El contexto nos lleva a pensar el espacio y la acción. Al espacio que ocupamos históricamente en la sociedad y a la acción que desde la respons
El contexto nos lleva a pensar el espacio y la acción. Al espacio que ocupamos históricamente en la sociedad y a la acción que desde la responsabilidad nos lleva a estar siendo Trabajadores/as esenciales.
Históricamente, desde que nuestro trabajo fue concebido como un arte, entre 8.000 a 10.000 años atrás, hasta haber sido atravesado por la primera revolución industrial, la segunda y hoy la tercera, nuestro lugar siempre ha sido de relevancia. A veces oculto por sumisión, obligación o represión. Pero nunca lo negamos, nos ha identificado a lo largo de nuestra historia. Y nadie puede negar nuestro papel de artífices de cambio y adaptaciones ante los más diversos contextos en ebullición y efervescencia.
El hoy es complejo consecuente de la realidad, concebida erróneamente como inalterable. Esta evidencia una vez más, que se necesita conocimiento a parte de información, que se necesita lo mejor de nosotros en el presente para considerar tener futuro.
En gritos desgarrados debemos pensarnos en vinculación sistémica con lo social, esta nos golpea a nosotros y a todos nuestros convivientes en contextos desconocidos e ignorados y que nos producen incertidumbre.
Hoy el entorno nos pide que abramos los sentidos y podamos vibrar más de la cuenta, que seamos analistas críticos de nuestro contexto y también de nuestra labor. Pensarnos para crecer, laboralmente, pero por sobre todo, responsablemente vinculados a lo social. A esa trama pertenecemos los trabajadores lácteos, somos trabajadores responsables socialmente, que tenemos en el ADN fabril “salubridad e higiene” naturalizados por esa misma consideración de estar elaborando alimentos.
Por todo lo hecho, lo construido, pero más aun, por todo lo que nos queda por recorrer
¡Feliz día del trabajador de la industria láctea! ¡Distinto, pero nuestro!