Granja del Pueblo: una historia de esfuerzo, sacrificio y trabajo en equipo

Juan Ignacio Carnero comparte su historia de superación: comenzó como empleado, vendió su auto y apostó todo por su propio negocio.

Lo que comenzó como un sueño personal se convirtió en una empresa familiar que hoy es referente en la venta de pollo, cerdo, carne vacuna y comidas elaboradas. Juan Ignacio Carnero, fundador de Granja del Pueblo, comparte su historia de sacrificio, crecimiento y compromiso con la calidad.
Con más de 18 años en el rubro, Carnero puede decir que empezó de abajo. Inició como empleado en una pollería. En 2009, vendió su auto y se mudó a 30 de Agosto para abrir su primer local. “Era mitad esperanza y mitad miedo, pero me arriesgué”, recuerda. Allí introdujo en ese mercado productos como pollo trozado, arrollado y rellenos. Tras cinco años, regresó a Trenque Lauquen, donde consolidó su emprendimiento.
Hoy, Granja del Pueblo cuenta con siete empleados y una rotisería que nació durante la pandemia. “La idea es facilitarle la vida a la gente: que venga a un solo lugar y se lleve todo”, explica Carnero. Elaboran tortillas, tartas, milanesas, pastas caseras, ensaladas y viandas, que se suman a sus productos frescos como pollo faenado sin hielo, carne de cerdo y vacuna, chorizos secos y matambre arrollado.
La clave del éxito, según Carnero, está en el compromiso del equipo: “Logramos un excelente ambiente de trabajo. Mis empleados cuidan el negocio como propio”. La atención personalizada y la confianza con los clientes son pilares del emprendimiento, que se mantiene abierto todos los días para asegurar la rotación de mercadería.
UN NOMBRE CON IDENTIDAD
El nombre Granja del Pueblo surgió de una inspiración casual mientras lavaba su auto. “Quería que reflejara cercanía, algo que la gente sintiera suyo”, cuenta. Y lo logró: el local se convirtió en un punto de referencia en la ciudad, con clientela fiel que incluso llega desde 30 de Agosto.
Aunque ha recibido propuestas para abrir sucursales (especialmente en la Ampliación Urbana), Carnero prefiere mantener la calidad y el control en su local actual. “No quiero manchar el nombre que tanto nos costó construir”, afirma.
Granja del Pueblo es más que una pollería: es una historia de esfuerzo, visión y trabajo en equipo. Un ejemplo de cómo el compromiso y la pasión pueden transformar un emprendimiento en un símbolo de confianza y sabor para toda una comunidad.

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