Las Guasquitas un club que busca resurgir

Es extraño repasar una lista de autoridades del Club Atlético Las Guasquitas de Trenque Lauquen y no encontrar a la vista los apellidos Brizuela, Aguilera, Folco, Cerenignana, los históricos que fueron socios fundadores y durante décadas las distintas generaciones de esas familias permanecieron tomando decisiones en el “colono”. Soplan nuevos…

Es extraño repasar una lista de autoridades del Club Atlético Las Guasquitas de Trenque Lauquen y no encontrar a la vista los apellidos Brizuela, Aguilera, Folco, Cerenignana, los históricos que fueron socios fundadores y durante décadas las distintas generaciones de esas familias permanecieron tomando decisiones en el “colono”.

Soplan nuevos aires en el club del sector sur de la ciudad, uno de los más jóvenes en la grilla de instituciones deportivas de nuestro pueblo, con apenas 46 años de vida. Siempre mantuvo su característica de club de barrio, de origen humilde, un club chico que se supo escribir gestas deportivas en batallas de David y Goliat contra los gigantes del fútbol doméstico y también siempre fue una institución familiar en la que sobresalieron los apellidos antes mencionados.

Al igual que muchas institucionales sociales y deportivas, y máxime las de menor envergadura, el club supo gambetear largo tiempo las dificultades para sostener las instalaciones, para contener a los chicos y seguir prestando servicios. Hoy la entidad no tiene socios, está en una etapa de reconstrucción con obras recientes en vestuarios y la cancha de fútbol, sin deudas y con “los papeles” en orden y mira el futuro con optimismo, incluso hasta se analiza la posibilidad de emigrar de su histórico barrio y recalar en la Ampliación Urbana.

De todos estos temas vamos a hablar con Marcos Gregorini, sí un apellido que no aparece en la historia familiar del club, más aún; ni si quiera aparece en la historia contemporánea de Trenque Lauquen. Oriundo de Olavarría, este joven dirigente de 40 años, se radicó hace 8 años en la ciudad por motivos laborales y hoy es el presidente de la entidad “colona”. Su hijo, Sandino, es jugador de las inferiores, comenzó con los infantiles hace 6 años y fue de a poco “metiéndose” en el club y el año pasado lo eligieron presidente.

“Estoy convencido que tenemos que dar un poco del esfuerzo personal, sentía que tenía algo para dar y que el club necesitaba más gente, más manos para ayudar”, dice en el comienzo de la charla con OESTE BA Gregorini. Heredó la presidencia de manos de Nora Folco, segunda generación de los apellidos históricos “el club no tenía deudas ni nada, eran necesarias obras edilicias”, y la comisión se terminó de conformar con caras nuevas “Diego Adhemar, Patricio Font, María Rosa Avila y Antonela González, entre otros.

Obras que son amores

Como se sabe los clubes de barrio, los clubes de pueblo, apenas pagan los gastos corrientes, por lo que las obras y las mejoras terminan siendo relegadas.

“Es un club chico y necesitaba mejorar la cancha, el salón y los vestuarios por eso decidimos comenzar a participar y trabajar rápidamente en estos temas”. Las Guaquitas arregló su cancha de fútbol, se invirtió en semillas y dejaron el césped como un billar, de las mejores de la región pero una obra municipal cercana deprimió las napas y comenzó a complicar el riego que se sumó a la sequía “pero ya lo vamos a solucionar” dice Gregorini que no le gusta poner “peros” y mirar todo con optimismo y hacia adelante.

Luego le siguió la obra de los vestuarios “que eran un peligro porque las paredes transmitían electricidad, se llovían y estaban en pésimas condiciones” dice y saca su teléfono celular del bolsillo. Cancela una llamada entrante porque cuando habla de Las Guasquitas, no hay otro tema que lo distraiga, y abre la galería de imágenes “mirá, las divisiones para los jugadores como en los vestuarios de primera, un termo de 800 litros por hora, techo nuevo y todo a nuevo” enumera e infla el pecho.

