Martín Colón tiene sólo 46 años y sin embargo para las nuevas generaciones su nombre puede sonar desconocido o muy lejano. Es que sus inicios en e
Martín Colón tiene sólo 46 años y sin embargo para las nuevas generaciones su nombre puede sonar desconocido o muy lejano. Es que sus inicios en el motocross fueron a muy temprana edad y los pasos que allí dio fueron los primeros que tuvo nuestra ciudad en ese deporte en el que hoy se destaca por la trayectoria de otro piloto el Vasco Saragüeta.
Colón corrió desde muy chico pero se bajó definitivamente a los 24 años para abocarse al taller de motos que había abierto su abuelo y continuado su padre, Pedro. Hace 53 años que hacen servicio mecánico, es un apellido vinculado a los fierros, al ámbito empresario y al deporte.
En la actualidad, Martín sólo hace running, un deporte que inició en la pandemia pero no de manera competitiva contó en una entrevista con FM Tiempo.
Su pasión por los fierros, recordó, viene de la mano de su padre que corrió 11 años en Speedway y 11 años en automovilismo, en lo que fue la vieja categoría Fórmula 2; y aunque le compró un karting para él, lo suyo eran las 2 ruedas. “No había nada en aquel entonces, yo compraba revistas y seguía el campeonato argentino de motos y ATC pasaba el torneo nacional”.
Cuando terminó la escuela secundaria “me compré una moto en Bahía Blanca y no sabía nada. El motocross es un deporte muy físico y muy inteligente, no son loquitos, por el contrario tenés que pensar mucho en el circuito. Mi primera carrera fue en Quemú, un pampeano nocturno, no tenía ningún conocimiento por lo que mi padre me consiguió un entrenador de La Pampa para que me enseñara”.
La tercera carrera “fue el argentino de motocross en Mendoza, de pronto estaba corriendo con los mejores con los que unos días antes los veía en las revistas. Fue una experiencia ganada, en ese entonces decía que pagaba la inscripción para ver el circuito desde adentro, no podía terminar las primeras carreras porque llegaba muy cansado. Estaba cumpliendo un sueño, pero tenía que cambiar el paradigma y entrenar de otra manera”.
Su pasión crecía en su familia. “Me educó una familia de apasionados, mi madre era el equilibrio pero acompañaba. En 1996 estuve sólo 4 fines de semana en Trenque Lauquen porque necesitaba correr, entrenar y prepararme. Acá no había circuito nada, mi padre empezó a armar algo de a poco en el Club Trelau, teníamos sólo 1 salto que nos habilitó Barracchia y nos dio fardos de plástico del Prolim”.
Corrí todo el 96, en el 97 estuvo alejado por una lesión, y corrió todo el 98 organizando carreras en Trenque Lauquen también, “en ese momento comienza el Vasco también a armar su circuito. Esa primera etapa fue muy linda, fue cumplir un sueño con todo lo que significa a esa edad poder cumplir un sueño, y es el momento en el que me vinculo con el deporte de tal modo que termina siendo para mí una forma de vida”.
Tras el campeonato de 1998 se alejó por unos años y regresó en 2002 en una categoría superior. “Disfruté mucho toda la época del motocross pero siempre supe mis límites para competir con la elite. La segunda etapa fue distinta se tomó con otro tipo de entusiasmo sin tanta dedicación. Fue divertido hasta que llegó el momento de bajarse, tomar esa decisión siempre es la más difícil porque los fines de semana la pasas bien, estas con amigos y haces lo que te gusta. Pero está el trabajo, la cuestión de la salud y empezás a pensar otras cosas, de todo modos dejé de correr a temprana edad a los 24 años”.
“Coseché muchos amigos y cada tanto voy a las carreras que organiza el Vasco pero solo como espectador”. En algún momento “corté toda vinculación hoy en mi taller ni siquiera reparamos motos de competición nada, sólo estoy detrás del alambre mirando la carrera”. Tanto es así que su moto personal es una de baja cilindrada, una moto urbana, como la que tienen casi todos.
“Tuve muchos ofrecimientos para hacer otras cosas y correr en pista pero desistí a todo. El día que decidió bajarme de la moto estaba en una carrera y me caí, cuando levanté la moto salí del circuito y dije no corro más”. También esa decisión fue en línea con su actividad empresaria “quería afianzarme a una dedicación plena y absoluta a la mecánica que se estaba revolucionando porque en el año 2000 llega la electrónica”. La competencia “no sólo me dio la cultura deportiva sino que me abrió puertas con Honda que me dio el servicio oficial”.
-Cuando lo entrevistamos al Vasco Saragüeta destacó que continuó el camino que habías abierto en este deporte en Trenque Lauquen.
-Al asco Saragüeta lo respeto muchísimo, agradezco sus palabras, pero yo no creo haber dejado un legado, fue una práctica personal porque yo quería cumplir ese sueño, el Vasco continuó esa línea pero tuvo una gran proyección, tiene 2 circuitos y organizó muchas carreras. Es una persona reconocida en todo el país.
-¿Sentís el reconocimiento de la comunidad?
-Siento el reconocimiento hacia el apellido por nuestra línea ética y en algún punto se vinculó con el motocross. El deporte te deja una vida sana y te abre puertas en el ámbito humano y social que son muy lindas. El fundador de todo fue mi padre, sin su apoyo no hubiera llegado a ningún lado, el reconocimiento debería ser para él que trajo las primeras fechas del Campeonato Argentino a Trenque Lauquen no para mi.