Por Miguel Saredi Las dictaduras y los golpes militares, como todos los hechos de violencia, lastiman la historia y dejan profundas cicatrices.
Por Miguel Saredi
Las dictaduras y los golpes militares, como todos los hechos de violencia, lastiman la historia y dejan profundas cicatrices. Esos mazazos se replican con igual intensidad en las ciudades cosmopolitas y en el campo, tanto en un apacible pueblo del interior como en un gran municipio de barriadas pobres.
Pero la historia, también, tiene hombres y mujeres que sanan a las Repúblicas heridas por los autoritarismos, la violencia institucional y el terrorismo de Estado. Esos hombres y esas mujeres trabajan por la democracia con enorme ahínco en cualquier lugar que estén.
A modo de ejemplo se levanta la figura de Francisco Larraza, quien repudió y sufrió el Golpe del ‘55 siendo intendente de Trenque Lauquen y el de 1976 cuando estaba a cargo del municipio de La Matanza.
Primero, en la calma de una ciudad de clase media rural, apegado a la tierra y a la tradición agropecuaria. Luego, en el caos urbano y ruidoso de La Matanza, Larraza dio batalla por la democracia con dos armas imbatibles: la libertad y el compromiso cívico. A la primera se la pusieron contra las cuerdas cuando la Fusiladora lo llevó a la cárcel, por el simple “delito” de ser peronista y defender la democracia siendo intendente de Trenque Lauquen. Con el segundo resistió hasta donde pudo, hasta que fue obligado a dejar su cargo de jefe comunal de La Matanza, donde estaba desde hacía tres años. Aquel 24 de marzo el Palacio Municipal de San Justo amaneció tomado por militares que despojaron de democracia y libertad el recinto. Larraza fue obligado a desalojarlo.
Lo que ninguna de las dos dictaduras pudo hacer fue borrar su impronta. Larraza marcó un camino de militancia y compromiso. Fue un adalid para los que seguimos esos principios.
Por las vueltas de la vida y de la historia, yo también fui concejal en Trenque Lauquen (1993/1997) y en La Matanza (2017/2021). Seguí los principios de Larraza y de todos aquellos que hicieron de la política militante su compromiso con la Patria.
Los hilos de la historia
Hoy, desde La Matanza, donde gestiono y milito peronismo gracias a Fernando Espinoza, en tiempos de paz y de libertad para ejercer mi ideología, recuerdo y destaco la labor de Francisco Larraza, como una síntesis de todas y todos aquellos que defendieron a nuestra Patria en la vasta geografía argentina.
Los hombres y las mujeres de la democracia –como Larraza– curaron la mortal herida de las dictaduras inspirados en la célebre frase del poeta Almafuerte: “no te des por vencido, ni aún vencido”. Ahora nosotros tomamos sus banderas y seguimos construyendo una Patria libre y soberana.
A propósito: Almafuerte nació en 1854 en el partido de La Matanza, en el actual territorio de San Justo. Y fue docente y maestro en Trenque Lauquen, donde hoy tiene su casa museo.
Los hilos de la historia jamás se enredan y siempre, tarde o temprano, conducen al destino buscado.