Daniela Salgueiro: “El Cañón es más que panadería, es historia, pasión y trabajo familiar”

Daniela Salgueiro revive el legado de sus bisabuelos desde su cocina en Trenque Lauquen, con facturas artesanales que ya son un clásico local.

Daniela Salgueiro es una emprendedora de Trenque Lauquen con tradición familiar. Inició el camino de cocinar en casa como hobby y desató una pasión por la panadería y pastelería que desarrolla cada vez con más entusiasmo y crecimiento. Por sus venas corre sangre de tradición en el sector ya que según contó sus bisabuelos eran los propietarios de la tradición panadería “El Cañón” de calle Avellaneda y Uruguay, y le rinde homenaje con la misma denominación para sus creaciones gastronómicas.
Con raíces familiares, producción casera y una dedicación que se nota en cada factura, Daniela combina tradición y modernidad desde su cocina y contó en FM Tiempo cómo se reparte para amasar y cocinar en medio tiempo, ya que es empleada administrativa de lunes a viernes en una empresa rural.

UN LEGADO QUE INSPIRA

Boulangerie “El Cañón” no es solo un nombre comercial: es un homenaje a la panadería de sus bisabuelos, que funcionó décadas atrás en la esquina de Uruguay y Avellaneda. Aunque Daniela no llegó a conocerla, las historias que le cuenta su madre alimentan su vocación. “Me encantaría tener alguna receta de ellos, pero no quedó nada. Lo que hago lo aprendí sola, mirando videos y probando”, contó.
Administrativa en una agencia de maquinaria durante la semana, Daniela transforma sus noches y fines de semana en jornadas de producción. “Trabajo de lunes a viernes de 8 a 17, y cuando salgo, arranco con la masa. Los viernes a la noche amaso, estiro, enrollo, y el sábado vendo todo lo que tengo”, explicó. Su cocina se convierte en obrador, y su familia en equipo de apoyo: su hermana hace delivery, su mamá colabora en la venta, y todos aportan algo.
PRODUCCIÓN ARTESANAL Y CLÁSICA
El emprendimiento se especializa en facturas tradicionales: medialunas de manteca, mini facturitas, palmeritas, milhojas y churrinches. “Me gusta lo clásico. Todo lo hago con manteca, nada de grasa. Si algo me sale mal, no lo vendo. Soy muy exigente con lo que entrego”, afirmó. La producción ronda los 15 kilos de harina por semana, y todo se vende por pedido, principalmente a través de Instagram y WhatsApp.
Aunque comenzó en noviembre del año pasado, “El Cañón” ya tiene reparto a domicilio y una clientela fiel. Daniela sueña con ampliar su producción, sumar más variedades y, algún día, vivir exclusivamente de la panadería. “Hoy la limitante es el tiempo. Me encantaría dedicarme solo a esto, pero por ahora lo voy mechando con mi trabajo”, dijo.
Sin formación gastronómica formal, Daniela se capacita viendo tutoriales y siguiendo referentes en redes sociales. “Aprendí mucho por internet. Sigo a una chica que tuvo panadería y explica todo muy claro. Me gustaría hacer un curso con Juan Manuel Herrera, pero todavía no se dio”, comentó.
UN EMPRENDIMIENTO CON ALMA
“El Cañón” no es solo una panadería: es una historia de esfuerzo, amor por la cocina y conexión con las raíces. “Lo que hago es rico, pero también tiene el valor de lo hecho en casa, con dedicación y cariño. Eso la gente lo nota”, concluyó Daniela, con la humildad de quien amasa sueños mientras hornea medialunas.
Desde su cocina en Trenque Lauquen, Daniela demuestra que los emprendimientos con alma pueden crecer a fuerza de pasión, constancia y sabor. Y que la historia familiar puede volver a hornearse, esta vez con nuevas manos y el mismo corazón.
Para pedidos en Instagram: @boulangerietl

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