En el día del bombero, un medio de La Plata rescata una historia de Trenque Lauquen

En el día del bombero, un medio de La Plata rescata una historia de Trenque Lauquen

Este 2 de junio, a pesar de la cuarentena, se celebra el Día del Bombero Voluntario en todo el país. Quiénes son los hombres y mujeres que dejan todo

Este 2 de junio, a pesar de la cuarentena, se celebra el Día del Bombero Voluntario en todo el país. Quiénes son los hombres y mujeres que dejan todo para salir corriendo cuando escuchan una sirena, sin esperar nada a cambio.

«Ciudadanos: una chispa podría desarrollar un voraz incendio que reduciría a cenizas nuestras habitaciones de madera. Tenemos necesidad de una Sociedad de Bomberos que en los momentos de peligro salven nuestros bienes y a nuestras familias”.

Con este mensaje publicado el domingo 2 de junio de 1884 -después de un incendio producido en una casa del barrio de La Boca- el vecino Tomás Liberti daba los primeros pasos hacia la formación del movimiento nacional de bomberos voluntarios. En 2001, el Congreso de la Nación oficializó el 2 de junio como el “Día Nacional del Bombero Voluntario de la República Argentina”, con la sanción de la Ley Nacional 25.425.

En Argentina hay 36 mil hombres y 7 mil mujeres que prestan servicio en Bomberos Voluntarios. Pero ¿quiénes son los hombres y mujeres que en toda la provincia deciden tomar, de manera voluntaria, la responsabilidad de cuidar a los demás y arriesgar sus propias vidas cada vez que suena la sirena?

Como si se tratara de una religión, la llamada a integrar el cuerpo de bomberos voluntarios aparece, en muchos casos como una herencia familiar. Bomberos hijos de bomberos, bomberos nietos de bomberos. Hijas e hijos que perdieron a sus padres en servicio y eligen seguir el mismo camino de servicio a la comunidad, a sus comunidades. Porque en muchas ciudades de la provincia se valora fuertemente a los cuerpos de bomberos voluntarios, pero es en los pueblos del interior bonaerense en donde se puede ver, más efectivamente, un profundo reconocimiento a los hombres y mujeres que integran los cuarteles locales.

Jazmín Schmidt es una mujer bombero de 24 años que nació en Guaminí, en el centro extremo oeste de la provincia de Buenos Aires. Ingresó con una amiga al cuerpo de bomberos de su ciudad “y desde ese día no nos fuimos más”, le cuenta a INFOCIELO. Allí cumplió su tarea hasta que decidió mudarse a Monte Hermoso y pedir el pase para seguir trabajando como bombera. Junto a Esteban -su pareja y compañero de trabajo- dedica dos días de la semana a capacitarse, tiene un día de reunión general en donde acondicionan el cuartel entre todos y una semana de guardia durante la que tienen que estar disponibles por si hay alguna emergencia que no requiere sirena.

 “Una vez que ingresás es imposible irte, sólo tenés que escuchar la sirena y si eso no te moviliza ahí buscás otra cosa”, asegura la joven y responde por iniciativa propia a una pregunta frecuente. “Tanto hombres como mujeres hacemos el mismo trabajo”, dice y agrega: “En ninguno de los dos cuarteles me sentí excluida por ser mujer”. Jazmín cuenta su experiencia como mujer en un ambiente que siempre aparentó ser muy masculino y cree que está bueno que esto “llegue a oídos de muchas más”.

CRISTIAN, EL NENE MÁS FELIZ DE TRENQUE LAUQUEN

Cristian Ireneo Urquizo tiene 40 años y es arquitecto. Este año cumplió 30 años en bomberos y tiene 22 años de servicio. Cuando era chiquito ya era fanático de los bomberos: les pedía camiones de bomberos a los reyes magos, a papá Noel y a sus padres como regalo de cumpleaños. Pedía una y otra vez que lo lleven a ver a los bomberos.

“A los 10 años mi papá me llevó al cuartel, pero esa vez fue para inscribirme en la escuela de aspirantes y cadetes. En esa época se podía ingresar con esa edad a la escuelita de bomberos. Y yo era el nene más feliz del mundo. Tocaba la sirena y yo agarraba mi bicicleta y me iba para el cuartel”, cuenta Cristian emocionado y asegura: “Yo era el nene más feliz que había en Trenque Lauquen”.

