Pedro Carninchich un empresario gastronómico que habla de resiliencia y adaptación

Pedro Carninchich un empresario gastronómico que habla de resiliencia y adaptación

En un artículo periodístico reciente, basado en la aparición del libro “La solución Nash” (la reactivación económica tras el COVID-19) del autor espa

En un artículo periodístico reciente, basado en la aparición del libro “La solución Nash” (la reactivación económica tras el COVID-19) del autor español Fernando Trias de Bes, se menciona que la resiliencia no es solamente aguantar y adaptarse. “La resiliencia es la capacidad de asimilar el golpe, aprovechar el momento para imprimir en él nuestra propia impronta, volver a nuestro lugar de origen y repeler la agresión de tal manera de obtener con ello una ventaja”.

No estoy seguro que Pedro Carninchich haya leído el artículo o el libro justo antes de atender el teléfono para hablar con OESTE BA, pero sus palabras de alguna manera son la demostración real de un empresario local dispuesto a ponerle su propia impronta a la pandemia, un mal que ya sabe no puede manejar, ni el confinamiento ni las medidas sanitarias, pero dentro de su área de control hace todos los esfuerzos no sólo para seguir a flote sino para proyectarse.

Claro que no siempre fue así. “Si me hubieras preguntado hace un mes te decía que tenía más ganas de cerrar que de seguir, pero hoy tengo una mirada distinta, estoy parado de otra manera frente a esta situación” dice el empresario gastronómico propietario del restorán “Lo de Pedro”, con más de 30 años en el sector.

Sí, aunque Carninchich tiene sólo 45 años es de los más veteranos en el rubro gastronómico donde se inició a los 13 años, y después de quedarse sin trabajo cuando cerró la vieja rotisería El Chanchito Rengo, y con sólo 21 años, abrió su propio local. Las vueltas de la vida lo llevaron en algún momento a invertir en Pigüé y Salto, y hasta tener 2 restoranes en Trenque Lauquen. “Era joven y asumía otros riesgos que hoy con más edad veo distinto, es preferible tener un lugar bien atendido y no 4 mal atendidos”.

Pero volvamos a la pandemia y a la crisis que golpea con dureza al sector gastronómico. “Nosotros hicimos la cuenta, con el delivery estamos facturando el 25% del total que facturamos con el salón abierto, esa es una realidad” dice.

No obstante, no se queja del servicio porque dice que su delivery anda muy bien y tiene buena respuesta de la gente, y es uno de los pocos que no está apurado en abrir, y lo explicará más adelante.

“Si estoy facturando el 25% tengo que reducir los costos, es algo que vimos desde el inicio. No pude reducir el alquiler pero si generando reducciones en gas, luz, al tener menos horarios hay menos gastos, el salón está cerrado no se compra tanta mercadería y ponemos mucha atención en este tiempo a todo lo que se gasta y logramos bajar todos los consumos. Hay que disminuir el costo fijo”.

Por otro lado, Caninchich no ahorra elogios en la mano que recibió de parte del Estado. Mi contador hizo los trámites  y obtuvimos los beneficios para los autónomos, para el pago de cargas sociales, ART, parte de los sueldos y el crédito a tasa 0 “a nosotros nos sirvieron esas medidas”.

“En un momento estuve a punto de cerrar”, se sincera “pero mi contador me asesoró que esperara, que habría medidas del Estado para salir adelante. Sabemos que no es fácil, comercios como los nuestros siempre generan deudas semanales, entonces cuando se detuvo todo de golpe tuvimos que cumplir con los proveedores, que nos esperaron y cumplimos. También cumplimos con el alquiler no de la manera que quisiéramos pero vamos cumpliendo”.

REORGANIZARSE

Carnincich entonces habla sobre la Solución de Nash, aunque no le pone nombre. “Hay que adaptarse a esta situación, reorganizarse. He pasado muchas crisis que también me han hecho tambalear, tenemos el cuero curtido, estamos acostumbrados a venir a los tumbos, muchos de mis proveedores entendieron y aguantaron el sismo como nosotros ellos entendieron mi situación”.

Reflexiona además que el “virus todavía no pasó”. Entonces pone la pelota debajo del pie y es el único del sector que no está pidiendo abrir ya. “Todos queremos volver a trabajar pero no hay que olvidarse que el invierno no pasó y que estamos sujetos a que tengamos un caso positivo y eso implicaría volver hacia atrás. Ese es un riesgo muy alto desde lo comercial, porque hoy trabajamos a medida máquina y gastamos a media máquina, para volver a abrir el salón tengo que hacer una inversión importante y para eso debemos tener trabajo sostenido, no podemos invertir fuerte y volver a cerrar a la semana”.

Admite, en el diálogo con OESTE BA que su posición es casi única “son ideas propias sobre cómo veo la situación y entiendo que no todos podemos pensar de la misma manera porque la situación de los comercios no es para todos igual y no todos pudieron acceder a los programas que lanzó el Estado que son para endeudarte lo menos posible”.

En el caso suyo “venimos de muchos años y teníamos un respaldo para sostener este tiempo inicial. La prioridad hoy no es ganar plata, sino sostener abierta la puerta y no dejar a la gente sin trabajo”.

“Vamos surfeando y tratando de cumplir con todos, hasta ahora lo vengo logrando. Por supuesto que puse ahorros para pagar gastos corrientes en estos meses, pero yo vivo de este negocio hace 24 años es lo mínimo que puedo hacer. Hace 1 mes atrás tenía más ganas de cerrar, hoy veo las cosas de otra manera”, dice el empresario gastronómico.