Es de Daireaux, dice que los asesinos de su hijo se mudaron a Trenque Lauquen y pide justicia

Es de Daireaux, dice que los asesinos de su hijo se mudaron a Trenque Lauquen y pide justicia

Un doloroso hecho de sangre ocurrido el año pasado en Daireaux y que tuvo repercusión nacional cuando distintos medios tomaron la noticia, tiene ahor

Un doloroso hecho de sangre ocurrido el año pasado en Daireaux y que tuvo repercusión nacional cuando distintos medios tomaron la noticia, tiene ahora un nuevo capítulo y menciona a Trenque Lauquen. Es que la familia del niño Cipriano de 13 años que murió por un disparo de arma de fuego, realizó publicaciones en las redes sociales anunciando que la familia del agresor se radicó en nuestra ciudad y pide justicia.

Las publicaciones en las redes, y en todos los grupos de Facebook en los que involucran a usuarios de Trenque Lauquen, las hizo Lucía Gartner. Este es el mensaje: “En la ciudad de Trenque Lauquen se encuentran viviendo los responsables de la muerte de mi hijo un niño de sólo 13 años Cipriano” y con una foto del chico que disparó el arma y su padre, agrega: “El menor fue adoctrinado por el mayor a utilizar armas de fuego desde muy pequeño. Mi hijo muere a causa de un disparo en la cara con un fusil 243 (arma de guerra) manipulado por el «menor» de 14 años no tenemos justicia ya pasaron 7 meses y no hay respuestas sólo huyeron a esa ciudad. No sabemos si están armados ya que el mayor es apasionado por la caza”.

El hecho ocurrió en septiembre del año pasado en Daireaux y el sindicado como el responsable de disparar el arma es otro chico que en ese momento tenía 15 años.

A continuación compartimos la nota del diario Infobae publicada el año pasado, en la que detalle el hecho de sangre que conmocionó a la región y que tuvo repercusión nacional. Esta es la nota de Infobae:

“Antes de ir a jugar a la plaza y concurrir al entrenamiento con su equipo de fútbol, Cipriano Falgensteim, un chico de 13 años oriundo de la localidad bonaerense de Daireaux, pasó por la casa de su amigo “Caña”, un joven de 15, cuyas iniciales son I.C. La idea era ir a buscarlo hasta su domicilio y luego salir a divertirse un rato. Sin embargo, la tarde del 16 de septiembre pasado tomó un giro inesperado. Increíblemente, “Caña” se apareció delante de Cipriano con un fusil de gran tamaño entre sus manos. Se mostraba casi desafiante, como si se tratara de un juego.

Sorprendido y acaso con curiosidad, el chico de 13 le preguntó: “¿Tira eso?”.

“Caña” le dijo que el arma funcionaba y le apuntó directamente a la cabeza, como para que no quedaran dudas de que no se trataba de un juguete. “Sí, anda. ¿Querés ver?”, lo desafió. Enseguida, un estruendo aturdió la escena para siempre. Sin saber que estaba cargada, I.C. le disparó en el medio de la cara a su amigo Cipriano y lo mató prácticamente en el acto. Fue el propio agresor quien llamó a la ambulancia, pero no había mucho por hacer. Cipriano llegó sin vida al hospital.

Todo ocurrió en una casa ubicada en la calle Torres al 700, a unas 15 cuadras del centro de una localidad que no supera los 8.000 habitantes. Por orden del fiscal Leandro Cortelezzi, titular de la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil N° 2 de Trenque Lauquen, “Caña” fue demorado hasta que se realizaran las investigaciones de cómo había ocurrido el episodio. Para ello fue clave el testimonio de M., un amigo de Cipriano y de “Caña”, quien presenció el asesinato. De hecho, según contó el funcionario judicial a Infobae, tanto el chico asesinado como su amigo M. fueron invitados por “Caña” a su casa antes de ir a la plaza.

De acuerdo con lo que pudieron reconstruir los investigadores a partir de la declaración del único testigo, antes de disparar, “Caña” les dijo a sus amigos que lo esperaran a que se cambiara para luego ir a la plaza. Fue en ese momento que en lugar de ponerse su indumentaria deportiva, fue a buscar el arma homicida, un fusil 243, usado generalmente para cazar, según explicó el fiscal a Infobae. Lo que dijo, según la Justicia, fue inquietante.

“El joven agresor hizo alusión a sus amigos de que usaría esa arma en contra de otra persona con la que tenía problemas de vieja data. Fue en ese contexto que después le disparó. Cipriano le preguntó si el fusil andaba, le apuntó y le disparó en la cabeza”, relató el fiscal Cortelezzi.

Por la ley argentina –agregó el funcionario– el agresor es inimputable. En ese sentido, dijo que el asesino estaba próximo a cumplir los 16 y que de haber tenido esa edad, su situación hubiera cambiado drásticamente. Sin embargo, al poco tiempo fue liberado. El expediente fue calificado como homicidio culposo. No se pudo establecer si hubo intención de matarlo. “No fue un accidente, fue un homicidio, pero no quiso matarlo. Fue negligencia y al momento del hecho, tenía el arma en sus manos”, agregó el fiscal.

