24 de marzo: dos décadas ganadas al olvido

24 de marzo: dos décadas ganadas al olvido

La Comisión de los Derechos Humanos de Trenque Lauquen, emitió un comunicado con motivo del aniversario 44 del golpe de Estado, en el que refiere a l

La Comisión de los Derechos Humanos de Trenque Lauquen, emitió un comunicado con motivo del aniversario 44 del golpe de Estado, en el que refiere a los 20 años de trabajo de la comisión local. “Dos décadas ganadas al olvido” señala el texto.

Este es el texto: “La primera reunión de la Comisión por los DDHH fue el 6 de agosto del 2000. En la Plaza Francia estuvieron dos Madres: Elena Taybo de Pettiná y Lidia Huarte de Frank. Ya en la segunda reunión se acercó Ilda Grau de Mirabelli, y algunos encuentros más tarde dijeron presente Mery López de Sangla y Don Ricardo Sangla. Suponemos que las Madres, Padres y demás Familiares estaban  expectantes por una convocatoria que partía de un puñado de jóvenes que no tenían lazos de sangre con detenides desaparecides (Madres y otres Familiares venían de conformar, durante diez años -1984/1994-, la Comisión de Derechos Humanos, que entre tantos otros logros nos legó varias esculturas emplazadas en una de nuestras Plazas de la Memoria, la Plaza Francia, obras que fueron el resultado de una inédita convocatoria nacional a reconocidos escultores).

Diecinueve años, siete meses y dieciocho días después, sabemos que las expectativas de las Madres y otres Familiares no fueron defraudadas. Con todas las limitaciones que signaron nuestro accionar, y sin alardear en lo más mínimo, podemos concluir que en estos “pagos” el olvido no ganó la batalla interminable que libra contra la Memoria, y que ésta, siempre frágil, siempre insuficiente, es un atributo que permite valorar a Trenque Lauquen como un distrito que supo enfrentar miserias, complicidades, aristas autoritarias, voluntad amnésica, para re-significarlos en base a Marchas, Actos, nombres de calles, pintadas y repintadas de pañuelos blancos en Plazas de la Memoria, plaquetas en edificios públicos e instituciones educativas, y otra gran cantidad y variedad de acciones que en cada marzo se multiplican, pero no se agotan en una fecha alusiva sino que se distribuyen a lo largo de cada año.

Cuando arrancamos, en el 2000, la impunidad, que se había enseñoreado durante la década de 1990 (por la decisión del neoliberal justicialista Carlos Menem), continuaba impertérrita, de la mano del neoliberal radical Fernando de la Rúa. Así estuvimos hasta 2003, pasando por los mismos designios de olvido e injusticia que mantuvo el conservador peronista Eduardo Alberto Duhalde. Es paradójico que el funcionario que a partir de entonces revirtió esa tendencia aplastante fuera su casi homónimo: Eduardo Luis Duhalde, como Secretario de DDHH de la Nación, en la presidencia de Néstor Kirchner. Hasta 2015 nos sentimos acompañados en esta lucha, aunque siempre marcamos aquello que el Estado violentaba o no lograba dilucidar, como ocurrió a partir de septiembre de 2006, con la segunda desaparición de Jorge Julio López. Pero a partir de 2016 volvimos a caer en las garras de la impunidad y de los intentos amnésicos, de la mano del empresario neoliberal Mauricio Macri. Es decir que el neoliberalismo, no importa demasiado si es de origen militar, peronista, radical o del PRO, siempre intenta consagrar impunidad, olvido y perdón para los genocidas. Tengámoslo en cuenta a futuro: el neoliberalismo mata primero, y busca la impunidad para sus crímenes después. Por eso es coherente con nuestra historia trágica no sólo gritar ¡Nunca Más!, sino ampliar la exigencia a un ¡Neoliberalismo Nunca Más!

Este 24 de marzo, en el que llevaríamos adelante en Trenque Lauquen la vigésima Marcha por Memoria, Verdad y Justicia, nos encuentra en cambio con la necesidad de quedarnos en casa, sin poder abrazar, besar, apretar la mano, sonreír a centímetros de la sonrisa de les compañeres. Una pandemia viral obliga al aislamiento social, impide que lleguemos a la Plaza San Martín, que recorramos el boulevard Villegas gritando cuadra por medio los ¡PRESENTES!, que sigamos haciéndolo por la Wilde y girando por Salta continuemos con esa emoción indescriptible e incomparable de ser cientos y uno al mismo tiempo, con megáfono y redoblante, con aplausos, con cánticos ensayados o improvisados, hasta terminar en la Plaza del Bicentenario (la otra Plaza de la Memoria), donde esperarían delegaciones escolares  y más vecines, para llevar adelante el Acto por el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. No podremos, e impacta en el ánimo de les que nos acostumbramos a hacerlo.

En este contexto tan particular, importa decir que no puede ser usado un virus como excusa para que asesinos genocidas vuelvan a sus hogares, burlando cumplir la condena en una cárcel común. Les represores siempre intentarán sacar partido de cualquier circunstancia para obtener impunidad, pero allí deben estar los fiscales y los jueces haciendo honor a su investidura, rechazando un privilegio que no les asiste a los verdugos. Porque si se trata de invocar razones humanitarias, ¡entonces que todo detenido, por cualquier motivo, se vaya a su casa! (si van a liberar a los peores criminales de la historia de nuestro país, desaparece-dores, torturadores y asesinos seriales que jamás mostraron el menor signo de arrepentimiento, ¿quién ha hecho peores cosas, que le impidan la detención domiciliaria?).

