Había una vez un circo

Había una vez un circo

El circo siempre estuvo cerca dice Nelson Alvarez, un docente de 47 años de Trenque Lauquen, dueño de una pasión casi única: los circos. Y del relato

El circo siempre estuvo cerca dice Nelson Alvarez, un docente de 47 años de Trenque Lauquen, dueño de una pasión casi única: los circos. Y del relato de su vida se desprende que por algún motivo, el mundo mágico circense lo fue acompañando a lo largo de los años con la colección de objetos, la visita a un sinnúmero de funciones, y ahora con la aparición en la pista en una interpretación de cierre.

Alvarez no puede poner en palabras su pasión por el circo, ni puede ponerle fecha de inicio. Sí recuerda que vivía en el campo donde sus padres trabajaban y siempre eran los primeros en ingresar a las carpas de estos espectáculos que visitaban Trenque Lauquen. Con los años su pasión creció y pocos saben de su participación clave en la redacción de la Resolución 174 del Ministerio de Educación de la Nación que ordena las cuestiones académicas de los niños que forman parte del staff de los circos y parques de diversiones, o de sus locuras de conducir 250 kilómetros al término de una jornada laboral para ver una función en alguna ciudad y regresar.

Ese tipo de locuras ya las hace solo. Casado con Fabiana Piorno, y padre de dos adolescentes Pilar y Pedro, ahora ya le cuesta encontrar adhesiones para sus incursiones circenses. Dice que vio a todas las compañías que giran por el país, que son unas 50 y que también presenció espectáculos internacionales que llegaron a Buenos Aires.

Compra libros de circos, guarda algunos recuerdos como afiches, CDs, fotos y algunos objetos aunque no es un coleccionista. Sin embargo, Nelson Alvarez es palabra mayor en la arena nacional y es autor de un texto que se viralizó hace 3 años sobre el paso de los circos por los pueblos, un himno del ambiente que hoy es el cierre de la función del Circo de las Américas donde se siente como en su casa y sigue por todo el país, actuando a veces con la interpretación de ese texto.

“El circo siempre estuvo cerca, de las funciones que veíamos viniendo del campo, hasta cuando me radiqué en la ciudad para hacer el secundario. Vivíamos en la calle Avellaneda al 1000 y comenzaron a armar las carpas en el predio donde hoy es el gimnasio de Las Guasquitas. Pasé horas mirando cómo se armaba el Circo Rodas” recuerda.

Cursando la Escuela de Comercio se anotó en el grupo de teatro Caminos donde conoció a María Amelia, una compañera escolar perteneciente a una tradicional familia uruguaya vinculada al mundo circense, su padre había sido adiestrador de animales y había recorrido el mundo. “Entonces comenzamos a visitar los circos, pero ya conociendo el detrás de escena”, después cuando ingresó al mundo laboral y contó con sus propios ingresos inició los viajes por todo el país para ver los circos.

Educación

Cuando se casó se radicó en la zona del Parque Municipal “y los circos comenzaron a armarse en Atlético” y cuando fue padre tuvo una excusa perfecta para ver las funciones, llevando a sus hijos.

De profesión docente y con una breve intervención como consejero escolar, Nelson participó de un debate televisivo sobre educación de adultos, que lo llevó a buscar información en la incipiente internet de aquellos años donde se chocó con una problemática global “la escolaridad de los chicos de las familias de los circos y los parques de diversiones” indagó sobre este tema en Europa y América Latina, y vio el vacío legal nacional por lo que redactó una carta directa al por entones Ministro de Educación, Alberto Sileoni.

“Había muchas quejas en el ambiente porque los chicos tenían dificultades para ingresar a la escuelas; había distintos planes de estudios en distintas provincias”. Desde el Ministerio le pidieron ayuda para elaborar un censo y un año después salió la Resolución 174 que ordena este tema en todo el territorio nacional.

Hace 3 años, y durante la visita del Circo de las Américas a Trenque Lauquen, redactó un texto que habla sobre el paso de estos espectáculos por los pueblos. La repercusión en las redes sociales fue tal, que comenzó a recibir llamados de todo el país y del exterior para poder utilizarlo. Los propietarios del Circo de las Américas lo consideraron un himno y comenzaron a utilizarlo como número de cierre, dándole a Alvarez la posibilidad de poder interpretarlo

“Hace unos años llegó el circo de las Américas, estuve en la función, después me invitaron a tomar mates y no me fui más, hice 10 mil km en 3 años viéndolos, siempre que puedo los veo los fines de semana” dice Alvarez.

En enero de 2017 en Correa, un pequeño pueblo de Santa Fe, “los voy a ver y Santiago el propietario me dice si lo quería hacer en vivo, el ensayo salió horrible pero hice 10 años teatro en el grupo Caminos de la Escuela de Comercio (con Gloria Sartoris, Graciela Rodríguez y Sara Rojo), así que me animé me gustó y de ahí en más cada vez que voy a la función lo hago en vivo”. Ese año también fue invitado al festival de la tercera edad del circo, “eran todos artistas mayores de 55 años y volvieron a hacer el mismo número que hacían cuando jóvenes”.

-¿Cuánta gente comparte esta pasión como vos?

-Somos bastantes y estamos identificados y nos encontramos a través de las redes sociales. Hay un referente de América Latina, vive en Mar del Plata Alberto Fráncica, que dedicó su vida y su patrimonio al circo, tiene 80 años y tiene una casa con elementos como patines del Circo de Moscú, el último aserrín del Circo Orfei en Argentina, el cuello de una botella de champán que se usó para bautizar una carpa nueva de Tiani, más de 300 libros, toda su vida se dedicó a adquirir cosas. Ahora Netflix abrió una serie The Circus basada en un libro que tiene él y pesa 8 kg.

En Argentina, dice Alvarez, circulan unas 50 compañías que cada vez son más chicas por razones económicas y en tiempos de tecnología y realidad virtual “siguen teniendo magia porque la gente sigue asistiendo. Fui tantas veces al circo que a veces veo las funciones mirando al público, la cara de los chicos y la gente grande que viven esta magia”.

La familia circense es una tradición, un mandato de sangre aunque ahora están las escuelas “Argentina tiene la primera escuela de América Latina, la de los hermanos Videla. Uno de ellos nació en Trenque Lauquen durante una visita de una compañía a la ciudad” dispara Alvarez.

“Mucha gente no entiende esto que hago. Viajar, pagar entradas, para muchos es una locura” dice nuestro entrevistado como si la pasión se pudiera explicar, este desorden cognitivo, la adrenalina que le ponemos a distintas cosas y que resumimos en pasión. Algunos siguen a su equipo de fútbol, otros giran junto a estrellas de la música y así un sinnúmero de atracciones que nos llevan a asumir distintas acciones con emoción y entusiasmo.

-¿Sabés donde actúa el circo esta semana?

-Debutan el viernes en Monte Buey, Córdoba.

-¿Vas a ir?

-Si, si. Por su puesto.