El “Loco” Sierra, un personaje silencioso que le pone ritmo a parte de la historia del rock local

El “Loco” Sierra, un personaje silencioso que le pone ritmo a parte de la historia del rock local

Si alguien estaría autorizado a contar la “otra mirada” de una banda de rock and roll, ese sería sin lugar a dudas el baterista. El tipo sentado al fo

Si alguien estaría autorizado a contar la “otra mirada” de una banda de rock and roll, ese sería sin lugar a dudas el baterista. El tipo sentado al fondo del escenario, que mira a los suyos de espalda, y que tiene en su retina las instantáneas que nadie más puede recopilar de un espectáculo.
Desde ese lugar en el escenario, en la vida, viene haciendo su “archivo” Osvaldo “el loco” Sierra que estuvo presente en las escenas fundacionales de la historia del Aleman Grup, la mítica banda local que el año que viene cumplirá 40 años en los escenarios. Nada más ni nada menos.
Si bien se formó en el Polivamente de Arte, su historia se fue haciendo en el hacer, desde el gallinero de la casa de su abuela en calle Monferrand donde hacía ruido con unas latas de aceite hasta cada paso que dio junto a los Azpiroz, Arberbide y Ledesma, sus compañeros de ruta.
En una entrevista con FM Tiempo, dice que “no tiene problemas” con el apodo Loco aunque cree que los que lo bautizaron así “están más locos que yo”. Sobre la mirada detrás del escenario dice que “estar en el fondo te da otra mirada del espectáculo, algún día me gustaría verlo sentado en la primera fila”. Los bateristas, agrega, “somos como una tribu una cofradía, tenemos mucha camaradería que quizás en otros instrumentos no es tan así”.
Hoy tiene 61 años y una batería armada en su casa y otra en la sala de ensayo. Pero no siempre fue así. En sus inicios no había nada. “Cuando era pibe que iba al jardín vivía en la casa de mi abuela en calle Monferrand al 600 que tenía un gallinero, yo me iba con las latas de aceite y las tapas de los dulces de batata, y con eso armaba una batería; me acuerdo que tocaba ahí y gritaba `soy los Beatles` no tenía muy en claro que era eso porque no teníamos radio ni escuchábamos música, pero era algo que me atrapaba mucho”.
Entonces la familia se cambió de barrio y se mudó a la calle Teniente Uriburu. “Ahí conocí a Palito Pérez Zabala que tenía una batería, entré a la casa y me quería morir, tenía muy buena onda y me invitaba a la casa a tocar, hasta que me pude comprar la primera batería. Aprendí a tocar con Palito y luego tuvimos la suerte de tener el Polivalente gracias al Dr. Añino que nos iba a buscar casa por casa para que nos anotáramos. El Alemán decía ‘no sé qué son los pajaritos arriba del alambrado’ sobre las partituras. La cuestión es que pudimos entrar a estudiar y que pudimos volcar todo a los instrumentos gracias al Maestro Dario Gonzalez y otros, los pajaritos se transformaron en música”.
Pero para esa altura ya existía el Aleman Grup. “Ellos eran de la progre porque sabían y tocaban rock en momentos que no se sabía nada y abrieron un camino. Los conocía de la calle y un día en el bar Ben Ben en el boulevard Villegas hablamos con Jorge, y dijimos de armar algo para tocar. Fui a la casa de la calle Sarmiento 33 ahí fue la reunión original. El primer ensayo fue en la quinta de Ignacio Gortari cerca de la escuela 3, estaba Raúl Arbelbide y Carlos Turchi, los 2 hermanos Azpiroz y yo”.
40 años es mucho tiempo, pero es sólo la mitad del camino. “Co el Alemán siempre dijimos que vamos a tocar hasta los 80 años”. Muchos “te dicen mirá que rápido se pasó y yo le digo si pero mira todo lo que hicimos”.
Sentado desde la batería del grupo pionero de la historia roquera doméstica agradece a sus compañeros y familia “por aguantarme”.
“La música te permite conocer muchas cosas y el reconocimiento de nuestros vecinos. El otro día estuvimos en el HCD, la gente que va a vernos, a veces me da vergüenza ver a algunos que nos siguen de tantos años”.
Destacó la “buena relación con los integrantes de la banda a pesar de las 4 décadas de matrimonio “con la mirada ya nos conocemos. Y nos divertimos mucho en los ensayos, eso no es habitual porque hay grupos que con tantos años se terminan peleando a nosotros nos gusta reírnos de nosotros mismos”.
A pesar de ser de los integrantes de la vieja guardia del rock no le gusta hablar mal de la nueva música “no escucho mucho pero si conozco a Wos, me parece interesante. Escucho música con mis hijos también pero no conozco mucho. No me gusta denostar a los demás ni quedar como un viejo que no entiende lo nuevo porque cuando éramos jóvenes y escuchábamos a Deep Purple y Led Zepelín mi padre no los entendía tampoco”.
Desde atrás del escenario, “El Loco” marca el ritmo y nunca antes dio una entrevista en soledad sin la banda “y tengo las mismas ganas de cuando tenía 10 años” dice. “Estoy agradecido porque todos los días te cruzas con alguien que te pregunta por el grupo, la música todo, el apoyo de la gente que va a todos nuestros recitales es muy fuerte”.
Fotos gentileza Mayte Rico