Casi no podríamos pensar a Beruti sin el viejo almacén Zopiconi; sin las lagunas y los pejerreyes, ni tampoco sin el Club Giat, el motor deportivo y s
Casi no podríamos pensar a Beruti sin el viejo almacén Zopiconi; sin las lagunas y los pejerreyes, ni tampoco sin el Club Giat, el motor deportivo y social de su pueblo. En tiempos difíciles para estas instituciones de barrio o localidades chicas, y próximo a cumplir 74 años la entidad emerge con varios proyectos en marcha y con el objetivo claro de contener a los chicos y ser la referencia de cada berutense, su sentido de pertenencia.
Giat llegó antes que el agua y los peces a Beruti, fue allá por 1945 cuando el país se perfilaba hacia un modelo productivo y entonces las fábricas empleaban a muchas personas. Una de esas era la empresa Giat y Bat que tenía 500 empleados en aquel momento y que donó el terreno para la construcción de un nuevo club generando las condiciones de esparcimiento para su personal. Luego se hizo un club de fútbol y muchos de los jugadores que vistieron esa camiseta, y hoy son apellidos históricos de la ciudad, llegaron de otros lugares con empleo asegurado en la fábrica.
La historia la cuenta, a Oeste B.A, en reseña Matías Parras el actual presidente de la institución que tiene 39 años y supo ser un jugador del “fabriquero”. Cuentan que comenzó como volante creativo, pasó a volante central y terminó en el fondo, y tiene el honor de quedar en las fotografías que se guardan para toda la vida por obtener los títulos del año 2004 y 2007, ese último título con la condición además de ser jugador y presidente de la entidad, un lujo que muy pocos se pueden dar.
Parras tiene pintados los colores de Giat y no hace falta que lo diga, se le deja ver en cada palabra que dice. Encarna una nueva generación dispuesta a poner de pie a la entidad, a invertir en las obras de infraestructura que estaban atrasadas y cumplir la misión central que es casi un mandato divino: ser los que contengan a los pibes y desarrollar una tarea deportiva y social por ser el único club del pueblo.
En eso andan ahora que lanzaron el abono de Giat, con el que buscan recaudar fondos para hacer todo lo que hace falta y ya tienen la mirada puesta en los festejos por 75 aniversario que llegará en el 2020.
“Nosotros hace un año y medio que entramos en la comisión y el primer planteo fue tratar de mantener las mismas disciplinas que teníamos y ver si podíamos agregar alguna, y luego dedicarnos a la infraestructura”. Hoy cuentan con futbol infantil, mayor y senior, hockey femenino, patín artístico y en 2018 “tuvimos danza que no sabemos si este año sigue”.
También la pileta que es la única pública “pero hace varios años que no es tan concurrida como antes, ahora mucha gente tiene pileta en la casa. A la mañana lo usa la Dirección de Escuelas con las colonias de verano y a la tarde el club para los socios”. El natatorio se inauguró hace 40 años.
En lo social “remodelamos la parrilla, con cielo raso ignífugo, cambiamos la iluminación, se pusieron calefactores, en el salón se hizo el cieloraso, los ventanales corredizos, pusimos matafuegos, salidas anti pánicos para poder habilitarlo no estamos tan lejos porque tenemos que sacar el machimbre y hacer un par de remodelaciones más”.
Todo eso lo quieren hacer este año “por eso lanzamos el abono”. Al abono lo “veníamos planificando el año pasado, hace 30 años que Giat no hace una rifa grande, cada deporte tiene su subcomisión y se organizan para las rifas, pero ahora decidimos que sea una rifa de un club de 10 cuotas de 350 pesos, de marzo a diciembre, con órdenes de compra de 16 mil pesos mensuales y premios de 60; 40 y 30 mil pesos para diciembre”. Los que lo compren entrarán gratis a la cancha y a la pileta.
“También queremos pintar el club. En marzo cumplimos 74 años y queremos preparar un gran festejo para los 75 años”, se entusiasma Parras.
“Somos el único club y queremos que toda la gente pueda participar, contenemos a los chicos de la localidad, es un pueblo chico y todas las instituciones vivimos del mismo pueblo y en nuestro club todo es gratis lo único que cobramos es una cuota social de 40 pesos”. En un pueblo de 1100 habitantes, ellos hicieron un relevamiento y detectaron que 210 participan de alguna actividad deportiva dentro del club, un número altísimo. Destacan que el Municipio ayuda con el sueldo de algunos profesores.
“Nos criamos acá, jugando a la pelota y luego a tomar una coca cola en el salón del club. Queremos recuperar ese sentido de pertenencia de los berutenses hacia su club”, dice Parras.