También, con respecto a un Poder Judicial lamentablemente desprestigiado  por modos y prácticas elitistas, nepotistas y antijurídicas (con el lawfare practicado por algunos jueces federales de Comodoro Py y de otros fueros como testimonio aberrante), se nos ha pedido que reclamemos que en estos días de emergencia no pueden dejar de atender solicitudes de los presos comunes (esos que no son esponsoreados por el diario “La Nación”, como sí lo son les genocidas), que a través de sus abogados intentan recibir respuestas rápidas y efectivas a inquietudes muchas veces ligadas a condiciones infrahumanas de detención. Es inevitable suponer que hay unos cuantos funcionarios del Poder Judicial que son mucho más proclives a satisfacer pedidos de genocidas que de “ladrones de gallinas”, como ocurrió con tres ministros de la Corte Suprema de la Nación (Rosenkrantz, Rosatti y Highton de Nolasco) que en 2017 concedieron el beneficio del 2×1 a un genocida (Muiña), frenado por les imprescindibles, cuya importancia es imposible de exagerar, como dice una joven militante en defensa de los DDHH de nuestra ciudad, cuya historia en esa militancia siguió muy de cerca la historia de nuestra Comisión: “Me parece importante que en algún lugar del Documento por el aniversario del golpe de Estado haya un reconocimiento a la lucha que libramos para derogar el 2X1 como pueblo argentino, con las Madres y Abuelas como faro, siempre indicándonos el camino a paso firme”.

Dentro de un panorama tan inquietante y desesperanzador queremos volver a saludar la fortaleza del movimiento de mujeres y disidencias. Aunque los femicidios no disminuyen y la legalización del aborto se demora, esta “marea verde” llegó para quedarse (conclusión fundada en el promedio de edad de sus componentes, que contrasta notablemente con el promedio de edad de sus detractores). Con todas las contradicciones e incoherencias que pueda alojar en su interior, como todo movimiento masivo, la lucha de las mujeres y disidencias por sus derechos se aparta de la hipocresía que ignora la realidad amparándose en leyes que no se cumplen y desigualdades en el poder adquisitivo que salvan a unas (sin condenarlas a infierno alguno) y sacrifican a otras (sin juicio previo). Elles dicen lo que piensan, ponen el cuerpo para defender sus ideas y forman asociaciones amorosas que rescatan los saberes y las potencias de la mitad de la humanidad que siempre fue silenciada, avasallada, violada y asesinada sin que ninguna institución manejada por varones se hiciera cargo de ponerle fin a tantos atropellos ocurridos a lo largo de milenios. Nuestro incipiente uso del lenguaje inclusivo trata de ser un reconocimiento, insuficiente y con tropiezos, a la potencia de la que muches llaman “revolución de las hijas” o “revolución de las nietas”.          

Lo decíamos antes, lo reiteramos. Lejos de la adscripción incondicional a un partido político o frente de partidos, quienes formamos parte de la Comisión por los Derechos Humanos hemos estado, incluso antes de alumbrar este Organismo, enfrentándonos a les que promueven la impunidad para les delincuentes de lesa humanidad. Enfrentamos la impunidad menemista, enfrentamos la impunidad aliancista, enfrentamos la impunidad duhaldista, y hasta el 9 de diciembre del año pasado enfrentamos la impunidad macrista. Como leímos en palabras de Mempo Giardinelli, los cuatros años de Cambiemos hicieron patente que el cántico: “¡Macri, vos sos la dictadura!” no era exagerado, impreciso o erróneo (ahorramos el adjetivo inserto en dicho cántico, porque contamos con un prurito que les trolls macristas desconocen). El PRO que fundó Macri ha pretendido siempre reorganizar la sociedad argentina para que la riqueza se concentre en pocas manos, redistribuyendo de abajo hacia arriba (al estilo Hood Robin). Son coherentes, desde el gobierno en la CABA, y entre 2015 y 2019 en la Nación y la Provincia de Buenos Aires, todas sus medidas económicas tendieron a concretar el Proceso de Reorganización Nacional sin necesidad de tanques y ametralladoras, aunque Patricia Bullrich siempre pareció muy dispuesta a utilizar “lo que hiciera falta” contra opositores. Baste recordar el infame invento de la R.A.M. (una Resistencia Ancestral Mapuche que sólo existió en el laboratorio de mentiras inverosímiles de Macri-Peña-Garavano-Lombardi-Avruj-Bullrich-Noceti), organización fantasmagórica cuya mención permitió que millones de argentinos mal informados aceptaran la cacería y muerte de Santiago Maldonado por parte de una patota de la Gendarmería, y el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel a manos de otra patota, en este caso de Prefectura, crímenes ambos que permanecen impunes. Por eso mismo desde el Gobierno nacional encabezado por Mauricio Macri se trató de reinstaurar, de una y mil formas, la impunidad de les genocidas, para justificar al mismo tiempo las violaciones a los DDHH que estaban dispuestos a ejecutar (amén de la afinidad ideológica del PRO, y de la derecha de la U.C.R. que travistió los principios del centenario partido, con la que han seguido llamando “guerra sucia” en vez de genocidio). Así las cosas, insistimos con que el ¡Nunca Más! sólo va a ser parte de nuestra idiosincrasia cuando logremos convencernos de que es necesario decidir que lo que no va más en la República Argentina es el neoliberalismo que ajusta y hambrea a muchos millones de compatriotas, independientemente del “muñequito” o “muñequita” que los gurúes del marketing político partidario nos quieran vender.   Sin Plazas como cajas de resonancia pública, el grito cobrará vuelo por otros medios, porque jamás dejaremos de recordarlos y pedir lo que les corresponde, Verdad y Justicia”.