La tradición de plantar un árbol por cada nacimiento

La tradición de plantar un árbol por cada nacimiento

Manuela tiene 20 años y desde hace unos años vive en la Ciudad de Buenos Aires donde se radicó para continuar con sus estudios universitarios. Aunque

Manuela tiene 20 años y desde hace unos años vive en la Ciudad de Buenos Aires donde se radicó para continuar con sus estudios universitarios. Aunque su vida comenzó a girar en la adolescencia, con escala en Trenque Lauquen, en su Quenumá natal siempre hay algo que le recuerda sus raíces. Es un fresno bajo que crece desde hace dos décadas en la plaza principal de la localidad.

Ella es una de las que integró las primeras ediciones del programa “Nace un árbol, nace un niño” en el distrito de Salliqueló, que este año va por el año número 24 y que consiste en plantar un árbol por cada nacimiento en el distrito, con un evento público, una jornada recreativa que incluye peloteros, globos, entrega de certificados y la plantación, y que es una tradición que también ahora se trasladó a Pellegrini (ver aparte) donde ya van tres años continuos.

Juan Martín Alfonso, es el responsable del área de Espacios Verdes de la Municipalidad de Salliqueló. Es técnico en ambiente y es quien tiene hoy a cargo la organización de la jornada ecológica.

“Es una manera de educar sobre la importancia de las plantas, la forestación, y es algo lindo porque se hace una jornada de recreación, con peloteros, globos y es un día que las familias vienen con el mate y pasamos un día agradable”, dice el funcionario de la Municipalidad de Salliqueló.

Pero la cantidad de años ininterrumpidos y la cantidad de nacimientos, unos 140 anuales, requieren un trabajo de planificación que no es menor. “Elegimos un lugar, nivelamos, cortamos el pasto, se pasa el camión regador, etc. para preparar para el día del evento. Después es un área nuevo verde para cuidar el resto del año, hemos cubierto toda la ciudad y ahora tomamos ya sectores extra urbanos, muchas de las jornadas se hicieron en el parque y ahora habrá una aproximación en el predio ferroviario”.

Muchas plantas salen del vivero municipal y otras se compran. Se entregan certificados y tarjetas que quedan en el nuevo árbol, y algunas de las “familias luego se acercan y lo cuidan, siguen su evolución pero no son todas” dice Alfonso.