Las lágrimas y los goles han estado siempre caminando de la mano por distintos motivos, y también se vinculan en la vida de Miguel Chancha Sánche
Las lágrimas y los goles han estado siempre caminando de la mano por distintos motivos, y también se vinculan en la vida de Miguel Chancha Sánchez un futbolista que hizo historia en nuestro deporte chacarero y que es muy sensible, de emociones a flor de piel y no puede evitar quebrarse cuando habla y recuerda sus días de infancia y el club de sus amores el Foot Ball Club Argentino.
Ese amor es recíproco, porque el club decidió nominar con su nombre a uno de los eventos más importantes que organiza anualmente: el mundialito de fútbol para los chicos de distintos lugares del país que se realiza por tercera vez consecutiva este fin de semana.
El Chancha siempre habla de su origen humilde, de la familia de 10 hermanos y donde el club siempre estuvo.
“Un agradecido al club porque entre tantos jugadores que pasaron que le hayan puesto mi nombre es algo muy importante” dijo en una entrevista con FM Tiempo. ¿y cómo se enteró que llevaría su nombre? “Me invitaron a comer un asado y me largaron la noticia como siempre maricón largué la lágrima no lo podía creer que me tocara a mi entre tantos jugadores, ellos destacaron mi trayectoria deportiva y mi calidad humana, dijeron, me enorgullece que este año además incluyeran el nombre de Jorge Rodriguez Mera”.
Mera llevaba muchos chicos al club “y armaba grupos de chicos, al FBCA lo toman como un club elitista pero no es así yo siempre me sentí integrado a pesar de venir de una familia muy humilde, él quería formar personas más allá de los resultados del fútbol”. El histórico dirigente “siempre fue a mi casa, siempre destacaba la crianza de mi madre hacia nosotros los 10 hermanos y se sentaba a comer con nosotros actuaba como un padre, a mi me dio mucho”.
Chancha llegó a los 8 años al club y colgó los botines a los 25. “Eramos chicos jugábamos comiamos torta, tomábamos chocolate se conformaban grupos, éramos todos iguales los que tenían o no tenían plata, a mi eso me marcó mucho en la vida, recuerdo muy bien mi niñez sin que me sobrara nada”.
Entrenaba dos días a la semana, “no salía los fines de semana para poder jugar el domingo, mi madre hacía el almuerzo el domingo y salíamos todos para la cancha”.
El club “te contiene y te educa, mis compañeros de aquellos años y yo nos encarrilamos todos bien, vengo de una familia humilde y al club le debo mucho, a veces uno se quiere desviar y está ahí el dirigente, el colaborador que te habla y te ayuda. La contención que te da la gente que trabaja en el club se valora mucho yo hoy por cuestiones laborales estoy medio alejado pero el otro día fui al club y estaba Fabio Ramos cortando el pasto”.
Hoy los clubes “son mucho más importantes porque los chicos están en la calle, y hay muchas cosas a su alcance, en el club aprendés el buenos días, buenas tardes, el esfuerzo, el sacrificio y al cultura del trabajo”.
EL FÚTBOL
A la hora de hablar de fútbol, recordó que jugó 2 décadas “siempre integrando buenos equipos con buenos compañeros que me permitían poder jugar, buenos jugadores y sobre todo buenas personas”.
Hoy a los 52 dice que “el futbol para mi ya pasó me dejó muchas amistades no sólo del FBCA sino de todos los clubes. Cuando me jubile seré colaborador del club para devolver todo lo que me dio, hoy trabajo para tener resuelta mi vida luego de los 60 años y voy a estar en el club, soy un agradecido en la vida”
Entre los defensores más duros que le tocó enfrentar enumeró a “Pachano González, Lalo Algañaraz, el Cacho y Bocha Ríos, Teno Taconau, el Quique González eran defensores fuertes difíciles”.
No es amigo de los micrófonos “no me gusta hablar por vergüenza” hasta el punto tal que el día que lo eligieron deportista del año en la Fiesta del diario La Opinión tuvieron que ir a buscarlo a su casa.
“Le digo a la gente que vaya al mundalito que es un evento muy importante y que el club trabaja todo el año para esto”.