Ariel Bravo no habla mucho. Parece un hombre más de acción que de palabras, que decidió a los 30 años empezar con un emprendimiento familiar que viene
Ariel Bravo no habla mucho. Parece un hombre más de acción que de palabras, que decidió a los 30 años empezar con un emprendimiento familiar que viene creciendo rápidamente en Salliqueló y ya tiene expectativas de expansión. Se trata de una granja con la que provee huevos a supermercados y comercios de su ciudad y cada vez tiene más producción.
Bravo le contó a este medio que inició hace un año con unas pocas gallinas que obtuvo por la venta de unos lechones y por unos ahorros. Comenzó con la actividad con los días libres que le deja su profesión de policía.
“Aposté por las gallinas, había comenzado con pocas pero un amigo me habló sobre la posibilidad de un microemprendimiento que otorgaban en la Municipalidad. Fui a hablar y me dieron los recursos que me facilitaron la inversión para comprar más animales y para hacer la habilitación y así poder vender sin inconvenientes” dice a OESTE BA.
Los inicios
Comenzó con 120 gallinas y luego fueron 240 y hoy tiene más de 600. Esto le implicó ampliar las instalaciones que alquila, armar más infraestructura para la cría y la producción, y ahora analiza dar otro salto más para expandirse.
“La recolección de huevos es todos los días y me ayuda mi hermana Edith”. Luego se encarga del reparto “que vamos manejando por los días y horario de mi trabajo”. Ariel cree que el horizonte es grande para su empresa que aún no tiene nombre, porque en Salliqueló no hay otros que se dediquen a lo mismo en escala, y parte de la producción que entra al pueblo viene de la región.
Hoy produce unos 600 huevos por día, unas 50 docenas “queremos por lo menos duplicar la producción para poder alcanzar la demanda del mercado local” y sueña con un complejo amplio con la estructura para producir más. “Arranque de muy abajo, no tengo espaldas económicas y todo es sacrificio y esfuerzo, pero vamos por el buen camino” dice.