“La pelota llega desde que nací. Vengo de una familia muy humilde y el único juguete era una pelota de futbol, no había asfalto y jugábamos en la
“La pelota llega desde que nací. Vengo de una familia muy humilde y el único juguete era una pelota de futbol, no había asfalto y jugábamos en la calle todos los días” cuenta hoy Alfredo Badino sobre el inicio de su relación con el universo fútbol, el que creció y vivió durante más de 7 décadas.
Los más memoriosos dicen que era un crack exquisito y que tenía todas las condiciones para triunfar en el fútbol nacional, aunque el destino le tenía reservado otros planes aquí en su pueblo y en la región. Jugó con apenas 17 años 2 años en Vélez Sarfield donde fue suplente del gran Carlos Bianchi con quien conserva aún una relación afectuosa. Brilló en la Selección Roja, en Ferro y Atlético Rivadavia entre otros clubes y luego le dio paso a su faceta como DT en la que también brilló.
En su infancia jugó en Barrio Alegre “porque me quedaba muy cerca, muy a pesar de mi padre que quería que fuera a Ferro, y como no me ponían nunca el DT me dijo que me buscara otro deporte” entonces su padre aprovechó y lo llevó al Verde “al domingo siguiente ya jugaba en cuarta y al año siguiente con sólo 14 años jugaba en primera”.
En 1969 se desarrolla la reconocida campaña de los Rojos y se estaba construyendo El Faro “y Osvaldo Guerrero era el vicepresidente de Velez era arquitecto y estaba en esa tarea, me compró directamente el pase yo no tuve prueba y a los 16 años me presenté en la pensión construida en la tribuna”. Según contó los recibimientos son hostiles porque los chicos de los clubes no quieren que lleguen nuevos “había que subir muchas escaleras y cada vez que subia una valija mis compañeros me las tiraban desde arriba para que no me quedara me tuve que enfrentar y me dieron una paliza terrible. Eso pasaba en aquel entonces, nadie quería que le sacaras el lugar”.
“Llegué el miércoles y jugué el sábado en cuarta contra River e hice 3 goles, esa noche el DT de reserva me citó contra gimnasia al día siguiente fui en el colectivo con las figuras que un año antes las tenía en figuritas. Fui titular en reserva en un partido con muchos espectadores de Trenque Lauquen porque en La Plata siempre había mucha gente de aquí, ganamos 1 a 0 con gol mío, en 4 días había hecho 4 goles y ya me quedé para entrenar en primera, fue un comienzo muy fácil”.
Pero había algo difícil. En su puesto, de 9, jugaba el ídolo del club: Carlos Bianchi. “Era suplente de Bianchi un gran jugador completo, como tipo, como compañero, como jugador. Un fenómeno. Y bueno, me aferré mucho a él porque era Carlos Bianchi en Velez. Ya era un hombre muy conocido. Una gran persona”.
CHICO DE PUEBLO
Pero los pocos minutos en primera y la corta edad comenzaron a jugarle una mala pasada. Comenzó a extrañar. “Me costó mucho el cambio de ciudad, venia de un origen humilde nunca había salido de vacaciones y de pronto estaba solo en Buenos Aires, sin teléfono celular ni nada. Vivía en una pensión, y siempre quería volverme a Trenque Lauquen. Estaba solo contra el mundo”, recuerda hoy
Alternó minutos en primera y tiene flashes que comparte “¿sabes lo que es jugar de noche en la bombonera? el clima es asfixiante de la hinchada”. “Me encariñé mucho con Vélez, es como una familia era muy agradable estar ahí el problema era uno acostumbrarse a una institución modelo, para hablar a Trenque Lauquen teníamos 7 u 8 horas de demora, mi padre iba a Ferro porque no teníamos en casa teléfono, y esperaba ahí varias horas”.
A los 2 años se volvió con el plan en mente que cuando vendieran a Bianchi volvía, pero ese año le tocó la colimba y al año siguiente se casó.
Después tuvo llamados para integrar San Lorenzo y cuando Maradona visitó Trenque Lauquen en aquel recordado partido, contó que lo quisieron volver a llevar a Buenos Aires pero ya no quiso moverse más.
“Jugué aquí en Ferro (jugó el recordado regional) y luego me fui a Rivadavia en Atlético de América. Ahí también me fue muy, pero muy bien”. Jugó hasta 1992 cuando se hizo DT.
“Mis sueños siempre son con el futbol, a veces recuerdo jugadas que pude haber definido mejor siempre todos mis pensamientos estuvieron vinculados a la pelota” tiene 11 nietos, y dos de ellos juegan en Ferro y Agentino “voy con todo gusto a la cancha de Argentino a ver a mi nieto, a pesar que soy tranquilo para ver futbol los chicos te pueden” ríe.
Si historia está contada en 3 o 4 libros dice, y destaca que la liga de Rivadavia realizó un libro histórico y lo incluyuó a él en la tapa. “Es un gran honor porque no es mi ciudad y estoy muy considerado, quizás mejor que acá”.
En pandemia “me hicieron una nota en américa de la TV por zoom y en esa nota lograron que me saludara Carlos Bianchi que había grabado un mensaje desde Francia, fue un golpe bajo porque lo quiero tanto a Carlos. Sigo teniendo relación obviamente con menor contactos que antes es un tipazo y merece todo lo bueno que le ha pasado” y destacó que la fortaleza de Bianchi siempre fue mental. “Estaba convencido que lo importante era la cabeza y el convencimiento, por eso logró todo lo que logró porque es muy convincente y firme en sus conocimientos”.
-¿Qué es el fútbol para vos?
-Una manera de vivir. Sigue siendo todavía una manera de vivir. Amigos, muchos recuerdos. Tengo la posibilidad de a veces voy a lugares y encuentro gente que me conoce en cualquier lugar que uno va. Una vez un hincha de Vélez me conoció y saludó en Punta Cana. El futbol te da tanto y te pide tan poco no hay que creerse que vos la sabes toda, es un aprendizaje continuo, que creo yo que en todos los aspectos de la vida debe ser así. Todo en la vida pasa, primero por el corazón, después por la cabeza y después por las habilidades. Gracias a Dios que existió el fútbol en mi vida.