprendidos de cómo este piloto se sacó el buzo y se tiró bajo el auto para reparar la crapodina hidráulica a 40 minutos de la largada, algo que ya nadie hace.

Su historia con el automovilismo es larga, porque está al borde de las 6 décadas de vida, pero en realidad comenzó de grande. Hijo de una modista y un peón rural, se marchó a trabajar al campo a los 13 años y volvió a la ciudad 3 años después para ingresar a los talleres de La Moderna donde conoció los motores. A los 22 años tenía su propio taller y comenzó a armar un Fiat 600 con el que debutó a los 24 años en una carrera de Carlos Tejedor. De ahí en más no se bajó nunca más.

“En plena inundación pasábamos por los alteos para ir a correr. Un día vinimos de una carrera y  se iban todos porque se inundaba el pueblo. Nos escondíamos para que no se dieran cuenta que veníamos de correr” dice entre risas a OESTE BA.

“El automovilismo es una parte de mi vida, para mi es un aprendizaje me enseñó muchas cosas sobre la vida, te prepara para tener iniciativa, resolver problemas en poco tiempo y el trato con la gente”.

Su historia

Corrió en múltiples categorías locales, regionales y provinciales y fue un gran animador del auge del automovilismo local en la década del 90 con la denominada categoría Super Prime, generando un clásico deportivo con Roberto Fossat, un duelo del que se hablaba toda la semana por aquellos años. “Siempre hubo competencia deportiva, no personal, siempre la relación fue buena” aclara.

Para los que no son fierreros también menciona que la rivalidad entre Chevrolet y Ford es más o menos como River y Boca “pero sin violencia. Nosotros vivimos la pasión desde otro lugar, con festejos y alegrías pero nada más” señala. 

 Subió y bajó de todos los podías habidos y por haber en la región y en parte del país y hasta se dio el lujo de correr con sus hijos, que también son apasionados por los fierros en distintas categorías. “La experiencia ya no es tan importante porque hoy hay un chico de 25 años que desde los 5 corre en karting, nosotros a los 5 no teníamos ni bicicleta” señala.

Ser piloto de automóviles, de categorías del interior no es fácil. En la semana hay que preparar el auto. De profesión mecánico, dedica el tiempo libre a su propio auto de carreras. “Antes de abril el taller y después de cerrado me dedico a lo mío, y después todo el fin de semana, el domingo con el taller cerrado”.

Luego hay que “mover” dos días antes de la carrera. El auto, las cubiertas y los acompañantes. Alquilar cabañas, carpas en los circuitos y todos los gastos que se generan, en épocas de sponsors flacos. Sin embargo, nada lo detiene.

“Muchas veces me lo platee dejar de correr, porque a veces venís con dolores, o chocás o te pasa algo, pero al otro día me tomo una aspirina y vuelvo a correr”, dice entre risas.

-¿Cuánta gente te pide que dejes de correr?

-Todos, jaja, pero me enojo y no me lo dicen más. A mi padre, que tiene 99 años lo llevo para ver las carreras.

Y sigue: “La velocidad es un lugar donde me siento cómodo. La largada es lo que más me gusta, cuando se enciende el semáforo se van los nervios se va todo”.

Una vieja historia contada por el corredor de motocross Ricardo Vasco Zaragüeta, señala que él, junto a Sayago y al ex arquero de Ferro Pantera Bengochea pactaron retirarse juntos. El futbolista ya lo hizo, pero los motoristas siguen haciendo de las suyas. “El mayor sacrificio es el del Vasco, porque anda en dos ruedas y tiene un gran desgaste físico” dice Sayago que prefiere no ponerle punto final a su carrera aún, o al menos lo dice con firmeza: “La temporada 2020 la voy a correr y creo que será la última. Tengo 59 años no me queda mucho. Pero bueno, ya lo veremos”.

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