Nota David Ibáñez
El esterillado es una técnica que según cuentan tiene origen en Oriente y en el antiguo Egipto. Ya en el Siglo XVIII, popularizada en Francia (¿Recuerda las sillas Thonet?) y llegada a estas tierras donde aún sigue manteniendo el encanto, pero por sobre todo, el sello distintivo artesanal de una gran obra de arte. Por un segundo miro de reojo a Walter Benjamin, y “la obra de arte en la era de la reproductividad técnica”.
Antes de conocer su oficio de artesano, conocí como trataba a la pelota. Así es, Juan Carlos “Cati” Viera se crió en la populosa barriada de Tres Llantas, y posteriormente se destacó por sus habilidades futbolísticas en el club Celeste. Ya retirado lució la casaca de árbitro. Siempre trató a la pelota con sutileza.
“De esos tiempos tengo muchos recuerdos. Esperarme que te muestro algo”. Guarda como tesoro “la gambeta” al “Loco” Gatti” cuando Boca Juniors visitó la ciudad y jugó contra Barrio Alegre, que quedó inmortalizada en una foto.
Sin dudas lo sutil también reside en sus manos. Hace 40 años que trabaja artesanalmente la esterilla, el mimbre y el junco.
“Tengo casi 68 años. Y debe hacer más de 40 que lo hago. Lo aprendí de mi viejo cuando tenía 10 años”.
Esto lo dijo así, como al pasar, entre el mate y el recuerdo, mientras preparaba su materia prima para realizar los trabajos.
-Tengo recuerdos de haber visto camiones con atados de junco. ¿Cómo es el tratado de este amterial?
-Mirá, esto que hoy ves acá es todo materia prima, junco, bien de acá, local digamos. Fui, lo elegí, lo corté, lo até y acá esta, secando. Lleva un tiempo, un procedimiento para que se seque sin perder su elasticidad y resistencia.
El sociólogo Richard Sennet escribió entre otros tantos títulos “El artesano”, y entre otras cosas que plantea o pone en evidencia de esta labor tiene raíz en el tiempo, velocidad y aprendizaje. Al plantear sobre los empleos aleatorios del hoy, donde se ha de desplegar un abanico de destrezas (para ser contratado, consumido) en lugar de cultivar una única habilidad, que por su tiempo de aprendizaje es lento, para el autor estos “tiempos modernos” hacen vulnerable a la artesanía/oficio.
“Gracias a Dios tengo mucho trabajo, lo que sí, es lento, porque es artesanal. Hay gente que me lo deja hoy y ya mañana empieza a preguntar si ya está listo. Es un proceso lento, bien manual, que al ser vistoso o distintivo requiere que sea cuidado…”.
Es importante tener presente que pese a los embates de la industria, este oficio aún sigue siendo. Su producto u obra se distingue de uno industrial a simple vista. (Está despojado de “aura artesanal”, en líneas de Benjamin).