Hoy Cristian se dedica a la capacitación y al entrenamiento de los integrantes de la academia y de todos aquellos ciudadanos de su ciudad que aspiran a ser bomberos. «Ser bombero no es una pasión, lo pasional te enceguece, dejás de ver algunas cosas que son importantes”, afirma Cristian y explica que se trata de otra cosa, de algo que atraviesa la vida implicando una responsabilidad y un compromiso.  “Dejás casi todo por bomberos”, asegura.

Pero tener una tarea que conlleva tanto compromiso y hacerla de forma paralela al trabajo que los mantiene, no es fácil. “A veces la situación económica genera que cada integrante de bomberos se replantee si quiere seguir siendo bombero voluntario o no”, remarca.

Cristian le cuenta su historia en bomberos a INFOCIELO. Relata su largo recorrido por la institución y deja en claro que no hay ni una parte de su vida que no esté atravesada por la tarea que cumple en ese cuartel de Trenque Lauquen, al que llegó de chiquito y en el que decidió pasar los últimos treinta años.

De repente, interrumpe la historia y habrá que esperar más de una hora para que pueda volver a poner en palabras lo que significa para él ser bombero. Es que pasadas las 16, suena la sirena del cuartel y Cristian tiene que dejar una vez más todo lo que estaba haciendo. “Atentos guardia 3, atentos guardia 4”, se escucha por altavoz y la comunicación se interrumpe. «Un incendio en una casa», cuenta más tarde, cuando retoma el diálogo.

Cada vez que hay un incendio, un accidente o cualquier otro siniestro, los bomberos voluntarios se suman a las tareas de rescate. Basta recordar cualquier accidente de tránsito o gran incendio para encontrar un cuerpo de bomberos trabajando en el lugar, en los escenarios más trágicos y ante los riesgos más grandes. En los cuarteles del todo el país, las fotos de los bomberos caídos en servicio visten las paredes y recuerdan la entrega que conlleva la tarea que cumplen cada vez que suena una sirena.

Fue hace unos meses atrás, cuando el cuerpo de bomberos de Lezama acudió a un llamado por un accidente en la Ruta 2: se trataba de un micro que trasladaba a chicos de entre 11 y 12 años que viajaban a San Clemente del Tuyú desde Benavídez.  Los bomberos de Lezama fueron los primeros en llegar al lugar. “Un chico de once años me dio todas las fuerzas del mundo”, relataba en ese momento uno de los bomberos que participó del operativo de rescate del trágico siniestro, en el que murieron dos nenas de la localidad del norte del Gran Buenos Aires.

“Lo comparto porque nos va a servir a todos: estaba atrapado debajo del micro, con parte del cuerpo adentro y cuando me acerco a él, me mira y le dice a una compañera atrapada a su lado: ‘quédate tranquila, llegaron los bomberos, estamos salvados’”, fue el relato del hombre que decidió compartir una experiencia que lo marcó para siempre.  “Me dejó una enseñanza de lo que hacemos y lo que inspiramos”, aseguró entonces.

Actualmente el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios cuenta con más de 43 mil bomberos voluntarios, 1000 cuarteles, 12 mil dirigentes y 26 Federaciones Provinciales. “Los bomberos voluntarios brindamos el servicio de primera respuesta a emergencias de manera voluntaria y profesional en todo el país, las 24hs, los 365 días del año”, señalan desde el Consejo de Federaciones de Bomberos Voluntarios de la República Argentina (CFBVRA).

Este año la celebración será diferente, desde casa. Desde el organismo que nuclea a todos los bomberos del país, piden que la gente decore sus casas con algo de color rojo para acompañar a los bomberos voluntarios en los festejos de su día. Además, van a hacer un toque de sirena durante un minuto a las 17.30 en todos los cuarteles de bomberos voluntarios del país, “como un recordatoria de que los bomberos voluntarios estamos siempre listos y preparados para dar respuesta a las emergencias con abnegación, sacrificio y desinterés, de manera voluntaria y profesional desde hace 136 años”, señalan.

Al igual que el resto de la población, los bomberos voluntarios tuvieron que adaptarse a los cambios que impuso la pandemia del coronavirus.  Y mientras al resto de la población le toca quedarse en casa, ellos -al igual que muchos otros hombres y mujeres- tienen que salir a cumplir sus tareas. La diferencia en este caso siempre la hace el riesgo al que están expuestos aquellos que asumen el compromiso de cuidar a los demás.