La Comisión de DDHH repudió la utilización de las bolsas mortuorias en un acto opositor

La Comisión de DDHH repudió la utilización de las bolsas mortuorias en un acto opositor

Suponemos que cualquier persona con "dos dedos de frente", al ver la "instalación" que las agrupaciones "Jóvenes Republicanos" y "Unión Republicana"

Suponemos que cualquier persona con «dos dedos de frente», al ver la «instalación» que las agrupaciones «Jóvenes Republicanos» y «Unión Republicana» realizaron este sábado 27 de febrero en la Plaza de Mayo, podrá haberla asociado con el adjetivo «morbosa».

Morbosas, esto es «enfermas, que ocasionan enfermedad o conciernen a ella» (y no precisamente al coronavirus) lucen las bolsas mortuorias que estos pseudorrepublicanos colocaron contra las rejas de la Casa Rosada. Imaginaron que así reclamaban contra la vacunación de algunos privilegiados, pero no previeron que en realidad estaban tirándose toneladas de tierra (o sea descrédito) encima, pues no hay modo razonable de defender esa imagen, que habrá recorrido un mundo donde las personas fallecidas por la pandemia son el triste contenido real de recipientes como los que aquí decidieron usar en su macabra parodia.

Ya decía, hace años, Joan Manuel Serrat, acerca de «Los macarras de la moral»: «Si no fueran tan temibles nos darían risa. Si no fueran tan dañinos nos darían lástima. Porque como los fantasmas, sin pausa y sin prisa, no son nada si les quitas la sábana». 

Escribió, ayer, Bárbara Carlotto, nieta de Estela: «Una bolsa de consorcio, que simula un muerto, responsabilizando a mi abuela. Ojalá hubiesen reclamado con ese ahínco cuando a ella Sí le entregaron un cuerpo acribillado, torturado, que tuvo que identificar. Nosotros construimos el Nunca Más, quédense con ese odio».

El cuerpo acribillado y torturado que debió identificar la señora Estela Barnes de Carlotto era el de su hija, Laura, que antes de ser asesinada (a los 22 años) parió en cautiverio a Ignacio Montoya Carlotto, cuya verdadera identidad fue recuperada recién 36 años después (1978-2014). Hubiera sido muy importante que los padres de estos «Jóvenes Republicanos» les transmitieran esta información, antes de que terminaran elaborando una «instalación» morbosa, que habla del «abismo mental» al que la prédica de una derecha antidemocrática ha conducido a un sector de la población, que cree estar «defendiendo la República» mientras coloca bolsas mortuorias u horcas frente a la Casa Rosada. No están defendiendo la República, la están enfermando con una ponzoña de la cual nada bueno puede brotar.

COMISIÓN por los DERECHOS HUMANOS, Trenque Lauquen, 28 de febrero de 2021.