Martín Estrada es enfermero profesional y actualmente cursa la licenciatura. La suya no era una vocación de nacimiento, sino que se encontró con la profesión por el devenir de la vida. Probó suerte primero en la carrera de Derecho pero no se imaginó en los pasillos de Tribunales y entonces se anotó en enfermería para intentar algo nuevo y terminó siendo su medio de vida.
Hace 7 años empezó a trabajar en el Hospital de Trenque Lauquen y es enfermero de la Terapia Intensiva, un lugar caliente en la pandemia.
“En marzo, cuando esto comenzó, muchos decían que era un tema de 15 días. Había mucho pánico e incertidumbre, se tenía mucho miedo con los primeros casos, era algo desconocido y solo teníamos las imágenes de Italia que era un caos” recuerda hoy Martín en diálogo con este medio.
“Fuimos conociendo el virus y fuimos aprendiendo y nos llevó a perder el miedo”. La enfermería “trabaja una realidad muy cruda; muchas veces somos la última cara que ve una persona antes de fallecer, es difícil convivir con el dolor de la familia. Un paciente en terapia siente el peso de la soledad, ahí están solos. Ellos nos conocen por los ojos y la voz, es lo único que nos ven hoy con el equipamiento que usamos”, relató.
Hace 13 meses en el Hospital “se respiraba incertidumbre, ahora se respira cansancio, estrés y tensión. Veo a mis compañeros cuando voy a relevarlos sus rostros que indican que fue una guardia difícil, nosotros no paramos nunca estamos desde el día 1 hace 13 meses. El personal está agotado y cansado”.
¿Llegaron los aplausos en su momento? “Está bueno el reconocimiento, es una caricia a la labor que hacemos, pero el mejor reconocimiento es cuidarse, usar barbijo, respetar las normas sanitarias es lo único que hoy nos puede ayudar. Si la gente viera lo que nos toca ver a nosotros, todos se cuidarían. Hay historias muy tristes y dolorosas, porque hay pacientes que ingresan conscientes a Terapia y quieren conocer sobre la suerte de otros familiares internados. Te encontrás con casos crudos y no es sólo para adultos mayores como se pensaba, hoy hay un promedio menor. Se ve el sufrimiento de las familias”, concluyó.