Como piloto de carreras Fernando Ñoqui Laiglecia sabe cómo transitar las vueltas de la vida, y asume el paso por la misma como una competencia por
Como piloto de carreras Fernando Ñoqui Laiglecia sabe cómo transitar las vueltas de la vida, y asume el paso por la misma como una competencia por etapas en la que va superando distintos obstáculos. A los 46 años este apasionado por los fierros tiene más de una historia para contar y sin la bandera a cuadros a la vista repite que hay que agradecer las oportunidades.
“Dios”, “familia”, “oportunidades”, “gracias” son palabras que abundan en su vocabulario, mucho más que “chicana”, “última vuelta” o “velocidad” quizás propio del tiempo que le toca vivir, de esta nueva etapa en la carrera. “Hoy me notificó google que se cumplió un año que mi hijo despertó del coma” señala antes de empezar la entrevista en FM Tiempo y oesteba.com.ar mientras relojea su teléfono celular y ese agenda que nunca nadie pidió pero está ahí, la que te recuerda cuando pasan años de algún evento buenos o malos.
“Son cosas que te pasan en la vida y te dan aprendizajes, hoy lo veo distinto sin ansiedades” acota sobre aquel difícil momento que le tocó atravesar con su hijo recién nacido León que nació prematuro y le tocó atravesar batallas y pelear por su vida.
“Ñoqui” tiene 46 años. No viene de familia de pilotos pero su pasión por los fierros se despertó a muy temprana edad “a los 13 corría en karting, moto, todo” y de a poco se fue subiendo a los autos. Creció en un ambiente tuerca y se convirtió en empresario del sector con dos talleres mecánicos acá y en Buenos Aires de reparación de cajas automáticas. “Gracias a esto podemos darnos el lujo de correr el auto”.
Actualmente corre con Chevrolet en la categoría Supercar región pampeana, una categoría muy competitiva con autos que circulan arriba de los 200 kms por hora. “Agradecer a la familia, a los colaboradores y a los anunciantes porque sino es muy difícil competir tengo que estar agradecido al grupo humano que tenemos no es solo autos de carrera, tienes que dejar muchas cosas para correr, a veces faltas en alguna foto familiar”.
Hace unos años, concurrió al médico a hacer un chequeo de rutina y en un par de horas “mi vida había cambiado” terminó con un tratamiento oncológico que no esperaba y logró sortear “gracias a Dios”.
“Luego que lo superé la vida no la tenía ordenada y engordé llegué a pesar 140 kilos, un día fuimos a pescar en una lancha y pensé que tenia que cambiar la vida, me operé con una manga gástrica, la comida es una adicción muy perjudicial y compleja”.
“Hoy gracias a Dios tengo una familia que comemos muy sano, nos apoyamos unos a otros, vamos al gym, corremos, con 46 tengo ganas de seguir mejorando y estando bien porque estuve mal y no quiero volver”.
En poco tiempo pasó de pesar 140 a 70. Parece difícil imaginarlo en otro contexto. “Un día con 133 kilos fui a correr una carrera y se me rompió la ropa de punta a punta, no me querían dejar correr uno en ese momento le echa la culpa a los demás pero el que hacía las cosas mal era yo, fue una decisión oportuna que tomé, y todas las cosas se pueden corregir en la vida”.
Dijo que lidiar contra la comida y los cambios en el cuerpo “es una lucha día a día”, y entonces surgió otro deporte. “No lo había hecho nunca, siempre fui malo para los deportes y un día empecé a a correr me siento muy bien y lo voy a seguir haciendo”. Se convirtió en runner, todos los días corre 10K, dos días a la semana hace 30K en bicicleta y otros 2 días va al gimnasio con Ezequiel Corea. “Soy muy competitivo porque me gusta correr y ganar” lo dice con tono de lamento.
León es su hijo más chico. Nació de 5 meses y 3 semanas, el 18 de enero “gracias a Dios salió todo bien, pero luego le agarraron dos virus y estuvo en coma 24 días y justo ayer hizo un año que despertó. Es una posibilidad que nos dio Dios a León y a nosotros de tanto llanto es muy lindo verlo hoy, el apoyo de la gente, la familia que tenemos nos saca adelante”.
“Han pasado cosas en la vida, es la vida que tenés que aprender a chocar y hay cosas que no podes comprar con plata, se aprenden las cosas, sin ansiedad y ser agradecido las oportunidades que nos han dado. Sin la familia nada de lo que hago sería posible”.