Chelo Méndez: la fotografía como arte y el lenguaje de la imagen

Chelo Méndez: la fotografía como arte y el lenguaje de la imagen

En la última década la fotografía atravesó una transformación significativa al punto de convertirse un lenguaje en sí mismo. Una manera de comunicar

En la última década la fotografía atravesó una transformación significativa al punto de convertirse un lenguaje en sí mismo. Una manera de comunicar al alcance de todo el mundo por la masividad de los dispositivos celulares con cámaras de calidad y la proliferación de redes sociales donde todo se comparte y que hacen que lo que no se comunique -o no se fotografíe- no existe.

Sin embargo, en la inmensidad de ese océano de imágenes, el oficio del fotógrafo lejos de ser sinónimo de pieza de museo recobra vigor porque lo coloca al frente del motor de la creatividad y la innovación, surfeando los cambios constantes en materia social y comunicacional.

Eso es quizás lo que Chelo Méndez intenta decir cuando esboza una frase que larga en el final pero que pide pista de título y tema central: “Todos pueden sacar fotos, pero pocos pueden hacer arte con la fotografía”.

Chelo no es Marcelo, es Marcos, y es un fotógrafo y artista trenquelauquense que soñó con ser ingeniero, pero unos dispositivos en blanco y negro sobre la mesa una tarde gris en la Ciudad de Buenos Aires cambiaron todo, abrieron un portal paralelo en su vida y recorrió los senderos de las imágenes paganas, aprendió de los mejores y hoy da cursos, charlas y dirige proyectos artísticos.

De visita en FM Tiempo 91.5 Mhz habló del curso que está a punto de dar sobre fotografía con teléfonos celulares y su vida, que es como una sucesión de fotos.

“La fotografía es como nuestro lenguaje, hoy tiene muchos usos, le sacamos fotos al producto en el supermercado que necesitamos, es un lenguaje que hoy utilizamos” dice en la entrevista radial para hablar de la proximidad del taller con los vecinos.

Pero lo suyo es el arte. “Actualmente estoy dirigiendo el Proyecto Lagunas del que participan 6 fotógrafos locales (Cecilia Achaerandio Florencia Hazzelhof Romina Minotti Miriam Arricau Lidia Acosta y Alejandra Gutiérrez), el Mumav coordinado por Juanita Sánchez, Mónica Martos y Neyen Agrazar como performance de una actividad cultural en Loma Alta de Beruti”. Y en qué consiste esta iniciativa “es una acción artística en ese contexto de laguna, el proyecto piensa las visualidades de las lagunas como un imaginario visual y con distintos artistas que trabajan sobre esa temática, la presentamos a una instancia de financiación del ministerio de cultura de la nación y lo logramos”.

Tienen una cuenta de Instagram y un correo habilitado en el que la gente les manda fotos y videos de la inundación desde 1986 en adelante.

LA FOTOGRAFÍA

Chelo cursó en la ENET y se fue a estudiar ingeniería industrial “estaba en tercer año, y con 22 años cae un día mi vieja con unos negativos blanco y negro y fue una sensación muy epifánica porque esos negativos eran de mi tío Salvador Amico, delegado de Entel, desaparecido en mayo de 1976 y automáticamente quería empezar a hacer eso”, lo describe como un despertar.

Rápidamente se anotó para estudiar con Ataulfo Pérez Aznar “y me puse a trabajar con él en la galería Omega y ahí aprendí un montón de cosas sobre la fotografía argentina. Largué ingeniería y estudié geografía para poder tener una formación humanística que me permitiera abordar fotografía de curadoría, libros, etc.”.

-Algunos dicen que el oficio está en vías de extinción por las cámaras de los celulares.

-Es verdad que el celular hace que en algunos casos las fotos las puede tomar cualquiera, pero si querés tener una buena imagen en una pyme, en un casamiento, etc. obviamente está el fotógrafo. También peligra el trabajo de diseñador con el canva y con la IA peligran muchas cosas, pero ser fotógrafo es una decisión hoy hay que capacitarse y estudiar mucho.

Hay un fotógrafo americano “que dice que él fotografía para retener sus experiencias visuales, no todo amerita una foto digamos, cada profesional trabaja de su forma es algo muy personal y cada paisaje cambia porque el fotógrafo deja su huella, su ideología y su campo personal”.

“La complejidad radica que cualquiera puede hacer fotografía, pero no cualquiera puede hacer arte a través de la fotografía y ahí me gusta trabajar”, concluyó.