Entre otros datos que reveló el fiscal (por tratarse de menores de edad se abstuvo de revelar detalles de las declaraciones y las identidades) contó a Infobae que el padre de “Caña” es un hombre que trabaja en el campo y que tenía en su posesión varias armas, usadas todas para la actividad de la caza. «Tenía autorización para la tenencia del arma que mató a Cipriano. Sin embargo, al padre se le abrió una causa por tenencia de arma de guerra, que tramita en la UFI 6 de Trenque Lauquen y que está a cargo del fiscal Fabio Alberto Arcomano.

En cuanto al chico que disparó, el fiscal aseguró que está bajo tratamiento psiquiátrico y que “aún se encuentra en shock”. Por lo pronto, lo que dijo el amigo M. es central para la causa.

Infobae accedió a un audio en el que M., el otro menor presente en la escena, relata con crudeza cómo fue la secuencia previa al crimen. Su versión, brindada también en sede judicial, es muy similar a lo que se sabe oficialmente: “Caña” fue a buscar el fusil, les dijo que era para usarlo contra otra persona y luego le disparó a Cipriano.

“Estábamos ahí en lo del ‘Caña’ y él dice ‘ya vuelvo, me voy a ir a cambiar para ir a la plaza’. Nosotros ya teníamos pensado ir a entrenamiento después y le dije ‘bueno, pero después acompañamos a “Cipri” a buscar los botines’, así va a entrenar. Con la excusa de que se iba a ir a cambiar, vino con un fusil y con ese fusil dice ‘este va a ser para cuando venga el Donato’, porque como tienen bardo ellos, decía eso. Entonces dice el Cipri ‘¿tira eso, Caña?’ y para qué le dijo».

El menor continuó: “El Caña dice: ‘sí, más vale, ¿querés ver?’. El Caña pensaba que no estaba cargada el arma y bueno, estaba cargada. Yo donde escuché el disparo, porque ni siquiera estaba prestando atención lo que estaban hablando, me aturdió el oído y lo vi al Cipri y tenía la cara toda hecha mierda. Vine a declarar y dije toda la verdad”, señaló M.

Desde aquel 16 de septiembre, Franco Falgensteim, el papá de Cipriano, y Lucía Gartner, su mujer y madre del joven muerto, se encaminaron en una lucha para buscar justicia, algo que alivie su dolor. En diálogo con Infobae, el hombre planteó sus dudas sobre lo ocurrido y quiere que el menor sea encerrado en un instituto de menores por lo que hizo o que el padre del acusado se haga cargo del hecho de haber dejado un arma cargada en su casa.

“No sé para qué le preguntó si andaba el fusil. No eran amigos Cipriano e I.C. Eran conocidos. No pensamos que es un homicidio culposo. Esto fue un crimen y alguien tiene que pagar. No está claro cómo se cargó el arma. Si fue el papá o fue el chico este. Por eso pedimos que se revea la calificación», dijo Franco.

Según detalla el hombre, comerciante y padre de otra nena menor que Cipriano, “Caña” supuestamente aprendió a manejar armas desde que era pequeño y todo gracias al hobby del papá, que es la caza. Desde que ocurrió el hecho, no mantuvieron contacto con ellos y no les interesa hacerlo. El dolor es visible y sólo buscan justicia. De hecho, ayer jueves hubo una importante movilización hacia la sede de la fiscalía para pedir el cambio de la carátula y que se baje la edad de imputabilidad. “Yo sé que eso no me va a devolver a mi hijo pero evitaría que le pase a otra persona. Si tenés edad suficiente para matar, tenés edad suficiente para pagar por ello”, opinó Franco, quien cree sin embargo que los dos fiscales que intervienen “están atados de pies y manos y no es mucho lo que van a poder hacer”.

“Nos han tratado muy bien los fiscales y son excelentes, pero necesitamos que la causa avance en otro sentido”, añadió, con la ley penal de frente.

Entre otros detalles que abonan más sus dudas, Franco contó que en la causa figura un dato que le llamó la atención. Según el papá de Cipriano, M. declaró que “Caña” ya les había apuntado a otras personas que los fueron a visitar a su casa. Tal como hizo con el chico de 13 años. “No era la primera vez que lo hacía”, aclaró.

Al hablar de su hijo, la voz se corta y el dolor invade su garganta. Del otro lado de la comunicación telefónica el hombre se quebró y pidió algunos segundos para poder continuar y recordar cómo era Cipriano. “Era un chico muy bueno. Sé que era mi hijo y eso lo dicen todos, pero era realmente así. Jugaba al fútbol y hacía karting. Además le gustaba mucho el arte y este año lo habían elegido como el mejor compañero. Su sueño era ser ingeniero mecánico”, contó el papá.

Por lo pronto, la familia sigue como puede. Contienen a la hermana menor de Franco, que luego del crimen no puede dormir sola porque tiene miedo de que algo le pase. Franco y Lucía, por su parte, deben tomar medicación para poder dormir”. Nota y fotos Infobae