Pero hacer obras no sólo es poner ladrillos. Una obra clave en los clubes y muchas veces soslayada es lo administrativo: contar con personería jurídica, balances al día y esas cuestiones que se terminan convirtiendo en vitales a la hora de pedir subsidios y ayuda estatal.

“El club no tenía personería jurídica durante varios años y nosotros luego de varias luchas burocráticas la obtuvimos entonces salimos a  buscar ayuda, nos reunimos con la Dirección de Deportes de la Municipalidad que nos ofreció trabajar en conjunto y ahí surgió hacer el duatlón solidario” que se realizó este año.

“Nos sirvió para que la gente vea que hay una nueva comisión, nuestra idea es poder institucionalizar el duatlón anual de Las Guasquitas, como otras instituciones tienen una actividad anual nosotros vamos a tener el duatlón”.

Recaudación

El club tiene otra actividad que no sea el fútbol. Cuenta con fútbol infantil, de inferiores, mayores, femenino, senior y súper senior. Se cree que unas 300 personas circulan entre los entrenamientos y prácticas que hacen.

Una limitante para sumar actividades es el espacio. El clubs siempre estuvo anclado en el mismo lugar, pero sus instalaciones se reducen a una cancha de fútbol, con tribunas, cabina de transmisión y vestuarios. También tienen un pequeño salón de eventos pero no se alquila “porque no está habilitado”.

Como parte del patrimonio del club se encuentra un gimnasio techado en calle Pincen que está alquilado a una cancha de fútbol 5 y que es parte de los ingresos con los que cuenta la entidad.

Otras fuentes de ingresos son las publicidades, el cobro de entradas en las actividades deportivas y lo de siempre: polladas, pizzas, rifas, etc. “Nosotros todos los meses hacemos una actividad de recaudación pollos, pizzas, rifas, seven, duatlón, algo hacemos. Al principio de año, agarramos el calendario y lo planificamos, nuestra visión es de perspectiva no estar en el día a día”.

Como se dijo son el único club sin socios “pero en febrero lanzamos una campaña” de socios anuncia Gregorini “el primer año fue introspectivo, necesitábamos obras y ordenar las cosas hacia adentro ahora salimos a la calle a hacer los socios”, anunció.

A los chicos de infantiles e inferiores les sirven la copa de leche, y a los más grandes les hacen cenas “cuando se puede”. Además este año a los chicos de quinta y sexta división los llevaron a Chapadmalal a hacer la pretemporada “muchos no conocían el mar, así que entrenaron 5 días ahì en la playa”.

“Soy de los que cree que no hay que quedarse a vivir en los cargos, la renovación es en 2 años y debe asumir otro, queremos que la gente venga al club, muchos a lo mejor piensan que no pueden participar, y todo lo contrario, necesitamos más gente”. Ahora en noviembre “vamos a hacer el día del club, vamos a juntar a las familias de todos los que participan en un almuerzo a la canasta y una jornada de trabajo solidario, vamos a pintar el paredón perimetral, a  hacer arreglos menores, compartir y darle una mano al club”, una muestra de lo que pasa hoy en muchas entidades. Los clubes esperan ser recuperados por sus vecinos.

Mirando hacia la Ampliación Urbana

Las Guasquitas y el Municipio hablan ya de manera formal de mudar el club a la Ampliación Urbana. Así lo detalló Gregorini: “Veníamos hablando de manera informal, pero hace un mes nos reunimos de manera oficial con funcionarios de la Municipalidad y en el caso nuestro fuimos con Eduardo Brizuela que es de una de las familias históricas y Mauricio Galmez un jugador histórico, nos hicieron una propuesta y la estamos analizando, la oficina de planeamiento está dibujando el proyecto”.

“Para la ampliación urbana tener un club es algo muy importante y la cuestión inmobiliaria la manejará Las Guasquitas y no la Municipalidad. Hay que ser muy prolijos y transparentes, a mi me gusta la idea porque hoy los chicos vienen de todos lados no son chicos sólo de este sector de la ciudad y aquí no tenemos posibilidades de crecer de sumar pileta, vóley, básquet, nada. Sería refundar el club y empezar de cero aunque aún falta mucho para analizar” sostuvo.

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