El pozo de la Tomás Davis está ahí, latente y a la espera que lo tapen. Los vecinos siguen preocupados porque cada vez crece más, temen por las lluvias y los derrumbes, y los comerciantes se quejan porque no pasa nadie por allí y las ventas se cayeron a pedazos.
La grieta en Tomás Davis, entre Carlos Casares y Wisocky, se abrió en el pavimento el 20 de abril. Desde el Municipio le informaron a OESTE BA hoy a la mañana que aún continúan con la depresión de napas, una tarea que lleva meses y que es necesaria dijeron para poder bajar hasta el lugar y reparar el colector cloacal.
Lautaro Bruzzón, propietario de un comercio de venta de repuestos, habló el martes en Canal 12, y expresó su preocupación: “Siempre nos dicen que lo van a arreglar, tenemos miedo por las lluvias porque se agranda el pozo además que el tránsito está interrumpido. Lo último que nos dijeron es que tenían que arrancar, que es un trabajo muy grande y que tenían que hacer una planificación que aún no se había terminado de concretar. Lo vemos con angustia y preocupación e incertidumbre, tenemos miedo que se agrande y produzcan derrumbes hacia las viviendas”.
Como si fuera poco, “obviamente perdemos clientes, por el vallado y porque la calle está cerrada nadie pasa por acá, y encima caen algunos animales perros y gatos que después les cuesta salir”.
