Sentir, amar, vivir. Nada más importa para una mamá que está a punto de dar a luz. Ni siquiera, que afuera el mundo se enfrente a la mayor pandemia d
Sentir, amar, vivir. Nada más importa para una mamá que está a punto de dar a luz. Ni siquiera, que afuera el mundo se enfrente a la mayor pandemia de su historia.
Y seguramente así lo vivió Evelyn López (27) esta semana, cuando nació Mateo, su segundo hijo, que aún no se despega de ella en la sala de la clínica local, a la espera del alta médica que seguramente recibirán mañana jueves.
Con la tranquilidad de saber que ya pasó lo más difícil (o no), Eve afirma que nunca imaginó durante el embarazo, que el pequeño iba a llegar en medio de una pandemia que todavía no alcanzó su pico más alto en Argentina y que ya tuvo dos casos confirmados en la ciudad.
“Cuando me enteré que mi hijo iba a nacer en cuarentena sentí mucho miedo” le confesó Evelyn a Oeste BA. Es que a partir de las medidas adoptadas para hacer frente al COVID-19, ella junto a su esposo Pablo y su hija mayor Pilar -de dos años y medio- tuvieron que adaptarse a un protocolo especial. “Teníamos que venir con barbijo, traer alcohol, sólo una persona me podía acompañar” contó la mamá, que también tuvo que restringir visitas.
A pesar de ello, la llegada de Mateo cambió todo: “Fueron sensaciones juntas de felicidad y miedo, pero cuando lo ví, mi miedo se fue” aseguró.
El nombre para el menor de la familia estaba definido de antes, porque en el camino ya todos sabían que sería varón. Mateo nació ayer y pesó 3,540 kg. Por ahora tiene las visitas prohibidas, y seguramente seguirá siendo así por un tiempo hasta que las medidas de aislamiento social se flexibilicen.
Eve no ve la hora de irse a su casa, para amamantar a Mateo, acariciarlo, besarlo. Para abrazarse con Pilar y llorar de alegría. Para seguir la vida con Pablo.
El miedo quedó atrás. El amor fue más fuerte.