La guerra siempre es muerte. Nada de lo que se pueda alegar sobre ella nos puede alejar de la sensación de muerte, dolor e injustica. Hace 39 años, y en el marco de la Guerra de Malvinas, se produjo el hundimiento del ARA General Belgrano en el que navegaban tres trenquelauquenses que lograron salvar su vida en ese episodio trágico de la contienda bélica.
Años más tarde la comunidad bautizó una plazoleta en su honor, y más recientemente se nominó otra plaza con el nombre de Mario Castelló, uno de aquellos soldados heroicos que perdió la vida en un accidente de tránsito no hace mucho tiempo. Junto a él, escribieron esa página de la historia argentina Raúl Dardenne y Carlos Aranda.
El ataque fue una violación al derecho de la guerra y se mató innecesariamente. El buque navegaba en el Atlántico Sur fuera de la línea trazada en el conflicto con los ingleses y para el derecho internacional fue un acto salvaje no repudiado internacionalmente como tal. El ataque causó la muerte de 323 argentinos, prácticamente la mitad de las bajas totales que tuvo Argentina en todo el conflicto que fueron de 649.
En 1999 y por pedido de los vecinos del barrio El Ceibo, el Concejo aprobó la ordenanza 1744 del año 1999 que denomina “Plazoleta Marineros Crucero Gral. Belgrano”, al espacio libre de ese sector de la ciudad, entre calle los manzanos y los ciruelos. Con otra norma, la 1817 del mismo año que acepta la donación del Estado Mayor General de la Armada de un ancla, para ser emplazada en la Plazoleta. También por ordenanza de ese año se ordena la construcción de un monolito.
En 2016 y por pedido de los vecinos del barrio Parque, se nomina la plazoleta situada sobre las calle Lagos y Schwietzer con el nombre “Mario Cesar Castelló ex-combatiente en la Guerra del Atlántico Sur y sobreviviente al crucero ARA General Belgrano” que falleció en un accidente de tránsito “quienes lo conocieron resaltan su comportamiento social, en especial en su calidad de vecino, con lo que mantuvo excelentes lazos de amistad” señala los fundamentos de la iniciativa que terminó con la imposición de su nombre en el barrio en el que vivió.
Trenque Lauquen no dejó heridas abiertas con sus héroes. Los honró y lo sigue haciendo. Con sus nombres en espacios públicos, con el recuerdo permanente de aquellos vecinos que tuvieron que participar de la guerra que tanto dolor causó a nuestro país.