Mañana 15 de junio se cumplirán 45 años de la desaparición de tres jóvenes estudiantes de Trenque Lauquen en La Plata a manos de los grupos de tarea de la dictadura militar. El hecho ocurrió en el Centro Universitario que la Municipalidad tiene en calle 41 de esa ciudad, fue una noche fría que marcó la historia contemporánea de nuestro pueblo.
Ese día se llevaron de madrugada y con la cara tapada con toallas a Héctor Oscar Manazzi, 19 años, Ricardo Antonio Sangla, 19 años; y Rodolfo Emilio Pettiná, 23 años. Según el relato de testigos este último, levantó la voz durante el secuestro y gritó: “Llévenme a mí y dejen a los chicos porque no tienen nada que ver”. Un Ford Falcon los esperaba en la calle. Nunca más se supo de ellos.
En la casa vivían una docena de estudiantes de Trenque Lauquen, entre ellos Juan Simón Pérez un reconocido abogado y dirigente político, que a lo largo de estos años nunca dejó de recordar a sus amigos y fue junto al también abogado Alberto Tito Morán quienes comandaron las acciones en aquellos días de confusión de 1977.
Ayer habló en el programa OESTE BA RADIO DE FM OMEGA, como todos los años recordó a sus amigos. Visiblemente emocionado y quebrado por un hecho que dice “nos marcó a fuego” y sobre el que “es imposible dar vuelta página”.
“Lo tengo siempre presente. Más de la mitad de la población argentina actual no había nacido en ese momento, para muchos es algo del pasado para otros es algo tan presente. Siempre buscamos transmitir a los jóvenes lo que nos tocó vivir y sufrir a todos los que tocó de cerca el terrorismo de Estado”, dijo.
Siguió: “Esto nos marcó a fuego, me condiciona cuando se habla del tema, cuando se ven ciertas cosas. Hoy me pasó algo muy particular porque entro a un comercio que tiene el nombre de uno de los integrantes de la Junta Militar, es algo que siempre te toca donde estés”.
-Esa noche fría de La Plata cuántos años tenías.
-Me acuerdo hasta el clima. Habían sido varios días de niebla pero esa noche se había puesto del viento del sur y bajó la temperatura, hacía mucho frío esa madrugada. Al otro día viajamos (junto a Morán) a Trenque Lauquen y en un Renault Gordini, viajamos a primera Junta, se nos rompió el auto y llegamos caminando para avisarle a la familia de Sangla, con una helada terrible.
-¿Ustedes le llevaron la noticia a las familias?
-Si, nos tocó esa tarea también difundirlo acá. Veníamos viajando en el colectivo y queríamos ver cómo se lo decíamos. Le dijimos como nos salió del alma, por más que lo habíamos ensayado no nos salían las palabras. Los padres nos preguntaban si había esperanza.
Al otro día viajamos todos juntos a La Plata, entramos a la habitación junto con el papá de Sangla, y él me abrazó y me dijo “me lo llevaron Juan, no lo voy a ver nunca más”. Esto le pasó a nuestro país, y tenemos que decir muy fuerte nunca más.
-Ustedes eran eran muy chicos y en un contexto de terrorismo de Estado se involucraron mucho en el tema.
-La primera acción que hicimos con Morán fue ir a tribunales a las 8 AM porque éramos estudiantes de Derecho, fuimos a presentar un habeas corpus. El juez nos atendió y nos dijo “chicos tengo el deber de tomar el habeas corpus pero les recomiendo que lo presente la familia y no ustedes porque también van a desaparecer”. Le hicimos caso, con el tiempo vi que había renunciado y se había ido de la justicia por no coincidir con la dictadura.
-Este hecho ha convivido con vos todos estos años, es difícil dar vuelta página.
-No se puede dar vuelta página a algo así. En 1984 declaramos en la Justicia, luego en el juicio (al ex capellán Cristian) Von Wernich, es algo muy presente que está siempre cada vez que nos encontramos con los familiares. Nos tocó estar cerca de las familias, éramos para ellos la única apoyatura que tenían. Quedó un vínculo mayor que siempre nos encontramos, si bien a veces no hace falta hablar del tema, sabemos que está entre nosotros.
-¿Cómo recordás a tus amigos, 45 años después?
-Manazzi era muy chico, de familia muy humilde, excelente alumno, muy inteligente y con muchas ilusiones encima; Ricardo Sangla era un tipo muy alegre, una sonrisa a flor de piel, un chico de pueblo bondadoso y Pettiná tenía unos años más que nosotros tenía experiencia laboral y era muy prolijo con sus estudios estaba avanzado en la carrera. En la casa comíamos todos juntos, teníamos una gran relación, éramos todos amigos y muy compañeros. Esto nos tocó y nos sacudió, como ocurrió en todo el país. En el interior se ignoraban muchas cosas, cuando hablábamos acá no nos creían, confundían todo con la guerrilla o grupos armados y no es así. En la universidad se persiguió a todos los que nos coincidían con la dictadura.
-Es un gran homenaje que le haces a tus amigos, hablando de ellos todos los años y para que los más jóvenes conozcan la historia.
-Solo quiero transmitir el recuerdo y el cariño de todos para con nuestros desaparecidos (dijo en el final visiblemente emocionado por un hecho que marcó nuestra historia).
Fotos gentileza Diario Nep