Decíamos hace un año y medio (febrero de 2021), cuando el gobernador de Jujuy visitó nuestra ciudad:
«Llega a Trenque Lauquen el gobernador de Jujuy, contador Gerardo Morales. Suponemos que tendrá una buena estadía, degustará algún plato tradicional de estos pagos y disfrutará de la hospitalidad de sus correligionarios.
Pero como no podemos ni debemos olvidarnos de las injusticias que desató en su provincia desde el minuto 0 de su gestión, persiguiendo con un Poder Judicial adicto a la organización social Tupac Amaru, hasta destruir la maravillosa obra comunitaria que tantos años había llevado edificar, aprovechamos la ocasión para repudiar la visita del contador Morales, un dirigente que marca con sus procederes antirrepublicanos el nivel en el que ha caído su centenario partido, furgón de cola en Juntos por el Cambio, tan lejos de hacerle honor a la trayectoria que supo dotar, allá lejos y hace tiempo, al sistema democrático argentino de una alternativa válida de gobierno para las mayorías».
¿Algo cambió, positivamente, en la situación que describíamos? Para nada: Milagro Sala lleva 2400 días presa, en un proceso que arrancó con encarcelamiento sin acusación concreta (tal como reconoció el radical Ernesto Sanz) más allá del «delito» de acampar en una plaza (luego, agregó Sanz, intentaron «emprolijar» la persecución política adjudicándole delitos contemplados en el Código Penal). Incluso, después de una visita del presidente Alberto Fernández a la dirigente social, que debió ser internada por una trombosis venosa profunda, sobrevino la «vendetta» de Morales, que redobló las actitudes persecutorias hacia integrantes de la Tupac Amaru.
Lo último que se denuncia, en relación con la ausencia de Estado de Derecho en Jujuy, es lo que se publica en el diario Página 12 (10/08/22): «Una masiva movilización exigió al gobernador Gerardo Morales que respete las libertades democráticas y el derecho a organizarse. La protesta buscó hacer visible la escalada represiva que ocurre en la provincia: en julio hubo 16 allanamientos a comedores y merenderos barriales; luego se supo que la policía había infiltrado a los movimientos populares que habían protestado contra Morales en la puerta de la Legislatura durante la apertura de las sesiones ordinarias. En marzo, en una jornada para pedir alimentos, fueron detenidos 15 manifestantes; en julio le tocó a otros tres, y la semana pasada el Movimiento de Trabajadores Excluidos denunció que un grupo de encapuchados secuestró por 12 horas a un comunicador popular (…). Por eso, las organizaciones denuncian que la persecución es estatal y parapolicial».
Con estas «medallas» vuelve Gerardo Morales a Trenque Lauquen. Así, no nos queda más remedio que plantear el mismo repudio que hace 18 meses diéramos a conocer, porque es fácil hablar de democracia, transparencia y apego a las instituciones: lo difícil para el gobernador de Jujuy viene siendo transformar sus palabras en actos que sean constructivos para la sociedad que le permitió encumbrarse en el poder (desde que asumió hizo exactamente todo lo contrario).
(*) Comunicado de la comisión de Derechos Humanos de Trenque Lauquen.