Alejandro Fraille abraza la elaboración artesanal de quesos con pasión. De sus palabras se desprende la importancia de este emprendimiento que sosti
Alejandro Fraille abraza la elaboración artesanal de quesos con pasión. De sus palabras se desprende la importancia de este emprendimiento que sostiene junto a su familia y que inserto en una de las cuencas lecheras más importantes del país se abre espacio y se consolida como marca registrada. Ahora también sumará el dulce de leche.
El valor agregado en un mercado súper competitivo y en un hábitat productivo en el que convive con los gigantes de la industria es su condición de artesanal y su elaboración sólo con materia prima natural, in situ, en tiempo real, al pie de la vaca, con leche recién ordeñada. Con el dulce, que verá la luz el próximo mes, anuncia también ese dato diferencial: no habrá productos químicos de por medio, sino una receta de la abuela para chuparse los dedos.
Alejandro viene de una familia vinculada a la producción tambera. Creció en una pequeña chacra a las afueras del sector norte de la ciudad, al borde de un cañadón que cuando bajaba el agua –dice- aparecían puntas de flecha y boleadoras de piedra, de ahí proviene el nombre cumen lichi (buena leche), al que nosotros le agregaríamos buenas personas.
Es que los Fraille se hacen querer. Gente de laburo, esfuerzo, mete 12 horas por día en la fábrica unipersonal que fue haciendo de a poco cuando en 2016 comenzó a hacer unos cursos del camino emprendedor en la Municipalidad que le abrieron los ojos y el camino hacia su propia marca de quesos. Luego dejó el trabajo en relación de dependencia en una fábrica de quesos “tenía que dejar la zona de confort” recuerda.
“Mi familia siempre estuvo vinculada a la actividad agropecuaria, al tambo, a la leche a mi siempre me costó ser parte del tambo”. Ese curso en la Municipalidad y uno de “maestro quesero” en el CFP 402 fueron determinantes y las primeras ventas fueron en Ecofines. Destacó a Celina Polenta y los cursos que dieron en ese momento. “Son herramientas importantes para los emprendedores”.
“Tuve que salir de la zona de confort renunciar a mi trabajo en relación de dependencia y dedicarme de lleno a lo mío desde el 2016 venía trabajando de manera paralela, mucha gente me ayudó para poder empezar porque el equipamiento es caro y fui adquiriendo de a poco las cosas. Los primeros meses fueron difíciles porque estás acostumbrado a ir al banco a cobrar y tener la jubilación y la obra social, como todo de a poco vamos mejorando, nosotros estamos muy contentos”.
Hace quesos semiduros, sardo, provoleta, romano, saborizados con orégano pimienta ají, pesto, caprese, cebolla, etc. También hace queso caprino con leche de la Escuela Agropecuaria de 30 de Agosto “es 100% de leche de cabra, sin mezcla sin nada es genuino”.
Su hermano le da una mano en el moldeado y el único punto de venta está en la Ruta 5 en el complejo Petrolauquen que es una vidriera para todos los viajeros. “Hemos creado un ida y vuelta con la gente lo disfruto mucho con mucha gente de aquí y de la región” y admite que por su formación lo que más le cuesta es promocionarse.
Tiene una sala de maduración que guarda la producción durante días para obtener mejor producción.
En medio de la cuenca lechera, aclara, que sus quesos “son genuinos todos productos bien naturales. Usamos la leche recién ordeñada y eso es oro en polvo porque no hay pérdidas de proteína”, el dulce también será 100% natural ya tiene los envases, la etiqueta y todo listo para la fabricación. Las variantes del dulce de leche serán la clásica, con menta y con naranja. “Será un complemento de lo de los quesos, algo exclusivo buen queso y buen dulce nada más, no vamos a sumar nada más”.
“La ruta nos sirve mucho por la cantidad de gente que viaja al sur y los que van a Buenos Aires y mucha diversidad de gente, a veces los pescadores pasan y estoy cerrado y me mandan mensajes o los camioneros. A mi me sirve todo el turismo, el camionero, el que vive en el sector quintas, la gente de campo, todo. La decisión fue ponernos ahí porque vivi unos años entre azul y Tandil y esta producción está asociada al turismo y mucha gente nos compra para hacer un presente”.
Otro dato destacado es el precio. Alendro Fraille cuenta que su producción cuesta mucho más barata que la que venden los gigantes en el súper, es un producto nuestro de Trenque Lauquen, hecho por gente que emprende aquí y que apuesta por su ciudad.