10 de diciembre, derechos humanos y democracia: todos y todas, de un mismo barro

Por Dardo Lambertt Hoy 10 de diciembre es una fecha realmente trascendental para nuestras vidas. Se cumplen 38 años de la restauración de la democracia en nuestro país, el día de la asunción de Raúl Alfonsín como presidente de la Nación Argentina. La elección de la fecha de asunción, que…

Por Dardo Lambertt

Hoy 10 de diciembre es una fecha realmente trascendental para nuestras vidas. Se cumplen 38 años de la restauración de la democracia en nuestro país, el día de la asunción de Raúl Alfonsín como presidente de la Nación Argentina.

La elección de la fecha de asunción, que se sostuvo en el tiempo como rigidez de calendario para la puesta en funciones de cada Jefe de Estado que lo sucedió, no fue azarosa ni contingente, sino que se eligió ése día porque es el día  de los derechos humanos, una declaración universal que se remonta a 1948.

La declaración de los derechos humanos se produjo en un mundo de post guerra horrorizado por el intento de exterminio humano y fue necesario grabar en letra de molde el reconocimiento y el respeto de los derechos y las libertades de las personas sin distinción de raza, color, sexo, religión, origen social o posición económica.

Volviendo a nuestro país, con la asunción de Raúl Ricardo Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983, Argentina volvió a vivir en democracia y se le puso punto final a una dictadura cívico-militar sangrienta, de las más violentas que conoció Latinoamérica. Secuestros, torturas y desapariciones que se sumaron a un descalabro económico y a un retroceso en materia de derechos civiles sin precedentes.  Al asumir frente a los representantes del pueblo en el Congreso de la Nación, Alfonsín dijo: «Con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura».

En el 2007, el Congreso de la Nación, por Ley Nº 26323, lo declara el Día de la Restauración de la Democracia, como símbolo del retorno al Estado de Derecho, promoviendo los valores democráticos, resaltando su significado histórico, político y social.

Cuatro décadas después estamos aun debatiéndonos en los temas por resolver. Todos coincidimos -y en esto no hay grietas- que la democracia es el mayor valor a defender con uñas y dientes,  y parece hoy que el modelo de la vieja dictadura latinoamericana no es una amenaza latente para nuestro país. Pero nos ha costado mucho encontrar un proyecto nacional, una causa que podamos abrazar sin distinciones, hacer una sociedad más justa, equitativa e inclusiva. Asumimos que aún hay sectores de nuestra sociedad que piden por sus derechos, como los más humildes, los postergados, los marginados, aquellos que reclaman comida; identidad de género; libertades laborales o sociales.

No estamos completos. A 72 años entonces de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos y a 38 de la Restauración de la Democracia en la Argentina tenemos que asumir que siempre hay algo que podemos hacer para garantizar más y mejores derechos para nuestros vecinos. Como escribió un colectivo de artistas hace algunos años y para esta misma fecha, hacernos ver en estos días tan especiales que somos todos y todas “de un mismo barro”.

(Fotos Ministerio de Cultura de la Nación)

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