Lograr contener todo el caudal de votos de las elecciones primarias fue la meta inicial para Martín Sotullo Lanz, el gran ganador de agosto, al cierr
Lograr contener todo el caudal de votos de las elecciones primarias fue la meta inicial para Martín Sotullo Lanz, el gran ganador de agosto, al cierre de las internas que lo consagraron vencedor y dueño de un caudal de votos que lo ponía en un margen de equidad impensado con el oficialismo y alentó durante dos meses la posibilidad de dar un batacazo histórico que finalmente no llegó.
No sólo no llegó, sino que con el análisis fino de las elecciones se percibe que el peronismo fugó 1000 votos entre las PASO y el 27 de octubre. De 12.129 sufragios obtenidos en agosto (sumados los de Sotullo, Estévez y Roig) a los 11.176 del último domingo, cuando una serie de variables alentaban un pronóstico totalmente inverso. Entre ellas:
1 – Se descontaba que Alberto Fernández le ganaba a Macri y que el triunfo de Kicillof sería arrollador. No hubo aquí lo que se denomina “teoría del furgón de cola” que inclina a los indecisos a votar al ganador.
2- Hubo 800 votos en blanco menos entre las PASO y la generales. Esos votos positivos no fueron para la oposición.
3 – Se registraron más votantes. En el conteo final se establecieron 3 mil votos positivos más de las PASO a la general, pero ninguno fue para la oposición.
No se le puede achacar al candidato estas consecuencias. Sotullo hizo una campaña todo terreno en la que se lo vio en todos lados en todo el tiempo, y se mostró conciliador en la búsqueda de superar las heridas internas que dejan las PASO y que suelen ser difíciles de cicatrizar. El episodio de los audios fue el único momento en el que expuso esas grietas intrínsecas pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras por escuchar a dos políticos en una discusión acalorada por WhatsApp.
Con todo esto, Sotullo Lanz quedó bien parado después de la contienda mostrando potencial no sólo por su corta edad, sino su legajo limpio, despojado de las viejas rencillas partidarias alistadas casi siempre a designaciones dinásticas o genealógicas, más que a diferencias políticas.
Pero el movimiento fundado por Juan Perón no acepta liderazgos con sombra, por lo que para erigirse como referente no sólo alcanza con ganar las PASO y ser el candidato de la oposición, sino que también ahora deberá saber conducir las opiniones críticas a un gobierno municipal ampliamente ratificado en las urnas con una victoria inapelable, pero que parece una isla frente a la Nación y la Provincia que cambian de color. Cómo conducirá la oposición y qué aportes le hará al distrito en su rol de mediador ineludible con Kicillof y Alberto Fernández, serán determinantes para su futuro político.
En la antesala de la elección, Sotullo logró algo poco común: la foto de la unidad y manifestaciones de apoyo de Jordán, Angelini y hasta Feito y las visitas de renombre que llegaron hasta aquí para levantarle la mano. Son todos logros propios.
El peronismo de Trenque Lauquen otorga liderazgos con fecha de vencimiento que generalmente lo segmentan las internas, cada dos años. La gran tarea para el hogar es lograr que toda esa energía que se vuelca en las internas se pueda sostener en las generales. En síntesis, debe gestarse un peronismo más rebelde consigo mismo, capaz de darle pelea a su designio histórico, y cambiar el final de una parábola que de tanto repetirse, se vuelve previsible.